¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
2 de febrero de 1979 Presentación del Niño Jesús en el Templo
Apocalipsis – Segundo signo: la indisciplina
«Contemplad a vuestra Madre del Cielo mientras se presenta en el Templo para ofrecer a su pequeño Niño. Es el Verbo del Padre hecho hombre; es el Hijo de Dios por el cual ha sido creado el Universo; es el Mesías esperado al que se ordenan Profecía y Ley. Y sin embargo El, desde el momento de su humana concepción, se hace en todo obediente al querer del Padre: “‘Heme aquí, que vengo, oh Dios, a cumplir tu Voluntad”. Y ya desde su nacimiento se somete a todas las prescripciones de la Ley: a los ocho días la circuncisión, y hoy, después de los cuarenta días, su presentación en el Templo. Como cualquier otro primogénito, también el mío pertenece a Dios y es rescatado con el sacrificio prescrito. Del Sacerdote retoma a mis brazos para que pueda ofrecerle nuevamente a través de la herida de mi Corazón Inmaculado, ya traspasado por la espada; y así juntos decimos nuestro sí al querer del Padre.
Hijos predilectos, cuando os llamo a haceros los más pequeños, entre mis brazos, es para volveros semejantes a mi Niño Jesús en la dócil y perfecta obediencia al querer divino.
Hoy mi Corazón está nuevamente herido al ver cuántos son los que, entre mis hijos predilectos, viven sin docilidad a la Voluntad de Dios, porque no observan y a veces desprecian abiertamente las leyes propias del estado sacerdotal. De este modo la indisciplina se difunde en la Iglesia y cosecha víctimas incluso entre sus mismos Pastores.
Éste es el segundo signo que os indica cómo para la Iglesia ha llegado el tiempo conclusivo de su purificación: la indisciplina difundida a todos los niveles, especialmente entre el clero.
Es indisciplina la falta de docilidad interior a la Voluntad de Dios, que se manifiesta en la transgresión de las obligaciones propias de vuestro estado: la obligación de la oración, del buen ejemplo, de una vida santa y apostólica.
¡Cuántos Sacerdotes hay que se dejan absorber por una actividad desordenada y que ya no oran! Descuidan habitualmente la Liturgia de las Horas, la meditación, el rezo del Santo Rosario. Limitan su oración a una apresurada celebración de la Santa Misa.
Así estos pobres hijos míos acaban por vaciarse interiormente y no tienen ya luz y fuerza para resistir a las muchas insidias en medio de las cuales viven. Acaban, por esto, contaminados por el espíritu del mundo y aceptan su modo de vivir, comparten sus valores, participan en sus manifestaciones profanas, se dejan condicionar por sus medios de propaganda y a la postre se revisten de su misma mentalidad. Terminan después viviendo como ministros del mundo, según su espíritu, que justifican y difunden, provocando escándalo en medio de numerosos fieles.
De aquí nace la creciente rebelión a las normas canónicas, que regulan la vida de los Sacerdotes y la reiterada contestación a la obligación del sagrado celibato, querido por Jesús por medio de su Iglesia, y que en estos días el Papa lo ha reafirmado nuevamente con firmeza.
Es indisciplina la facilidad con que se pasan por alto las normas establecidas por la Iglesia para regular la vida litúrgica y eclesiástica. Hoy cada uno tiende a regularse según el propio gusto y arbitrio y con qué escandalosa facilidad se violan las normas de la Iglesia, una y otra vez reafirmadas por el Santo Padre, como la obligación que tienen los Sacerdotes de llevar el hábito eclesiástico.
Desdichadamente, a veces, los primeros que siguen desobedeciendo esta prescripción son los mismos Pastores, y es debido a su mal ejemplo por lo que la indisciplina se propaga luego en todos los sectores de la Iglesia.
Este desorden, que se difunde en la Iglesia, os indica con claridad que ha llegado para ella el momento conclusivo de su purificación.
¿Qué debéis hacer vosotros, hijos predilectos de la Madre Celeste, apóstoles de luz de mi Corazón Inmaculado?
Dejaos llevar en mis brazos como mis niños más pequeños y Yo os haré perfectamente dóciles al querer del Padre. Daréis así a todos el buen ejemplo de una perfecta obediencia a las leyes de la Iglesia y la Madre Celeste podrá servirse de vosotros para restablecer el orden en su Casa para que, después de la tribulación, resplandezca en la Iglesia el triunfo de su Corazón Inmaculado.»
A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen

El 8 de mayo de 1972, Don Esteban Gobbi participa en una peregrinación a Fátima y, en la Capilla de las Apariciones, ruega por algunos Sacerdotes que además de traicionar personalmente su vocación, intentan reunirse en asociaciones rebeldes a la autoridad de la Iglesia. Una fuerza interior le empuja a tener confianza en el amor de María. La Virgen, sirviéndose de El como humilde y pobre instrumento, reunirá a todos los Sacerdotes que acepten su invitación a consagrarse a su Corazón Inmaculado, para unirse fuertemente al Papa y a la Iglesia a Él unida para llevar a los fieles al refugio seguro de su Corazón maternal. Se formaría así un potente ejército, difundido en todas partes del mundo y reclutado, no con medios humanos de propaganda, sino con la fuerza sobrenatural que brota del silencio, de la oración, del sufrimiento, de la fidelidad constante a los propios deberes. Don Esteban pidió interiormente a la Virgen una pequeña señal de confirmación que Ella, antes de terminarse el mismo mes, le dio puntualmente en Nazaret, en el Santuario de la Anunciación. El origen del Movimiento Sacerdotal Mariano se remonta a esta sencilla inspiración interior que sintió don Esteban mientras oraba en Fátima. Pero, ¿ Que debería hacerse entonces en concreto? En octubre del mismo año se intentó un tímido comienzo con un encuentro de oración y de amistad entre tres Sacerdotes en la parroquia de Gera Lario (Como) y se dio noticia de este Movimiento en algún periódico y en alguna revista católica. En marzo de 1973 los Sacerdotes inscritos eran unos cuarenta. En septiembre del mismo año, en San Vittorino cerca de Roma, se tuvo el primer encuentro nacional con la participación de veinticinco Sacerdotes de los ochenta que ya se habían inscrito. En 1974 se iniciaron los primeros cenáculos de oración y de fraternidad entre Sacerdotes y fieles; y poco a poco se extendieron en Europa y en las demás partes del mundo. Hasta finales de 1996, don Esteban Gobbi ha visitado repetidas veces, los cinco continentes para presidir los Cenáculos Regionales. Ha realizado unos 900 viajes en avión y un gran número en coche y tren y ha celebrado 2.400 Cenáculos, a saber 1090 en Europa, 917 en América, 105 en Africa, 146 en Asia y 142 en Oceanía. El Libro no está a la venta en librerías; se puede encontrar solicitándolo a los líderes regionales del Movimiento Sacerdotal Mariano: Movimento Sacerdotale Mariano, via Terruggia, 14 – 20162 Milano – Italia








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."