¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
7 de marzo del 2024 – Mensaje de la Santísima Virgen María a Luz de María

“Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:
Deben cambiar, aunque sin cambiar los amo. Les ruego que transformen su vida en un constante caminar hacia la meta, que es cumplir la Voluntad de Dios. (CF. MT. 7,21)
- No han atendido a Mis Ruegos, Mis Enseñanzas a través de estas Revelaciones…
- No han aprendido a transformarse y todavía caminan en la infidelidad hacia Mi Hijo…
Deben disponerse al cambio apresuradamente porque van a ser juzgados por el amor, por las obras (Cf. Mt. 25, 31-46) y ustedes deben presentar sus manos con abundantes obras en favor de la conversión de sus hermanos, pero primero en favor de su propia conversión.
Vienen momentos muy difíciles, hijitos, momentos de grandes pruebas, ustedes lo saben, momentos de dolores de parto y ustedes:
- Deben en medio de las grandes calamidades mantener la fe…
- Deben volver la mirada hacia Mi Divino Hijo y que nada les aparte de mantener a Mi Divino Hijo como centro de sus vidas… pero deben doblar rodillas…
- Deben extender las manos hacia sus hermanos y ser misericordiosos con sus hermanos, porque el pecado condena a la criatura, condena a Mis hijos.
Como Madre Dolorosa, Mi Corazón es atravesado por Siete Espadas una y otra vez constantemente, pero hijos Míos van a recordar estas palabras, las van a recordar y se van a lamentar de no haber sido conscientes de que yo les hablo, porque están a poca distancia de grandes padecimientos a nivel humano.
Deben ablandar el corazón (Cf. Heb. 3, 7-11; Cf. Rom. 2,5-6). ¡Ya dejen las cadenas, el endurecimiento del ego humano, déjenlo largo, lejos de ustedes!
Les pido que oren, hijos Míos, pero que oren también con obras y actos.
Oren por Medio Oriente.
Oren por todas las naciones que se están implicando en el conflicto bélico que conduce a la Tercera Guerra Mundial.
Amadísimos Míos, miren las señales y los signos de este momento que les anticipan el gran padecer de esta generación, como nunca antes lo ha habido.
Sodoma y Gomorra padecieron y fueron destruidos (Gen.19-24-25), pero en Mi Corazón de Madre hacia ustedes, deseo que todos se salven, hijos Míos, deseo que todos se salven y que lleguen a mantener la fe en el corazón, en la mente, en el pensamiento, en sus obras y en sus actos; porque quién tiene el amor en su corazón tiene un gran tesoro, que no tiene comparación con ninguna otra cosa del mundo y que no tiene comparación espiritual porque el que es amor lo tiene todo, todo.
Hijitos Míos, Mi Hijo es amor, pero a la vez es un Justo Juez. Esta generación ha caído en lo más bajo, en las ofensas más grandes hacia Mi Divino Hijo, cómo se duele Mi Corazón por ello, por las bajezas que se están cometiendo en este mismo momento en contra de Mi Divino Hijo y de esta Madre, y la humanidad sumergida en un marco de tinieblas continúa hundiéndose más porque no alcanza a ver la luz.
Hijos Míos, caminen rectamente cumpliendo Los Mandamientos, asistan a recibir a Mi Divino Hijo en la Celebración Eucarística, adoren a Mi Hijo en el Sacramento del Altar.
Hijos Míos:
- Yo los acompaño: cada criatura que llega frente a Mi Divino Hijo a adorarle.
- Yo le acompaño para que no se encuentre solo, para llevar hasta su corazón palabras, sentimientos de amor hacia Mi Divino Hijo.
Que la fe se acreciente en ustedes en cada momento, hijitos Míos, para que continúen caminando rectamente y preparándose como lo están haciendo y más; para que vivan en su carne el dolor de la traición, la amargura de la hiel, el dolor de la cruz para luego saborear la miel de la Resurrección junto a Mi Divino Hijo.

Hijitos les amo, les bendigo a ustedes, a sus familias, a todos sus familiares y que renazca la fuerza en ustedes para que, por medio de esa fuerza, ustedes conduzcan a los familiares que no se han convertido hacia la conversión total.
(Hace la señal de la cruz al recibir la bendición…)
Les amo hijos Míos y les pido que eleven sus Sacramentales y en especial su Santo Rosario para bendecirlo nuevamente y sellarlo con la Preciosa Sangre de Mi Divino Hijo en el (+) Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Mamá María.”
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."