¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
MENSAJE DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
30 DE SEPTIEMBRE DEL 2018
La Tierra se estremece con mayor fuerza
“Amados de la Trinidad Sacrosanta y de nuestra Reina y Madre:
COMO PRÍNCIPE DE LOS EJÉRCITOS CELESTIALES, VENGO ANTE CADA UNO DE USTEDES CON EL AMOR EN MI ESCUDO Y LA VERDAD EN MI ESPADA.
¿QUIÉN COMO DIOS?, ¿QUIÉN COMO DIOS?
De norte a sur, de este a oeste la Verdad de la Palabra Divina será escuchada sin detentes, por ello Yo soy enviado con anterioridad a llamarles a la toma de conciencia total como hijos todos de Dios.
Han recibido las arras y más para que acojan la Verdad Suprema. Todos sus nombres se encuentran escritos en el gran Libro de la Vida, pero no todos entrarán en el Reino de los Cielos.
Vengo con la Palabra del Cielo, por Voluntad Divina, para que no olviden que existen instrumentos de Dios, cada uno con su encomienda diferente, pero unidos en el mismo llamado. No recibe solo uno en nombre de todos, la Voluntad Trinitaria tiene sus instrumentos en toda la Tierra, no son iguales, como no son iguales los dedos de la mano, pero uno es el llamado a la conversión, al arrepentimiento, a reconocer el instante en que viven y la cercanía de la purificación de toda la Humanidad.
He de anunciarles que los elementos actúan con mayor tenacidad y de arriba llega calamidad para los habitantes de la Tierra.
Vengo con la espada en mi mano, para que cada uno de ustedes como hijos del Rey, comunique a sus hermanos que el tiempo de la gran calamidad ha llegado con su fuerza, que el demonio infernal ruge sobre la tierra, arrojando su furia sobre los hijos de Nuestra Reina y Madre para amedrentarlos.
COMO MENSAJERO DEL TRONO TRINITARIO, LES RUEGO LA ORACIÓN DEL SANTO ROSARIO CON MAYOR UNIDAD Y CONCIENCIA, EN ESTE MES DE OCTUBRE DEDICADO AL SANTO ROSARIO, al que satanás teme y ante el cual siente envenenarse. Por ello solicito que en cada familia oren el Santo Rosario a una misma hora todo el mes, para que continuamente el Santo Rosario sea orado con gran devoción y amor, cubriendo las 24 horas.
Por ello he de anunciarles un mayor incremento en la purificación de la Humanidad, ya que el demonio arderá de coraje en contra del Pueblo de Dios.
La entrega de nuestro adorado Rey en la Cruz fue para todos los tiempos y sobre todo para este instante de pruebas y confusión, en el que no por llevar con ustedes una Cruz como sacramental ya se encuentran exentos del pecado o de la tentación.
No es el sacramental lo que les va a dar la salvación del alma, la Vida Eterna, sino el grado de conciencia con el que actúen y obren en concordancia a la Voluntad Trinitaria lo que les llevará a reconocer que el Amor Divino debe ser todo en todos.
EN LA CRUZ NUESTRO REY VENCIÓ AL PECADO PARA REDIMIR A TODOS LOS HOMBRES, PERO CADA UNO DE USTEDES DEBE MERECER ESA REDENCIÓN, CADA UNO DE USTEDES DEBE UNIRSE A NUESTRO REY EN LA CRUZ DE LA QUE ES PARTICIPE CADA CREATURA HUMANA.
Miro a los hijos de Dios Padre esperar signos o señales para arrepentirse, en su lugar el demonio infernal en sus diferentes tentáculos actúa presuroso y por ello con gran facilidad les confunde y les lleva a caer en el pecado, en las grandes apostasías, delitos, herejías con las que gran parte de la humanidad le sigue, olvidando que el que espere a propósito el último instante para arrepentirse y enmendarse puede ser el que no obtenga el instante para lograr ese arrepentimiento.
Amados de Dios, quien les señale esperar los signos o señales ya sea en la bóveda del cielo, en la Tierra, en las aguas para arrepentirse, ese les está llevando frente al precipicio del infierno en el que pueden caer.
MIS LEGIONES CELESTIALES VAN PROCLAMANDO POR TODA LA TIERRA CONVERSIÓN, CONVERSIÓN, CONVERSIÓN.
NO ESPEREN PARA CONVERTIRSE, ¡CONVIÉRTANSE YA! PARA QUE LA CONCIENCIA LES SEA ILUMINADA POR EL ESPÍRITU DIVINO Y NO CONTINÚEN PECANDO MÁS, SINO VIVAN SIENDO CONSCIENTES DE LO ABOMINABLE DEL PECADO.
Amados, la constancia, el esfuerzo, la perseverancia, la oración y el cumplimiento de la Ley Divina les da la fortaleza para mantenerse en los instantes difíciles, la protección en sus hogares deben lograrla mediante la unidad a nuestro Rey y a nuestra Reina y Madre del Cielo. La conciencia al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo Rey del Universo les da la fe y fortaleza espiritual para que ustedes sean luz en donde se encuentren. La protección de cada uno es la relación espiritual que mantengan con la Trinidad Sacrosanta y con nuestra Reina y Madre, los sacramentales les protegen en la medida en que cada uno de ustedes se encuentre en estado de Gracia, en la lucha permanente en contra del mal.
Oh amados hijos de Mi Reina y Madre, no esperen milagros si no los merecen, no esperen protección para el cuerpo, sino protección para que no pierdan el alma. La Tierra se estremece con mayor fuerza, las aguas se agitan con mayor fuerza, los vientos rugen y toman velocidades descomunales, el fuego arrasa los pueblos, pero el alma de la creatura humana que se mantiene en fe, esa alma es inmovible.
La lucha se acrecienta contra las insidias del dragón infernal, los templos son derribados, arrebatados y profanados, los signos religiosos son eliminados de los lugares públicos y privados, la Cruz es repudiada por los seguidores del mal.
Amados, continúen amando con todas las potencias y sentidos al Rey de Reyes y Señor de Señores que les llama a honrar a Su Madre.
Amados, algunas creaturas humanas dicen no ver, no sentir a Dios, han olvidado que la fe se ejercita en la entrega de lo que aún no ven, pero saben que es verdad y que Su Voluntad se manifiesta sobre Su Pueblo para conducirles a la Salvación Eterna.
Son hijos del Rey, no serán abandonados jamás, “Nuestro auxilio viene del Señor que hizo el cielo y la tierra”. (Sal. 121,2)
NO TEMAN SI VIVEN EN UNIÓN A LA TRINIDAD SACROSANTA, SI AMAN A NUESTRA REINA, NO TEMAN. TEMAN OFENDER A DIOS, TEMAN ENTREGARSE AL DEMONIO, TEMAN A LA SOBERBIA, A LA TIRANÍA, TEMAN A LA DESOBEDIENCIA, A LA COMODIDAD, A LOS PLACERES, TEMAN A LA HIPOCRESÍA, TEMAN A NO SER DE DIOS NI PARA DIOS, TEMAN ENTREGARSE A LOS PLACERES MUNDANOS. TEMAN A TOMAR AL DEMONIO COMO DIOS Y SER ARROJADOS A LAS LLAMAS DEL INFIERNO.
Ámense con el AMOR DE DIOS, alégrense con el que se alegra y duélanse con el que se duele. Los desastres aumentan en los países, la tiranía en las naciones es más fuerte, la ira hace del hombre un esclavo del mal.
Amados, les invito a orar cuando finalice la Celebración Eucarística y luego del Santo Rosario, la oración dedicada a este servidor de la Trinidad Sacrosanta. (*)
Levanto mi espada como señal de mi fidelidad a Dios Uno y Trino, a mi Reina y Madre y a todas las almas de buena voluntad y cumplidoras de la Voluntad Trinitaria.
No teman, con mis legiones celestiales nos mantenemos sobre el Pueblo de Dios, los hijos de Nuestra Reina son amparados por el poder que he recibido de Dios.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
(*) Hace referencia a la oración a San Miguel que escribió el Papá León XIII después de haber tenido una visión, el día 13 de octubre de 1884, y le pidió al secretario de la Congregación de Ritos que la enviara a todos los obispos del mundo para que bajo mandato, fuera recitada después de cada misa. Aquí la oración como comentario.
Oración a San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y Tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."