¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Lectura: 12 min.)
- ¿Cómo sabes si vas en la dirección correcta en la vida?
- ¿Cómo distingues entre tus ideas y la voluntad de Dios?
- ¿Cómo reconoces cuándo una decisión proviene de Dios o del enemigo?
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§1. Primera Señal: Paz profunda que no depende de las circunstancias
§2. Segunda Señal: Alegría espiritual que coexiste con el sufrimiento
2.1 Lo contrario también es cierto
§3. Tercera Señal: Sincronicidades providenciales que abren puertas
§4. Cuarta Señal: Múltiples confirmaciones de fuentes independientes
4.1 Lo contrario también es cierto
§5. Quinta Señal: Crecimiento de virtudes específicas
§6. Sexta Señal: Aumento de las pruebas con la gracia para soportarlas
6.1 Lo contrario también es cierto
§7. Séptima Señal: Fruto apostólico visible
§8. Aplicar los beneficios
8.1 Escala de discernimiento
§9. Exhortación final
9.1 Oración a Santa Faustina
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Introducción
Santa Faustina Kowalska descubrió algo que muy pocos saben: tu Ángel de la Guarda deja señales específicas, codificadas y reconocibles cuando estás siguiendo el camino que Dios ha preparado para ti. No son señales vagas, ni coincidencias que se pueden interpretar de mil maneras, sino siete señales precisas que el mismo Jesús le reveló diciendo:
«Estas son las señales que tu Ángel de la Guarda deja cuando caminas según Mi Voluntad. Aprende a reconocerlas y, cuando las veas todas las siete simultáneamente, sabrás con absoluta certeza que estás donde debes estar».
Y lo que Faustina descubrió transformó por completo su forma de tomar decisiones, de discernir vocaciones, de reconocer cuándo Dios la estaba guiando hacia algo nuevo. Y testificó que desde que aprendió a reconocer estas siete señales, nunca más se equivocó de camino, porque tenía un código espiritual que hacía que el discernimiento fuera casi matemático.
- ¿Cuáles son estas siete señales?
- ¿Cómo reconocerlas en tu vida cotidiana?
- ¿Cómo distinguirlas de las falsas señales que el enemigo intenta imitar?
- ¿Cómo utilizar este conocimiento para tomar decisiones que cambiarán tu destino eterno?
Y, después de descubrir esto, nunca más caminarás en la oscuridad preguntándote: «¿Estoy haciendo lo correcto? Prepárate».
Para entender lo que descubrió Faustina, primero debemos conocer el contexto: era 1934, Faustina estaba pasando por un período de gran incertidumbre. Jesús le había dado la tremenda misión de difundir el mensaje de la Divina Misericordia. Pero la superiora del convento no le creía. Los sacerdotes eran escépticos y ella misma dudaba:
«¿Es realmente Dios quien me guía o es toda una ilusión?».

Y en ese momento de profunda duda, Jesús se le apareció y le dijo:
«Hija Mía, te enseñaré a reconocer cuándo estás caminando en Mi Voluntad. Te daré siete señales que tu Ángel de la Guarda deja cuando estás en el camino correcto. Y cuando veas estas siete señales presentes simultáneamente, podrás estar 100 % segura de que estás haciendo lo que Yo quiero de ti».
Y lo que Jesús le reveló se articulaba en siete señales específicas, siete indicadores espirituales que funcionan como un GPS divino.
§1
1. Primera Señal: Paz profunda que no depende de las circunstancias
La primera señal que tu Ángel de la Guarda deja cuando estás en el camino correcto es una paz profunda en el corazón, no una felicidad superficial, no la ausencia de dificultades, sino una paz que persiste incluso cuando las circunstancias son difíciles.
Jesús le dijo a Faustina:
«Cuando caminas en Mi Voluntad, tu Ángel de la Guarda infunde en tu corazón una paz sobrenatural. Es una paz que el mundo no puede dar ni quitar».
Puedes estar en medio de una tormenta exterior, puedes tener problemas enormes, puedes ser incomprendido por todos, pero en tu interior, en lo más profundo, hay paz. Y esa paz es la firma de tu ángel que te dice: «Lo estás haciendo bien».
Y Faustina experimentó esto personalmente cuando seguía la voluntad de Dios incluso en las situaciones más difíciles, cuando era calumniada, cuando estaba enferma, cuando sufría incomprensiones, tenía paz, dormía bien, no estaba ansiosa, no estaba atormentada por dudas obsesivas.
Pero cuando por error tomaba un camino que no era la voluntad de Dios, aunque ese camino pareciera bueno, aunque todos lo aprobaran, perdía la paz, sentía inquietud interior, dormía mal, tenía pensamientos atormentados y comprendía:
«Esta es una señal de mi Ángel que me dice: Detente, este no es el camino».
Y Jesús le explicó la diferencia crucial. La paz del mundo depende de circunstancias externas. Si todo va bien, tienes paz. Si algo va mal, pierdes la paz. Pero la paz que viene de mí a través de tu Ángel no depende de las circunstancias, es inquebrantable. Y cuando la sientes, aunque todo a tu alrededor se derrumbe, sabes que estás donde debes estar. San Pablo habla de esta paz en Filipenses 4, 7:
«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús».
Esta es la paz que infunde el Ángel de la Guarda. Paz que sobrepasa todo entendimiento porque no tiene sentido lógico, pero es real y es una señal inconfundible.
Padre Pío decía:
«Cuando tengo que tomar una decisión importante, no miro si es fácil o difícil, miro si tengo paz al tomarla. Si tengo una paz profunda, aunque todos estén en contra, sigo adelante. Si pierdo la paz, aunque todos estén a favor, me detengo».
§2
2. Segunda Señal: Alegría espiritual que coexiste con el sufrimiento
La segunda señal que deja tu Ángel de la Guarda es una alegría espiritual especial, no una alegría carnal que proviene de los placeres, sino una alegría profunda que puede coexistir con el sufrimiento físico o emocional.
Jesús le dijo a Faustina:
«Cuando estás haciendo Mi Voluntad, aunque sufras, aunque llores, aunque lleves una cruz pesada, tu Ángel de la Guarda pone alegría en lo más profundo de tu alma».
Es una alegría paradójica. Puedes sufrir en la superficie, pero alegrarte en lo profundo. Y cuando experimentas esta paradoja, sabes que estás en el camino correcto. Y Faustina lo vivió intensamente cuando hacía la voluntad de Dios, incluso en los momentos de mayor sufrimiento físico por la enfermedad, incluso en los momentos de mayor dolor emocional por los malentendidos, sentía alegría.
La hermana Faustina escribía en su diario:
«Sufro mucho, pero soy feliz. No entiendo cómo es posible, pero así es. Hay una alegría que viene de dentro, más fuerte que el dolor que viene de fuera».
Y Jesús le explicó por qué esta alegría viene de saber, aunque no conscientemente, que estás cumpliendo tu destino eterno, que estás haciendo aquello para lo que fuiste creado, y esto te da una profunda satisfacción que ningún sufrimiento temporal puede borrar.
2.1 Lo contrario también es cierto
Cuando estás fuera de la Voluntad de Dios, aunque tengas éxito mundano, aunque todos te aplaudan, aunque tengas placeres, hay un vacío dentro, hay una insatisfacción que nada puede llenar. Y ese vacío es una señal de tu Ángel que te dice:
«Estás desperdiciando tu vida, no estás donde deberías estar».
Santa Teresa de Ávila escribía:
«El Señor puede dar en un momento de sufrimiento aceptado por amor suyo más alegría verdadera que la que el mundo puede dar en toda una vida de placeres».
§3
3. Tercera Señal: Sincronicidades providenciales que abren puertas
La tercera señal que deja tu Ángel de la Guarda son sincronicidades providenciales, coincidencias demasiado perfectas para ser casuales: puertas que se abren exactamente cuando las necesitas, personas que aparecen en el momento adecuado con exactamente lo que necesitas.
Jesús le dijo a Faustina:
«Cuando caminas en Mi Voluntad, tu Ángel de la Guarda orquesta acontecimientos y encuentros, no de forma mágica, sino guiando sutilmente las circunstancias, inspirando a las personas, abriendo y cerrando puertas. Y el resultado es que todo fluye, las cosas correctas suceden en el momento adecuado».
Y Faustina vio esto continuamente en su misión, cada vez que necesitaba algo para llevar adelante el mensaje de la Divina Misericordia, un confesor que la entendiera, un pintor para la imagen, fondos para la impresión, aparecía exactamente en el momento adecuado a través de coincidencias providenciales, pero cuando por error tomaba el camino equivocado, todo se bloqueaba: puertas que parecían obvias se cerraban inexplicablemente. Las personas que parecían disponibles desaparecían. Los obstáculos aparecían por todas partes y ella entendía:
«Mi Ángel me está deteniendo porque este no es el camino».
Y Jesús le dijo:
«Aprende a leer estas sincronicidades: cuando todo fluye a pesar de las dificultades, cuando las puertas se abren milagrosamente, cuando la ayuda llega de donde menos te lo esperas, tu ángel te está confirmando que sigas adelante».
Pero cuando todo se bloquea sistemáticamente, cuando las puertas se cierran repetidamente, cuando aparecen obstáculos insuperables, tu ángel te está diciendo: «Detente, reconsidéralo».
Jesús advirtió a Faustina:
«Pero cuidado, no confundas la “facilidad” con la voluntad de Dios. A veces, mi voluntad requiere un esfuerzo tremendo, pero incluso en ese esfuerzo hay sincronicidades providenciales que proporcionan la ayuda necesaria en el momento necesario. Y esa es la señal».
San Juan Bosco decía:
«Cuando Dios quiere algo, abre mil puertas. Cuando no quiere, cierra todas las puertas y también las ventanas».
§4
4. Cuarta Señal: Múltiples confirmaciones de fuentes independientes
La cuarta señal que deja tu Ángel de la Guarda son las confirmaciones que llegan de múltiples fuentes independientes. No una sola confirmación que podría ser una interpretación, sino confirmaciones repetidas que llegan de diferentes direcciones sin que las busques.
Jesús le dijo a Faustina:
«Cuando estás haciendo Mi Voluntad, tu Ángel de la Guarda inspira a diferentes personas en diferentes momentos para que te digan lo mismo: un sacerdote en la confesión, un amigo por casualidad, un libro que lees, una frase que escuchas, todos dicen el mismo mensaje y cuando ves este patrón sabes que es una confirmación divina».
Y Faustina lo experimentó constantemente. Cuando Jesús le preguntaba algo, recibía confirmaciones de tres o cuatro fuentes diferentes en poco tiempo: el confesor le decía algo, luego una monja, sin saber nada, le decía lo mismo. Luego leía en el libro de un santo exactamente la misma indicación.
Jesús le explicó:
«Utilizo muchos canales para confirmar Mi Voluntad, porque sé que ustedes, los humanos, dudan. Una sola voz podría ser una ilusión, pero cuando tres, cuatro, cinco voces independientes dicen lo mismo, la probabilidad de que sea una ilusión se vuelve prácticamente nula».
Jesús también advirtió:
«Ten cuidado de no buscar confirmaciones obsesivamente. Las verdaderas confirmaciones llegan espontáneamente. No las fuerzas, no las buscas desesperadamente, simplemente suceden. Y cuando suceden, reconocen el patrón y confían».
4.1 Lo contrario también es cierto
Cuando están fuera de la voluntad de Dios, las voces que reciben son contradictorias. Una dice una cosa, otra dice lo contrario. No hay coherencia. Y esta confusión es una señal de que su Ángel les está diciendo: deténganse, esperen, no está claro porque no es el camino correcto.
Santa Teresa de Ávila escribía:
«Dios siempre confirma Su Voluntad a través de múltiples canales. El demonio puede imitar una voz, pero no puede orquestar múltiples confirmaciones independientes».
§5
5. Quinta Señal: Crecimiento de virtudes específicas
La quinta señal que deja tu Ángel de la Guarda es el crecimiento de las virtudes. Cuando caminas en la Voluntad de Dios, te conviertes en una mejor persona, no perfecta, pero mejor. Creces en paciencia, en caridad, en humildad, en pureza.
Jesús le dijo a Faustina:
«Cuando haces Mi Voluntad, tu Ángel de la Guarda trabaja en tu alma cultivando virtudes. Es como un jardinero que riega las plantas y las virtudes crecen naturalmente sin esfuerzo excesivo. No eres tú quien se esfuerza desesperadamente. Es la gracia que fluye a través de las acciones correctas y produce el fruto de la santificación».
Y Faustina lo notó. Cuando hacía la Voluntad de Dios, las virtudes que antes le resultaban difíciles se volvían más fáciles. La paciencia que antes le faltaba crecía. La humildad que antes era una lucha se volvía natural; la caridad hacia las personas difíciles se volvía posible. Pero cuando por error tomaba el camino equivocado, aunque pareciera un buen camino, veía un declive de las virtudes, se volvía más impaciente, más orgullosa, más irritable, más crítica y comprendía que ese camino no era de Dios porque no producía frutos de santidad.
Y Jesús le dijo:
«Esta es una prueba infalible. Mira el fruto en tu vida. Si después de meses o años de seguir un camino te has vuelto más santo, más paciente, más caritativo, más humilde, ese camino es Mío. Si te has vuelto más orgulloso, más duro, más crítico, más impaciente, aunque hayas tenido éxito mundano, ese camino no es Mío».
Esta es la aplicación directa de las palabras de Jesús. En Mateo 7,1,20:
«Por sus frutos los reconoceréis. Todo árbol bueno da frutos buenos, y todo árbol malo da frutos malos. Por sus frutos, pues, los reconoceréis».
San Francisco de Sales decía:
«La verdadera devoción, la que viene de Dios, nos hace mejores en todos nuestros deberes. Nos hace más pacientes, más dulces, más caritativos. Si una práctica religiosa nos hace más irritables, más duros, más críticos, esa práctica no viene de Dios».
§6
6. Sexta Señal: Aumento de las pruebas con la gracia para soportarlas
La sexta señal que deja tu Ángel de la Guarda es paradójica. Cuando estás haciendo la Voluntad de Dios, las pruebas aumentan, pero recibes la gracia para soportarlas. No es que la vida se vuelva fácil, sino que tú te vuelves más fuerte.
Jesús le dijo a Faustina:
«Cuando te llamo a una misión importante, tu Ángel de la Guarda sabe que el enemigo atacará. Por lo tanto, prepara tu alma fortaleciéndola con la oración y el resultado es que las pruebas aumentan, pero tú no te derrumbas, sino que creces a través de ellas y esto es señal de que estás en el camino correcto».
Y Faustina lo vivió dramáticamente: cuanto más avanzaba en la misión de la Divina Misericordia, más aumentaban las pruebas. Enfermedades terribles, calumnias de sus hermanas, dudas de sus superiores, ataques demoníacos; pero recibía la gracia para soportarlo todo y no solo soportarlo, sino transformar el sufrimiento en ofrenda de amor.
Y Jesús le explicó:
«Si las pruebas aumentan, pero tienes paz, alegría y fuerza para afrontarlas, es señal de que tu Ángel te está sosteniendo porque sabes dónde debes estar. Pero si las pruebas te aplastan, te desesperan, te hacen derrumbarte por completo, tal vez ese no sea Mi camino o tal vez no sea el momento adecuado».
Atención: esto no significa que quien se derrumba no esté haciendo la Voluntad de Dios. Todos tenemos momentos de debilidad, pero lo que cuenta es el patrón general. Si generalmente logras afrontar las pruebas con una gracia sobrenatural que no sería posible de forma natural, es una señal angelical.
6.1 Lo contrario también es cierto
Si el camino es demasiado fácil, sin resistencia, sin cruz, puede que no sea la voluntad de Dios. Porque Jesús dijo:
«El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga».
Santa Teresa de Ávila decía:
«Dios nunca guía a las almas por el camino fácil, sino que siempre da la gracia proporcional a la prueba».
§7
7. Séptima Señal: Fruto apostólico visible
La séptima señal que deja tu Ángel de la Guarda es el fruto apostólico. Cuando estás haciendo la voluntad de Dios, tu vida produce frutos que perduran no solo para ti, sino también para los demás. Almas que se convierten, personas que cambian, el bien que se multiplica.
Jesús le dijo a Faustina:
«Cuando haces Mi Voluntad, tu Ángel de la Guarda multiplica tu trabajo. Es como los panes y los peces. Tú das poco, pero produce mucho y ves frutos concretos. Ves personas que cambian gracias a tu ejemplo. Ves almas que se acercan a Mí gracias a tus palabras. Ves el bien que se expande más allá de ti. Y esto es la confirmación de que eres Mi instrumento».
Y Faustina lo vio. A pesar de ser una religiosa sencilla, desconocida, enferma, el mensaje de la Divina Misericordia que difundía producía frutos inmensos, conversiones, milagros, gracias. Y esos frutos eran desproporcionados en relación con sus capacidades naturales y ella lo entendía:
«Esto es obra de mi Ángel, que multiplica lo que yo doy».
Pero Jesús advirtió:
«No confundas el éxito mundano con el fruto espiritual. Puedes tener un enorme éxito según el mundo, dinero, fama, aplausos, pero, cero frutos espirituales, ninguna conversión, ningún cambio real en las almas, y eso no es Mi fruto».
Jesús añadió:
«El verdadero fruto perdura, no es emocional momentáneo, es una transformación profunda».
Cuando alguien se cruza en tu vida y años después sigue cambiado, ese es el verdadero fruto. Y cuando ves este patrón repetidamente, sabes que tu Ángel está bendiciendo tu trabajo. La prueba está en estas palabras.:
Juan 15:16: «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os constituí para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca».
Fruto que permanece, no emoción que pasa, sino cambio que dura.
San Juan Bosco decía:
«Cuando hago la Voluntad de Dios, incluso mis errores producen bien. Cuando no hago la voluntad de Dios, incluso mis éxitos no producen fruto duradero».
§8
8. Aplicar los beneficios
Jesús le dio a Faustina instrucciones prácticas sobre cómo utilizarlos y le dijo:
«No busques obsesivamente los siete signos, no los fuerces, pero cuando tengas que tomar una decisión importante, cuando tengas que discernir tu vocación, cuando quieras saber si estás en el camino correcto, mira estos siete y cuenta cuántos están presentes».
8.1 Escala de discernimiento
Jesús le dio una escala de discernimiento:
«Si ves cero o solo uno de estos signos, probablemente ese camino no es el mío. Si ves dos o tres, tal vez sea el mío, pero no es el momento adecuado. ¿O hay algo que arreglar? Si ves cuatro o cinco, es muy probable que sea mi Voluntad, pero espera la confirmación final. Si ves seis o los siete simultáneamente, puedes estar 100 % segura. Esta es mi voluntad para ti. Sigue adelante sin miedo.
Pero añadió una advertencia importante:
- El enemigo intentará imitar estas señales.
- Puede dar una paz falsa, que depende de las circunstancias.
- Puede dar una alegría falsa que es solo una emoción superficial.
- Puede orquestar sincronicidades falsas que son solo coincidencias, pero no puede imitar los siete simultáneamente y no puede imitar el patrón en el tiempo. Las señales verdaderas persisten, las falsas desaparecen.
§9
9. Exhortación final
La hermana Faustina practicó este método de discernimiento durante el resto de su vida y testificó:
«Desde que Jesús me enseñó las siete señales, nunca más he tomado una decisión importante equivocada. Cada vez que veía las siete señales presentes, seguía adelante con total confianza. Cada vez que faltaban, esperaba o cambiaba de dirección. Y nunca me he arrepentido de haber seguido este método».
- Si estás enfrentando una decisión importante, si estás considerando un cambio de trabajo, observa los siete signos.
- Si estás discerniendo tu vocación, observa los siete signos.
- Si estás decidiendo si casarte con alguien, observa los siete signos.
- Si estás pensando en empezar un nuevo proyecto, observa las siete señales y cuenta honestamente cuántas están presentes, sin engañarte a ti mismo, sin forzar la interpretación, sino observando objetivamente la realidad y luego actúa según la escala que Jesús le dio a Santa Faustina.
Recuerda, tu Ángel de la Guarda quiere guiarte, quiere mostrarte el camino, quiere dejarte las señales, pero debes aprender a reconocerlas. Con las siete señales, tienes el mapa, tienes el código, tienes la brújula espiritual que puede guiarte a través de todas las decisiones de la vida hasta el Paraíso.
9.1 Oración a Santa Faustina
Santa Faustina Kowalska, que recibiste de Jesús las siete señales angelicales, enséñanos a reconocerlas en nuestra vida, enséñanos a discernir entre la Voluntad de Dios y nuestras ilusiones. Enséñanos a caminar con seguridad, sabiendo que vuestro Ángel de la Guarda deja huellas visibles cuando estamos en el camino correcto y hace que, siguiendo estas señales, podamos realizar perfectamente el destino eterno que Dios ha preparado para nosotros. Amén.
Santa Faustina Kowalska, ruega por nosotros.
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El diario de la hermana Faustina Kowalska: (PDF)






Dios Padre: «



“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”




"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."