¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Jesús dice: (Jesús Nuestro Maestro, Vol. 1) Mis hijos, la paz sea con ustedes, ahora y siempre.
Mirad, que yo estoy entre ustedes así como estuve entre los Apóstoles en Cenáculo, cuando entré por las puertas cerradas después de mi Resurrección.
Les doy paz y con ello amor, pero también quiero expresarles mis deseos y prometerles mis bendiciones.
Soy Jesús de la Merced, y quiero darles merced, sobre todo a aquellas almas que pasan a diario de ésta a la otra vida.
Hay miles de personas que encuentran la muerte en los momentos más inesperados y de las maneras más diversas.
La muerte es implacable en su acción destructiva y no le importa ni la edad ni la condición de quien tenga que golpear. Ella lanza su golpe mortal y da.
Ustedes generalmente representan y piensan sobre la muerte de esta manera: como un esqueleto que lleva con una hoz en sus manos.
Si esta fantasía les ayuda a temer la muerte, no quisiera presentársela a sus ojos como lo hice ante mis seguidores y muy queridos niños.
La muerte, para cualquier creyente, es como un sirviente del Señor que abre la puerta a la eternidad.
Desde el momento en que la puerta de la vida humana se sierra, se abre la de la vida eterna, donde ocurren cosas importantes.
El cuerpo se descompone, pero no se pierde irrevocablemente, porque el día de la resurrección se reconstituirá y reunirá con el alma para disfrutar eternamente de la recompensa o sufrir el castigo que merece.
Del juicio de Dios, infinitamente justo, dependerá la condena o la gloria, la cual sera incambiable.
Hacia este momento culminante tan decisivo deben ustedes encaminar sus vidas.
Deben conducirla de tal manera que, a cualquier hora que llegue la muerte, no los sorprenderá desprevenidos sino equipados de buenas obras, listas para presentarlas al Juez supremo.
Ahora, díganme, mis hijos, cuántas son las almas que se preocupan por lo que les espera, pero no quieren seriamente prepararse.
Por eso les reprendo a que se comporten de esta manera especifica. Les suplico por todos los que mueren, clamando por ayuda con oraciones y encendiendo velas.
Hay veces que es suficiente un rayo de luz para animar los corazones, esclarecer las mentes y hacer que las voluntades actúen.
Una de sus peticiones es suficiente para hacer que Yo aplique los méritos de mi Merced, con lo cual se puede convertir y salvar a los que mueren.
Mis hijos, si ustedes vieran a uno de sus seres queridos al borde de un precipicio, ¿qué no harían ustedes para impedir que caigan?
¡Cuántas almas de sus hermanos están colgando al borde de un abismo de cuyas profundidades será imposible volverse a levantar!
Yo recordaré el bien que ustedes hagan a quienes mueren, hasta aquellos que no conocen, para que puedan recuperar la gracia, ya que siempre es cierto que, quien salve un alma, está predestinado a salvar la suya.
Los bendigo a todos.”
 
 Jesús Nuestro Maestro (Ingles)
Mensajes inspirados por Jesus a Carmela Negri Carabelli. Permiso del CENACOLO DELLA DIVINA MISERICORDIA, Centro di spiritualità, Viale Lunigiana 30, 20125 Milano, Italia, que tiene todos los derechos.




 
 

 
“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”

 

"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)" 
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)." 
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
 
 
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."