¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Septiembre 2 de 2019
Llamado urgente de San Miguel al Pueblo de Dios.
Mensaje a Enoch.
Las tribulaciones os purificarán y fortalecerán
¿Quien como Dios ? ¡Nadie como Dios!
“Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz a los hombres de Buena Voluntad.
Simiente de mi Padre, se está acercando el día en que vuestra alma pasará por la eternidad, allí, se os mostrará el estado espiritual en que os encontráis y en el Amor y Servicio, seréis juzgados. Dependiendo de lo que habéis amado y servido, será también el lugar donde se os llevará en la eternidad. Se os hará un juicio como se le hace a toda alma cuando llega a la eternidad y según sean vuestras obras, será vuestra sentencia: Cielo, Purgatorio o Infierno.
Él Altísimo os mostrará el estado de vuestra alma y os daréis cuenta de cómo la habéis manchado y ensuciado con vuestro pecado. Sentiréis dolor por haber ofendido a Dios a través de vuestros hermanos; os veréis con toda vuestra miseria y sentiréis asco de vosotros mismos por todo el pecado y la maldad que habéis cometido en este mundo. Mi Padre os dará la Gracia del Arrepentimiento, si se lo pedís; no todos se arrepentirán, porque no todos están inscritos en el Libro de la Vida. A otros pecadores y almas tibias, se les dará la oportunidad de convertirse en el tiempo del Milagro. Pasado este tiempo, sólo quedará en la tierra los Hijos de Dios y los Hijos de la oscuridad.
No temáis Pueblo de Dios, pues en vuestro paso por la eternidad, seréis sellados con la Sangre del Cordero en vuestra frente y se os darán los carismas y dones que necesitáis para el gran combate espiritual. Caminaréis en este mundo por el desierto de la tribulación, pero la Gracia y el Espíritu de Dios, estará con vosotros. Las tribulaciones os purificarán y fortalecerán, si con fe y amor, ofrecéis a Dios los reveses de cada día. No tengáis miedo hermanos, el Aviso será un Pentecostés para el Pueblo de Dios; al regresar ya no sentiréis miedo ni temor y así, como los primeros discípulos de Jesús, anunciaréis también en este mundo que el Reino de Dios está cerca.
Seréis el Ejército Militante, que unido a los Ejércitos Celestiales, marcharemos victoriosos. Nuestra Señora y Reina María y Madre vuestra, nos acompañará y todos unidos al unísono diremos:
¿Quién como Dios? ¡Nadie como Dios!
Ese será nuestro grito de batalla que nos dará la victoria sobre las fuerzas del mal. Quiero Ejército Militante que hagáis una réplica de mi Estandarte que llevaréis en cada batalla espiritual, junto al Estandarte Mariano. Mi Estandarte debe llevar una imagen que me represente, pisando la cabeza del dragón sobre vuestro mundo y en vez de espada, una lanza, mi Armadura en color oro con fondo azul claro y blanco como el cielo; arriba en letras rojas, que representan la Sangre del Cordero, debe decir:
ESTANDARTE EJÉRCITO MILITANTE: MIGUEL ARCÁNGEL.
En la mitad del mundo en letras rojas: ¿QUIÉN COMO DIOS? ¡NADIE COMO DIOS! El Estandarte Mariano y mi Estandarte a menor escala, junto con el Rosario, debéis de llevarlo en vuestro cuello, debidamente bendecido o exorcizado. Esta Armadura será un Escudo Protector que os librará de los ataques y dardos incendiarios del maligno y sus huestes del mal.
Que la Paz del Altísimo permanezca en vosotros, Pueblo de Dios.
Vuestro Hermano y Servidor, Miguel Arcángel.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad, Simiente de mi Padre.”
Fuente: mensajesdelbuenpastorenoc








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."