¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(M21.30.25) Extractos de mensajes del Cielo a Christine, Francia
§1. Sí, habrá guerras
§2. Hijos, orad y se os dará la fuerza
§1
El Señor: «Mi Palabra es una Palabra de vida, es una Palabra de amor. Yo soy el Amor y vengo a buscar a aquellos que Me siguen y a aquellos que Me seguirán en los tiempos venideros, para vosotros que estáis en el tiempo.

“Aquel que nos creó sin nuestra ayuda no nos salvará sin nuestro consentimiento” – San Agustín
El amor se enfría y el amor está al borde del abismo. Mis hijos no escuchan Mi Palabra, no la leen, no la meditan. Se han vuelto inconscientes, egoístas y perversos.

“La mejor manera de evitar que un prisionero escape es asegurarse de que nunca sepa que está en (mi) prisión…”
Pocos, muy pocos, creen en Mis advertencias. Serán sorprendidos por el rayo de Mi Ira y todos los que no quieran creer perecerán, serán arrastrados a los abismos infernales.

“No se engañen: nadie se burla de Dios. Se recoge lo que se siembra: el que siembra para satisfacer su carne, de la carne recogerá sólo la corrupción.” (San Pablo, carta a los Gálatas: 6, 7-9)
Oren, hijos de Mi Corazón, oren. No se dejen abatir ni arrastrar por la apatía que reina a su alrededor. Los pocos crecerán y sobrevivirán.
Sí, habrá guerras, guerras espirituales, guerras entre y dentro de las familias, guerras entre todos, porque muchos ignoran, rechazan y han abandonado Mi Santo Nombre, y se han lanzado a seguir los pasos de Satanás, que los engaña.

“¡Daos prisa! ¡Me queda muy poco tiempo!”
La materia solo tiene un tiempo, pero muchos de vosotros queréis ignorarlo y os dejáis llevar por una falsa comodidad que os tiende el Adversario.

“Mantén la mirada fija en lo que tienes por delante, no en lo que tienes detrás…”
§2
Yo soy el que salva, el que abre los corazones y las almas a Mi Palabra de Vida, de Verdad, pero os dejo libre consentimiento. El pequeño resto será un número reducido, pero crecerá en Mi Amor y lo haré vencedor.
Hijos, orad y se os dará la fuerza. No sabéis ni el día ni la hora de Mi Venida, pero estad siempre preparados y, en el Amor que Yo soy, poned vuestros pasos. Yo soy el Camino, Yo soy la Verdad, Yo soy la Vida. […] ¡Hijos, la oración es el corazón amarrado al Mío!
[…] No hago diferencias y digo a cada uno:
«Tú eres Mi hijo amado y Yo te guío por el camino; toma la mano que te tiendo y ella te guiará».

Sin embargo, te dejo tu libre albedrío, porque el hombre ha sido creado libre, pero debes saber que siempre acudo a ti, seas quien seas, para llevarte Mi paz, Mi Pan de Vida que es el amor, y Mi Presencia para guiarte en el silencio.
Así, te dejo la libertad de acogerme, de escucharme, de volver a mí o de renegar de mí, pero, seas quien seas, eres mi hijo y, contra mi corazón, acuno tus alegrías, tus dudas, tus murmullos, tu silencio, tus rebeliones y, sin que te des cuenta, guío tus pasos; y estoy cerca de ti, para que no caigas aún más bajo. Soy el Silencioso, pero no el Distante, escucho y oigo tus quejas, tus dudas, tus tristezas, tus alegrías y te llevo contra Mi Corazón para acompañarte, purificar algunas y elevar otras.
Pero uno Mi Corazón al tuyo y te llevo Mi Palabra en el silencio, para alimentar tu alma y acunar tu corazón. Solo los ángeles lo saben, Yo soy el que Es, el que Es y el que Será, soy el eterno Presente que te lleva el presente de Mi Corazón para que crezcas en la Morada de la paz y, a Mi lado, te fortalezcas. Mi amor, en el silencio, te enciende por completo y te traigo el Fuego de amor de Mi Corazón que con su llama te sostiene y te da fuerza.
“El que Es” nunca se ausenta, sino que vela como una madre vela por su hijo, como la gallina vela por su nidada. […] Camino con cada uno y guío a cada uno. […] En vuestro sueño, Yo llevo Mi Fuente de vida y la Gracia de Mi Corazón os inunda.

¡Que Mi Paz sea vuestra paz! Os doy la fuerza de Mi Espíritu para que crezcáis fuertes y fieles al Sol del Padre, Mi Padre y vuestro Padre. En silencio, sin saberlo, lleváis la paz de Mi Corazón, que lleva en vosotros semilla y fuerza. Exultad, gritad de alegría, el Día llega y la Paz en vuestras moradas irradiará y arderá con el mismo perfume, que es el del Amor del Padre».
Fuente: Messages du Ciel à Christine








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."