¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Ánimo y lee todo hasta el final) – 1 de enero de 2021
“Mi Amor por Mi pueblo es tan fuerte que tengo que ayudarles a través de Mis Sacramentos, a través de Mi Iglesia y a través de la Jerarquía Eclesiástica, para que puedan venir a Mí. He venido a la tierra para salvarlos y darles los medios necesarios para salir de las arenas movedizas y de la decadencia del pecado.
Hay otro medio que les ofrezco y que forma parte de los dones dados a la Iglesia, y es el don de profecía.
Este don se da a quien Yo decido concederlo, es para el bien y la santificación de todos Mis hijos y lo concedo a quien Me place concederlo. El lápiz que escribe estas líneas ha recibido este don y soy Yo, Jesucristo, quien decide lo que le hago escribir o lo que retengo.
Este don es una bendición muy útil porque ayuda a quienes creen en él a proyectarse en el futuro y esto les da una gran esperanza. Saber aproximadamente lo que viene y hacia dónde vamos es una gran ayuda espiritual en tiempos inestables y a veces incluso incoherentes. La incoherencia de las directrices en tiempos de inseguridad sanitaria o civil desestabiliza a la mayoría de los ciudadanos, que confían en las declaraciones creíbles o insuficientemente creíbles de sus autoridades, pero todos se encuentran divididos entre lo que creer y lo que no.
La profecía nos permite asomarnos un poco al futuro bajo la lámpara de la Providencia Divina, y esta visión reconfortante es ciertamente alentadora. Así es como ayudo a Mis hijos, que están dispuestos, a iluminar su camino y a mantener viva la esperanza en sus almas.
No les digo todo, porque el futuro Me pertenece, pero si les ilumino sobre las bellezas de la vida futura, también les animo a soportar las pruebas con estoicismo y gran esperanza. Yo soy el Altísimo, Mi Palabra es Divina y todo lo que quiero, lo hago realidad. Quiero una tierra libre de la polilla que la envilece, quiero una tierra renovada, libre de las molestias que le han llegado por la calamitosa gestión humana, quiero una tierra poblada de hombres y mujeres devotos, orgullosos y generosos y, finalmente, quiero una tierra dócil, fértil y regenerada.
Lo que quiero, lo realizo; lo que hago, lo logro y lo que Me anima es el Santo Amor Divino.
Este tiempo de renovación ha comenzado y el mal debe destruirse a sí mismo. Yo no soy el destructor de Mi creación, pero puedo dejar que el mal se destruya a sí mismo. El demonio es un destructor y si le dejo actuar, no es por falta de firmeza o de voluntad, sino porque destruirá lo que debe ser destruido porque es el destructor por naturaleza diabólico.
Cuando haya destruido París, engullido Marsella y otras costas por odio a Dios y al hombre, y cuando haya sumido la tierra en las tinieblas de la ausencia de fe y de días oscurecidos por un sol velado y una luna invisible, cuando los hombres se angustien porque la tierra parecerá temblar sobre sus cimientos, entonces sí, volveré a tomar las riendas de Mi creación y le devolveré su estabilidad, su belleza y su utilidad.
Los hombres pasarán por grandes temores, pero Yo los consolaré y cuidaré de todos los Míos. Míos son aquellos que se abandonan a la Providencia Divina, que confían en Mí y que rezan de todo corazón porque Yo seré su único apoyo.
Cuando llegue ese momento, y realmente está muy cerca, sed fervorosos, devotos, caritativos sin dejar de ser prudentes porque la prudencia es una virtud, como lo es la caridad o la perseverancia. Confiad en vuestro Padre Celestial, que es verdaderamente vuestro Padre como Yo, Jesucristo, soy verdaderamente vuestro Dios y vuestro Hermano. El Espíritu Santo os dará la virtud de la fortaleza y las otras seis virtudes por las que actuaréis como verdaderos hijos de Dios, os abandonaréis consciente y voluntariamente a su Divina Providencia, y Dios se complacerá en vosotros.
La tierra está destinada a ser renovada, y aquellos de vosotros que viváis este tiempo también seréis renovados. Otros serán defectuosos y no atravesarán esta barrera que es un pasaje de gracia y de amor. Estos otros, que quedarán detrás de la gracia, serán diezmados y sus almas, si todavía son buenas, serán admitidas en la purificación del Purgatorio o, si rechazan a Dios y su gracia, serán llevadas por Satanás y sus secuaces al abismo de fuego y de torturas inimaginables.
La tierra está preparada, será feliz de volver a ser bella, ya no martirizada por intereses privados y muy glotones, florecerá como Dios siempre ha querido y será dulce y agradable para vivir.
Que Mis deseos se cumplan, que no tarden en cumplirse y vosotros mismos, Mis queridísimos hijos, tened la mayor confianza en el cumplimiento de los deseos de Dios.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."