¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Agosto 30 de 2020 – Llamado urgente de María Santificadora al Pueblo de Dios. Mensaje a Enoch.
Cuidado mis niños con la vacuna biométrica llamada Luciferasa
“Mis Niños, la Paz de mi Señor esté con todos vosotros y mi Protección Maternal, os acompañe siempre.
Hijitos, cuidado con las vacunas porque millones vendrán con el Microchip, la marca de la bestia, que os lo introducirán al ser inyectada. Otras vacunas diezmarán la población mundial y otras tantas, modificarán el Genoma Humano. Cuidado mis niños con la vacuna biométrica llamada Luciferasa, porque esta vacuna será una de las tantas que traerá el Microchip, que se activará con la tecnología que llamáis 5G. No caigáis en el engaño de los servidores del mal, porque ellos lo que buscan es marcar la humanidad con la marca de la bestia y diezmar la población mundial; todo es una conspiración de parte de los emisarios del mal, que se están aprovechando de la pandemia existente, para marcar la humanidad, diezmarla y esclavizarla.
¡Pobres hijitos míos, cuánto vais a tener que sufrir en vuestro paso por el desierto! Toda esta tribulación que os está llegando, hace parte de vuestra purificación. Nuevamente os digo mis pequeños, consagraos a Nuestros Dos Corazones a mañana y noche, haciendo extensiva la consagración a vuestros hijos y familiares, para que todos sean librados y protegidos de la marca de la bestia y de todos los engaños y conspiraciones de los emisarios del mal. Tened muy presente esta instrucción mis niños, porque será la protección que os librará del poder del maligno.
Hijitos, acordaos que el cielo no os abandonará, por eso, no temáis; Yo, vuestra Madre, cuidaré de vosotros mis pequeños; la protección de mi Santo Rosario os blindará para que ninguna fuerza del mal pueda haceros daño. Ninguno de los devotos de mi Rosario se perderá ni sus familias, os lo prometo. Acordaos: lo que parece imposible para los hombres, es posible para Dios; yo, vuestra Madre, no dejaré perder ninguna oveja del rebaño de mi Hijo. Por eso hijitos, aferraos a mi Santo Rosario, porque junto a la consagración de Nuestros Dos Corazones y a la Armadura Espiritual, son la mayor protección que el Cielo os brinda para este final de tiempo.
Pequeñitos, nuevamente os recuerdo la cercanía ya del día del Aviso, preocupaos por estar en gracia de Dios para que ese día podáis llegar a la eternidad llenos de gozo y de júbilo y seáis irreprochables ante el Tribunal Supremo. Preparaos pues para la llegada de este glorioso día, donde los limpios de corazón verán el Esplendor de la Gloria de Dios. Mis niños, las Trompetas Celestiales están sonando en todos los rincones de la tierra, llaman a la conversión e invitan a la humanidad a que esté preparada para la llegada del Aviso. No tengáis miedo, porque la Misericordia de Dios está próxima a derramarse sobre toda la humanidad, buscando la salvación del mayor número de almas. Sois humanidad de estos últimos tiempos la más pecadora que ha existido sobre la faz de la tierra, pero también sois la más privilegiada, porque un resto de vosotros después de la purificación, será llamado Pueblo Elegido de Dios, que habitará con El, los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra.
Aprovechad pues mis pequeños, el poco tiempo en que las Casas de mi Padre estarán abiertas para que vayáis en busca de uno de mis Predilectos y hagáis una buena confesión de vida, que os libre en vuestro paso por la eternidad del fuego del infierno. Os exhorto mis niños, para que estéis listos y preparados para la llegada de ese gran día, que ya está tocando a la puerta de vuestra alma. Propagad el rezo de mi Santo Rosario y mis siete Avemarías y permaneced orantes y vigilantes con vuestras lámparas aceitadas con la oración, porque vuestro Amo ya se acerca.
Quedad mis hijitos en la Paz de mi Señor.
Os ama vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer mi advocación y estos mensajes de salvación mis pequeños, al mundo entero.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."