¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
13 de junio del 2024 – Mensaje de la Santísima Virgen María a Luz de María

«Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado, les amo y les bendigo con Mi Amor Eterno, con Mi Paciencia, con Mi Comprensión Materna, con la humildad de la que deben ser poseedores ustedes también.
¡No les abandonaré, soy su madre y no deben de temer!
Ustedes hijos Míos llegarán a ser los Apóstoles de los Últimos Tiempos [1]; bendición para sus hermanos, sin olvidar que siempre serán los últimos, los sencillos, los humildes porque el camino está protegido y no tienen que temer.
Ustedes hijitos Míos deben obrar y actuar con paciencia porque deben poseer la seguridad que después de la Tribulación, después de la tormenta llega la calma que envía Mi Hijo a todos aquellos que desean recibir la calma que les envía Mi Hijo (Mc. 4, 35-41).
Ustedes van a ser poseedores y van a gustar de un enviado directamente de la casa de mi hijo que hablará sin ningún temor, que predicará la verdad, que les auxiliará en los momentos fuertes que van a padecer como generación.
El Pueblo de Mi Hijo no ha estado solo jamás, pero el Pueblo de Mi Hijo no ha deseado recibir a Mi Hijo, no ha deseado recibir ese bálsamo reconfortante en los momentos cruciales.
Ustedes hijitos reconocen a aquellos que llegan en el nombre de Mi Hijo, pero para eso deben mantenerse fieles, amando al hermano, siendo el amparo para el necesitado (I Tes. 5, 11; II Cor.1,4; Rom. 1,11-12) para que el mal no logre alejarles de la Voluntad de Dios Padre.
Ustedes tienen que estar seguros de que el Ángel de Paz es el Ángel del Amor Divino enviado para amparar al Pueblo de Dios, para que les sostenga ante la opresión del Anticristo [2]; por ello ustedes no deben temer, sino deben poseer fe, pero antes de que Él llegue la humanidad padecerá, el mundo no será el mismo de ahora. Sabrán y recordarán las Palabras de Mi Divino Hijo, de Mi amado San Miguel Arcángel, recordarán cuanto les he mencionado, cuanto les hemos adelantado para que ustedes reconozcan el amor que desprende constantemente Mi amadísimo Ángel de Paz.
- No se desalienten, posean fe en este momento en que la confusión [3] ha llegado a la humanidad por los cuatro puntos cardinales, porque el enemigo del alma y las creaturas humanas unidas a Él desde ya, están cumpliendo con lo que han planificado desde antes para llevar a padecer al Pueblo de Mi Hijo.

Ustedes sanen sus corazones con la fuerza del Espíritu Divino, ustedes sean amparo de sus hermanos, aún en medio de la oscuridad.
Saben que está pronto el desarrollo de grandes acontecimientos y saben cuáles son porque los elementos se han volcado en contra de las creaturas humanas, porque las creaturas humanas han destruido la Creación, que con amor Dios Padre les ha dado para que ustedes disfruten de todo lo que necesitan; pero han caído los Llamados Divinos y por ello ahora el padecer de esta generación es fuerte.
Son testigos de:
- cómo el agua flagela a las naciones…
- cómo el agua flagela grandes poblaciones…
- cómo el fuego ha flagelado a Mis hijos…
Pero llegará el momento, hijos Míos, en que se cumplirá lo que la humanidad ha hablado, pero no imagina el alcance que tendrá como el Aviso [4], como el Gran Castigo [5], como la desviación del eje terrestre, como los grandes cataclismos lo que hará llevar a algunos países a quedar reducidos a islas.

Pero a pesar de todo esto que les ha de llevar a temer, sepan hijos Míos que Mi Divino Hijo no les va a desamparar; que estará con ustedes en todo momento porque ya habrá conquistado sus corazones que no se endurecerán más, porque ustedes serán todos de Mi Divino Hijo y yo como Madre estaré con ustedes.
Amparen, auxilien a Mi amado Ángel de Paz para que no sea despreciado, sino para que se conforte en el amor de cada uno de ustedes.
Hijitos Míos, la humanidad llegará a desesperarse, a perder el control de sí mismos y se entregarán al desenfreno que causa la desesperación tomando lo que no les pertenece por temor a no tener qué comer, con qué sustentarse.

Pero hijitos no olviden que si es necesario Mi Divino Hijo enviará el Maná del Cielo (Jn.6, 32-35) para que Su Pueblo encuentre consuelo porque para Dios nada es imposible (Lc. 1, 37).
Así es que no entren en desesperación, aunque delante de ustedes, a sus pies, la tierra se derrumbe, ustedes no caerán porque Mi Divino Hijo está protegiéndoles y ha enviado a sus legiones angélicas comandadas por San Miguel Arcángel a protegerles.
Ustedes no miren a aquellos que se ocultan en las madrigueras para no ser vistos porque han ofendido a su Señor y su Dios; ustedes alaben a Mi Divino Hijo porque no serán desamparados jamás y Yo como Madre no les voy a desamparar jamás porque veremos el Triunfo de Mi Inmaculado Corazón para la gloria de la Trinidad Sacrosanta.
Pueblo de Mi Hijo no tambaleen, no permitan que el miedo les lleve a caer, ustedes tengan fe y crean, crean porque el Amor Divino les ha prometido el amparo a ustedes.
Oren por aquellos que no poseen una fe firme y fuerte.
Oren por aquellos que no reciben a Mi Divino Hijo en la Sagrada Eucaristía.
Oren por todos aquellos que desprecian, que ofenden a Mi Divino Hijo.
Ustedes oren hijos Míos, oren por los que van a iniciar la Tercera Guerra Mundial.
Oren a tiempo y a destiempo sin olvidar que Yo estoy con ustedes y estaré con ustedes y que ustedes son bendecidos por Mi Divino Hijo.
Les bendigo con Mi Corazón Materno en el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Mamá María.»
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
- Sobre los Apóstoles de los Últimos Tiempos: leer…
- El Anticristo: leer…
- Sobre la gran confusión: leer…
- El Aviso: leer…
- Sobre el Gran Castigo: leer…
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."