¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
27 de diciembre del 2024 – Mensaje de La Santísima Virgen María a Luz de María
§1: Avanzan en el tiempo, no así en el estado espiritual
§2: La enfermedad se intensifica, mutando y avanzando

“Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado: ¡Cuánto les amo, hijos Míos! Reciban Mi Bendición.
§1
Amados hijos, avanzan en el tiempo, no así en el estado espiritual… Cada momento continúan adentrándose en la desobediencia a la Casa Paterna.
El cambio al que les llamo, es al cambio de vida en el obrar y actuar y continúan siendo los mismos; no encuentro el esfuerzo necesario para que se dé un cambio en ustedes.
Piensan que Me refiero a otros hermanos, pero no, les hablo a cada uno de ustedes:
Te hablo a ti hijo Mío, a ti que te distraes para no tomar compromisos con esta Madre.
Te hablo a ti que lees este Llamado, te llamo a cambiar: en la imponencia, en el carácter, en la forma de tratar al prójimo, en la forma de hablar; no eres humilde y Mi Divino Hijo espera para acogerles, pero no hay cambio, no hay arrepentimiento.
Para cada uno de ustedes el cambio hacia un ascenso espiritual radica en el amor a Dios y al prójimo (Mc. 12, 28-31; Jn. 13,34-35).
Cada momento se alejan más de Mi Divino Hijo y no le encontrarán por otros caminos fuera del bien y el amor. El mal se aprovecha de ustedes, hijos Míos y les lleva por caminos diversos que no les conducen hacia el bien.
Continúan en la espera de los acontecimientos del tiempo de la Navidad, que no concluye el 25 de diciembre, sino en la Fiesta de la Epifanía.
§2
Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado: es Mi deseo que presten atención: el aire que respiran ha sido contaminado con virus, como parte de la tecnología mal empleada y de la guerra que se mantiene latente.

La enfermedad se intensifica, mutando y avanzando, llevándoles a enfrentarse a un período serio de restricciones.
Hijitos, continúen creciendo en la fe, manteniéndose atentos a los signos y señales.
Despiertan algunos volcanes y la tierra se estremece con fuerza.
Oren hijos de Mi Divino Hijo, oren, la tierra se estremece fuertemente.
Oren hijos de Mi Divino Hijo, oren, un cuerpo celeste [1] se mueve rondando la Tierra, afectando la rotación de la misma.

Oren hijos de Mi Divino Hijo, oren sin detenerse, oren amando a Dios por sobre todas las cosas y amen al prójimo.
Oren hijos Míos, oren convirtiéndose, oren mediante el cambio personal en el obrar y actuar.
Hijos amados, varias enfermedades llegan unidas.

Mantengan el Aceite Buen Samaritano [2], el Aceite San Miguel Arcángel, la caléndula, la pasiflora, el ajo, el jengibre y la miel de abeja para que minimicen los efectos de las enfermedades [3].
Sean prudentes hijitos, sean humildes. El hijo de Mi Divino Hijo se distingue por la humildad.
Les bendigo, les amo, hijitos.
La paz de Mi Divino Hijo permanezca en ustedes. Mamá María.”
Ave María Purísima,
sin pecado concebida
Ave María Purísima,
sin pecado concebida
Ave María Purísima,
sin pecado concebida
Comentario de Luz de María

“Hermanos: Prediquemos con el ejemplo, Nuestra Madre desea que seamos criaturas dispuestas a cambiar en los detentes de la personalidad y del ego, el cual hemos contaminado con el obrar y actuar.
Es el momento de la confusión y debemos solicitar el discernimiento al Espíritu Santo para caminar rectamente.
Oremos el Santo Trisagio [4] porque al orarlo con fe diariamente, libra a los pueblos de las enfermedades; pero debemos perseverar en la conversión con fe viva y firme. Amén.”
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Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."