¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(CEV) “Los Quadernos 1943”, p. 244
Jesus dice: “Te dije un día’ que el eterno envidioso trata de copiar a Dios en todas las manifestaciones de Dios. Dios tiene sus arcángeles fieles. Satanás tiene los suyos. Miguel: testigo de Dios, tiene un rival infernal; y también lo tiene Gabriel: fuerza de Dios.
La primera bestia, que sale del mar, que con voz de blasfemia hace proclamar a los engañados: “¿Quién hay semejante a la bestia?”, corresponde a Miguel.
Vencida y herida por éste en la batalla entre las tropas de Dios y las de Lucifer, al principio del tiempo, curada por Satanás, odia a muerte a Miguel, y ama, si de amor puede hablarse entre los demonios -es mejor decir: sumisión absoluta- a Satanás.
Ministro fiel de su rey maldito, usa la inteligencia para dañar a la estirpe del hombre, criatura de Dios, y para servir a su amo.
Usa fuerza sin Fin y sin medida para persuadir al hombre a borrar, por sí mismo, mi signo que horroriza a los espíritus de las tinieblas.
Quitado aquél, con el pecado que quita la gracia, crisma luminoso sobre vuestro ser, la Bestia puede acercarse e inducir al hombre a adorarle como si fuera un Dios y a servirle en el delito.
Si el hombre pensase a qué sujeción se dona desposándose con la culpa, no pecaría.
Pero el hombre no piensa. Mira el momento y la alegría del momento, y peor aún que Esaú cambia la divina progenitura por un plato de lentejas.
Pero Satanás no utiliza sólo a este violento seductor del hombre.
Por cuanto el hombre reflexione poco, en general, todavía hay demasiados hombres que, no por amor, sino por temor del castigo, no quieren pecar gravemente-Por eso he aquí el otro ministro satánico, la segunda bestia. Bajo aspecto de cordero tiene espíritu de dragón. Es la segunda manifestación de Satanás y corresponde a Gabriel, porque anuncia a la Bestia y es su fuerza más fuerte: la que demole sin consultar y persuade con dulzura fingida de que es justo seguir las huellas de la Bestia.
Es inútil hablar de potencia política y de tierra. No. Si acaso podéis referir a la primera el nombre de Potencia humana y a la segunda el de Ciencia humana.
Y si la Potencia por sí misma produce rebeldes, la Ciencia, cuando es únicamente humana, corrompe sin producir rebelión y arrastra a la perdición a un número infinito de adeptos.
¡Cuántos se pierden por la soberbia de la mente que les hace despreciar la Fe y matar el alma con el orgullo que separa de Dios!
Que si bien Yo segaré en el último día la mies de la tierra, ya hay un segador entre vosotros. Y es este espíritu de Mal quien os siega y no hace de vosotros espigas de grano eterno, sino paja para la morada de Satanás.
Una, sólo una ciencia es necesaria.
Lo repetiré mil veces: conocer a Dios y servirle, conocerle en las cosas, verle en los acontecimientos y saber distinguirle a Él de su antagonista para no caer en perdición.
En cambio os preocupáis de aumentar el saber humano en detrimento del saber sobrehumano.
Yo no condeno la Ciencia. Al contrario me gusta que el hombre profundice con el saber los conocimientos que ha ido acumulando, para poder comprender cada vez más y admirarme en mis obras.
Os he dado la inteligencia para esto. Pero debéis usarla para ver a Dios en la ley del astro, en la formación de la flor, en la concepción del ser, y no usar la inteligencia para violar la vida o negar al Creador.
Racionalismo, Humanismo, Filosofismo, Teosofismo, Naturismo, Clasicismo, Darvinismo, tenéis escuelas y doctrinas de todos los géneros y os preocupáis de todas, por cuanto la Verdad esté muy pervertida o abolida en ellas.
Sólo no queréis seguir y profundizar la escuela del Cristianismo. Resistencia natural, por lo demás.
Profundizando en la cultura religiosa estaríais obligados o a seguir la Ley -y no lo queréis hacer- o a confesar abiertamente que queréis pisotear la Ley.
Y tampoco queréis hacer esto. Por ello no queréis haceros doctos en la Ciencia sobrenatural.
Pero ¡pobres necios! Y ¿qué haréis con vuestras escuelitas y de vuestras palabritas cuando tengáis que hacer mi examen? Habéis apagado en vosotros la luz infinita de la Ciencia verdadera y habéis creído iluminar vuestras almas con substitutivos de luz, así como pobres locos que pretendieran apagar el sol haciendo con muchos farolillos un nuevo sol.
Pero aunque las nieblas escondan el sol, el sol está siempre en mi firmamento.
Pero aunque con vuestras doctrinas creéis nieblas que ocultan el Saber y la Verdad, la Verdad y el Saber existen siempre porque vienen de Mí que soy eterno.
Buscad la verdadera Sabiduría y comprenderéis cómo debe comprenderse la Ciencia.
Liberad vuestras almas de todas las superestructuras artificiales y alzad en ellas la verdadera Fe.
Como agujas de una catedral espiritual florecerán sobre ellas Ciencia, Sabiduría, Inteligencia y Fortaleza y Humildad y Continencia, porque el verdadero sabio sabe no sólo lo cognoscible humano, sino que sabe la cosa más difícil: dominarse a sí mismo en las pasiones de la carne y hacer de su parte inferior el pedestal para alzar su alma y lanzar el espíritu hacia los Cielos, al encuentro conmigo que vengo y estoy en cada cosa y que deseo ser el verdadero y santo Maestro de mis hermanos».
Maria Valtorta:
Los cuadernos. 1943; 1944; 1945



Los Cuadernos recogen escritos sobre temas ascéticos, bíblicos, doctrinales, de crónica autobiográfica, además de descripciones de escenas evangélicas y de martirios de primeros cristianos.








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."