¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Anno Domini 2015, enero 22 – Llamado de Jesús Sacramentado a Sus Pastores y a Su Rebaño
El cisma se siente llegar. La hecatombe espiritual se aproxima
“Paz a vosotros Pastores y Ovejas de mi Grey
Muchos de mis pastores se están perdiendo por el modernismo de este mundo y por la carne y esto lacera profundamente mi cuerpo místico representado en mi Iglesia. La corrupción, la desobediencia y los pecados de la carne de muchos de mis predilectos, son llagas abiertas en mi costado.
El cisma se siente llegar, en el interior de mi Iglesia hay confusión; mis purpurados están divididos y muchos ya no le obedecen a mi Vicario. MI Iglesia está a punto de pasar por una gran prueba que moverá sus cimientos, pero no podrá derrumbarla. La hecatombe espiritual se aproxima y hará perder la fe a muchos de mis hijos.
¡Oh, qué dolor siento en mi corazón, al ver que quedarán muy pocos de tantos de mis predilectos que ayer me juraron lealtad y fidelidad. La inmensa mayoría me dará la espalda y me traicionará como Judas, cuando llegue la crisis de mi Iglesia. Mi corazón nuevamente será traspasado por la lanza de la ingratitud; lágrimas de sangre brotan de mis ojos al ver la Silla de Pedro ocupada por mi adversario.
Cada día aumenta la desobediencia espiritual de muchos de mis predilectos alrededor del mundo; en Europa muchas de mis casas son hoy museos y otras tantas las están vendiendo o son utilizadas como criptas, con osarios para guardar cenizas o lugares para rendir culto a otros dioses. Cuando llegue la crisis de mi Iglesia, solo se mantendrá firme mi continente de la esperanza y será de esta tierra americana desde donde levantaré mi nueva Iglesia.
¡Oh, cuánto me duele ver que en muchas de mis casas mis pastores han delegado en mis hijos laicos, el ministerio de la eucaristía.
El sacerdote se sienta y son los laicos los que vienen repartiendo mi Cuerpo y mi Sangre a mis ovejas, profanando mi Divinidad.
¡Qué tristeza me produce ver todo esto, la forma como soy despreciado por mis predilectos y la forma como soy ultrajado por manos carentes de la unción sacerdotal! ¡Oh pastores de mi Iglesia, por qué me flageláis permitiendo este ultraje a mi Divinidad!. ¿No sabéis que esta abominación os puede llevar a la condenación a vosotros y a mis hijos laicos?
¡Millones de almas de sacerdotes y laicos se han perdido por ultrajar mi Cuerpo y mi Sangre!. Otras tantas yacen en las profundidades del purgatorio por recibirme indignamente o en la mano. Os digo, si no reparáis por este ultraje aquí en la tierra os vais a lamentar mañana cuando lleguéis a la eternidad.
Escuchad pueblo mío, rebaño mío: La unción sacerdotal es la gracia que mi Santo Espíritu le otorga a mis predilectos para que sean revestidos de mi Divinidad. Si supieran lo grande que es ser sacerdote; yo mismo necesito de la unción sacerdotal para hacerme vida en medio de vosotros.
Las manos ungidas de un sacerdote, son mis manos que dan de comer mi Cuerpo y dan de beber mi Sangre a mi rebaño.
Escuchadme: Yo no he instituido ministros extraordinarios de la eucaristía; esto no viene de parte mía.
Esto es obra de mi adversario a través de la masonería eclesiástica que quiere socavar los cimientos de mi Iglesia y así acabar con el ministerio sacerdotal.
Son muchas las gracias que se pierden cuando se recibe la comunión en la mano o se recibe de manos de un laico.
No es lo mismo que si la recibierais de parte del sacerdote. Mis hijos laicos de nuevo os digo, es a mis sacerdotes a quienes he delegado este ministerio; no sigáis vosotros ultrajando mi Divinidad para que no os hagáis reos de culpa; no me flageléis más tocándome y repartiéndome, porque vosotros no sois dignos de este ministerio.
Le pido a mi Vicario, a los Jerarcas de mi Iglesia y a mis Sacerdotes, que paren ya este vil ultraje. ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía!.
Ejerced vosotros el ministerio que os he conferido y no sigáis delegando este ministerio a mis hijos laicos, porque sois vosotros pastores de mi rebaño, los responsables directos de este atropello a mi Divinidad.
Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos porque el Reino de Dios está cerca.
Soy vuestro Pan de Vida, Jesús Sacramentado.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."