¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(S4.1552) – Extractos de Revelaciones del Cielo a Robert Brasseur, Canadá.
§1. La oración sigue siendo su fuerza incluso en estos tiempos difíciles
§2. El tiempo del Amor y la Paciencia del Padre está en su apogeo
§1
(Lectura: 2 min.)
1. La oración sigue siendo su fuerza incluso en estos tiempos difíciles

Dios Padre: «Querido hijos, que su grandeza de alma colme Mi Sufrimiento, porque muchos de Mis hijos no están en estado de gracia.
- ¿Cuántos se encontrarán a las puertas del Infierno?
- ¿Cuántos gritarán su desconcierto?
Sus sufrimientos serán ilimitados. El pecado que los ha llevado a ese lugar infernal será su tormento por toda la Eternidad.
¡Nada podrá aliviarlos!
Queridos hijos, es aquí donde sus noches de oración traen la curación de los corazones. Cada uno de sus sufrimientos ofrecidos cura el corazón de muchos de Mis hijos.
Aunque la lucha les parezca muy intensa, es al entregarse, así como podemos cambiar los corazones más endurecidos. La oración sigue siendo su fuerza incluso en estos tiempos difíciles.
Nunca olviden que el amor es más poderoso que el odio y que nada más puede rivalizar con el amor y la entrega de sí mismo. La oración sigue siendo su apoyo y es en la oración donde su corazón estará en paz.
No teman al Adversario, sino oren para que pierda toda autonomía sobre ustedes y sea reducido a la nada.

Así se asegurará su victoria.
Querido hijo, conozco cada uno de sus sufrimientos, pero mire siempre la Cruz de Mi Hijo, y en Ella encontrará siempre la fuerza y, sobre todo, la gracia para atravesar estos momentos difíciles. […] Su peregrinación en esta tierra es muy importante, porque necesito a cada uno de ustedes para traer la Luz y, sobre todo, para guiar a Mis hijos. Así es como cumplen su Misión en esta tierra.
Este paso a la Eternidad les será suavizado cuando llegue el momento. Su partida será suave y Yo estaré a su lado para recibirlos.
Querido hijos, aprecio mucho su presencia y su escucha, porque eso Me sostiene en Mi Amor por Mi Creación.
Les amo y les bendigo, así como a todos sus seres queridos.
Su Papá, lleno de compasión por todos Sus hijos».
§2
2. Así, se creará una Nueva Tierra

La Santísima Virgen: «Querido hijos, soy María, vuestra Madre.
Queridos pequeños, ustedes que siempre escuchan cada una de nuestras peticiones, hoy vengo a comunicarles los acontecimientos que van a suceder.
El tiempo del Amor y la Paciencia del Padre está en su apogeo. ¡Oh! ¡Cuántos lamentarán no haber escuchado las incesantes peticiones del Padre y de Jesús!
Muchos sufrirán las consecuencias de sus actos.
La Justicia del Padre se intensificará hasta tal punto que el orden establecido en el sistema solar se desestabilizará debido a las consecuencias del pecado, lo que provocará la destrucción de la Creación.
Así, se creará una Nueva Tierra en la pureza y el amor; una Creación sin odio ni amargura.

Queridos hijos, todo lo que ven actualmente desaparecerá para dar paso a esta Nueva Tierra.
Dios Padre creará un nuevo sistema solar de una belleza sin igual.
Desde hoy, acojan ya esta nueva transformación que se establecerá en el corazón de todos Mis hijos, durante este Nuevo Pentecostés. Pero, por desgracia, muy pocos corregirán su conducta… Solo un pequeño número atravesará y aceptará esta transformación y se apartará de sus pecados.
¡Queridos hijos, están a punto de vivir este Nuevo Pentecostés!
En efecto, les queda muy poco tiempo antes de que esto suceda. Los días están contados y cada minuto que pasa es muy importante.
Por lo tanto, sean conscientes de que cada una de sus oraciones sigue siendo la LLAVE que abre los corazones de sus hermanos y hermanas.
Están a punto de recibir intensamente en su corazón este Fuego del Espíritu Santo, este Fuego que los transformará en lo más profundo de su ser.
Querido hijo, gracias por escucharme.
Los amo y los bendigo.
María, Vuestra Madre».
Fuente Robert Brasseur








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."