¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
9 de agosto de 2021 – La Sabiduría de Dios frente al Liberalismo, la locura de nuestros tiempos
(DeepL Translator) “Yo soy el Altísimo, el Todopoderoso, el Infinitamente Sabio. El sabio obtiene su sabiduría de Dios, que la posee en una medida inaccesible para el hombre. La Sabiduría de Dios creó el universo, los mundos, el mundo terrestre y el universo en el que se encuentra la tierra, y el pequeño sabio es muy pequeño en medio de esta inmensidad dominada por la Sabiduría divina.
En Su Sabiduría, Dios creó el cielo y la tierra, y el hombre y la mujer fueron los últimos. Dios los cubrió con Su Sabiduría y puso en ellos la gracia santificante que debía guiar y presidir su destino. Pero no fue así, y el sabio de hoy es un hombre herido que obtiene de Dios su limitada sabiduría, pero también está herido por la herida original del hombre y la mujer del primer día. Por eso debemos orar al Espíritu Santo para que, después del Sacramento de la Confirmación, la efusión del Espíritu Santo en el alma del confirmando, el hombre elevado a la gracia reciba en sí un poco de la Sabiduría divina.
La Sabiduría es la aportación al hombre del conocimiento del equilibrio divino, que da cuando hay que dar y que retiene cuando hay que retener. La Sabiduría se compone de todos los dones: el conocimiento, la dirección, la gestión, la comprensión, la previsión, la visibilidad, la experiencia y el Poder Todopoderoso que decide, permite, detiene y vigila. La sabiduría humana está hecha de experiencia, pero sobre todo de la luz del Espíritu Santo que ilumina el juicio y el razonamiento humanos. La experiencia es humana, mientras que la luz recibida del Espíritu Santo es fruto de la gracia de los Sacramentos. La sabiduría en el gobierno de la familia por el padre y la madre, en el gobierno político de los diversos niveles del Estado, en todos los gobiernos de todas las entidades formadas por y para la humanidad, esta sabiduría debe buscarse en la oración y en la devoción al Espíritu Santo.
Si rezan, los hombres a cargo de otros hombres serán mejores dirigentes que los que no rezan. Y los que se dedican a los poderes ocultos para elevarse por encima de la contienda no obtienen sabiduría ni longevidad en su posición superior.
Toda posición de mando es dada por Dios, y si no es dada, puede haber sido permitida debido a la Sabiduría divina, que permite el mal por un bien mayor por venir, aún desconocido para el hombre. El poder ateo es un mal, y este mal nos viene de la Revolución Francesa (1789-1799), que cambió la faz de Francia y del mundo. La monarquía tardó en desaparecer por completo, y el auge imperial llevó consigo el germen del naciente liberalismo que, combinado con el rechazo a Dios, dio lugar a la sociedad atea que hoy conocéis y que es la seña de identidad casi universal de los llamados países desarrollados.
“Mi libertad ante todo, antes que la de los demás”
Tal es la contradicción en la que se encuentran los viejos países católicos, y esta mentalidad, que se ha generalizado, ha corrompido el espíritu católico de caridad y de búsqueda del bien común. El espíritu liberal, que lo permite todo para que el individuo no se sienta limitado, es la fuente de la depravación social, de las leyes inicuas y de la búsqueda desenfrenada de los placeres. Esta sociedad liberal es querida por el diablo que se ensaña contra todo lo que es de Dios. El liberalismo bajo la apariencia del bien, la libertad para todos, es lo contrario del orden y la libertad de los hijos de Dios. El “yo primero servido” es lo contrario del “Dios primero servido”; el egoísmo es lo contrario de la caridad, el orgullo lo contrario de la humildad, la moral libertina lo contrario del decoro y la castidad.
¿En qué sociedad queréis vivir, hijos míos? ¿En la que vivís hoy o en la que os estoy preparando?
En la que estoy preparando para vosotros, ¡por supuesto! Así que, queridos Míos, guardaos del mal, rezad y tened confianza. Cuando el mal crezca, manténganse confiados; cuando el mal explote, manténganse confiados; cuando el mal se licúe porque se destruye a sí mismo, manténganse confiados. El mundo está en Mis manos, lo dejaré seguir su camino y todos los que lo sufráis, así como los que lo sobreviváis, seréis recompensados a la manera de Dios, es decir, con vuestra entrada en el Cielo y la felicidad sin restricciones de la que gozaréis para siempre.
Sed felices Conmigo, amadme; alegraos porque Mi Hora está cerca, ya está aquí.”
Fuente: srbeghe.blog





Dios Padre: «



“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”




"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."