¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 21 de julio de 2022
(DeepL Translator) “Queridos hijos, ahora quiero deciros esto: cuando el verano haya quedado atrás, el mundo retomará su curso, las vacaciones y el respiro proporcionado habrán terminado y el demonio que nunca descansa reanudará sus fechorías. Decidirá sobre la guerra que se avecina en Europa y que se desbordará desde Ucrania. Sí, esta guerra traerá tristeza y desolación, y los grandes incendios en el sur de Francia ya dan testimonio de su naturaleza desastrosa. Sí, el mundo no escapará a su culpa y se acarreará su propio sufrimiento.
Rusia también tiene sus debilidades, pero se mantiene firme frente a la corrupción de los espíritus que incendia la tierra y las almas. No obstante, será uno de los brazos vengadores de la depravación occidental, y no será suave. Ni puede serlo, porque todas las guerras son duras, asesinas, odiosas y destructivas.
El otro brazo vengador será el islam que, aprovechando la debilidad general del mundo occidental ante la guerra, saldrá de sus guaridas e intensificará la persecución.
Francia quedará herida en el corazón de su población, nadie estará a salvo, pero Dios protegerá a los suyos: o los acogerá en su Amor y los unirá a la Cruz de su Hijo Jesucristo, o los preservará de la muerte, pero no les ahorrará la penitencia.
Sí, hijos Míos, es por la penitencia que os uniréis a Mi Pasión, es por la penitencia que os santificaréis, es por la penitencia que os convertiréis.
El mundo entero será afectado, la tierra entera será probada porque, entre la enfermedad, la guerra, la persecución, la violencia y el hambre, todos los hombres serán abrumados, todos los hombres serán probados.
El tiempo de la llegada de Mi Reino – ‘venga Tu Reino’ como pide la oración del Padre Nuestro- es ahora, y este tiempo maravilloso será la culminación de vuestro tiempo de penitencia. Que venga Tu Reino, que se haga Tu Voluntad en la tierra como en el Cielo.
Sí, hijos Míos, esto supone vuestra conversión, supone la revisión de todas vuestras leyes permisivas, inmorales y asesinas, supone que Mis hijos, que son también los súbditos de vuestros gobiernos, vuelvan a la observancia de las Leyes de Dios, de los Diez Mandamientos, de la coherencia familiar en la unidad y la fidelidad. La Voluntad de Dios en la tierra como en el Cielo presupone el retorno a Dios, a la fe católica, a la piedad privada y pública, porque el Señor Jesús es Cristo Rey, Rey de las naciones y Rey de las sociedades, ¡y debe reinar!
Para comprender esto, el hombre debe volver a la penitencia, para comprender esto, el hombre debe renovarse, debe dejar el hombre viejo y revestirse de Jesucristo, ‘el Hombre Nuevo, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad’ (Ef. 4, 24).
Sí, hijos Míos, os llamo a la santidad, os llamo a TODOS a la santidad. Fuisteis creados para ser santos, para disfrutar de la felicidad eterna Conmigo, vuestro Dios, no para regodearos en el libertinaje, la inmoralidad, la crueldad y la servidumbre a Mi Enemigo, el inefable Mentiroso y Engañador de la raza humana.
Os he advertido tantas veces, Mi Santísima Madre María os ha advertido tantas veces, pero no escucháis.
Seguís votando a líderes indignos, presidentes corruptos, guías incompetentes. Seguís a todos los que os llevan por caminos desviados, callejones sin salida, precipicios, y les seguís persuadiéndoos de que su conducta os dará riqueza, desarrollo y comodidad.
Incluso muchísimos eclesiásticos han abandonado el Camino de su Maestro y Señor, y ‘muchos de ellos caminan por la senda de la perdición, llevándose consigo muchas almas’ (Garabandal, 18.06.1965).
Hijos Míos, como los habitantes de Nínive (Jonás 3, 1-10), arrepentíos, convertíos, haced penitencia y Dios se acordará de vosotros y no os dejará en vuestra miseria.
Que Dios os bendiga, os amo a vosotros que venís a Mí, os aprecio y quiero que seáis felices.”
Vuestro divino Maestro.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."