¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
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20 de junio de 2023 – El Arcángel Miguel
Manuela Strack: El Arcángel San Miguel me ordena que me enmiende ante el Padre Eterno inclinándome y rezando varias veces. Él dice:
“Quis ut Deus? Queridas almas, en amistad vengo a vosotros en el amor de Dios, en el nombre de la Preciosa Sangre […] “Yo os elevo. ¡Yo soy el guerrero de la Preciosa Sangre! ¡Llamo a todos los pastores a permanecer firmes en la Fe Católica! La fe de los Padres de la Fe, la Tradición de los Apóstoles. ¡A permanecer firmes en los Mandamientos de Dios y en las Sagradas Escrituras! ¡Llamo a todos los católicos a hacer esto! ¡Confesión en lugar de rechazo! Queréis entrar en la eternidad. Mirad, se acercan grandes acontecimientos y sólo si rezáis, os sacrificáis y os arrepentís podréis resistir […] Sabed que mi espada tocará la tierra en gran medida si no rezáis, os sacrificáis y os arrepentís. Depende de vosotros, queridas almas. ¡Orad a la Preciosa Sangre de Cristo! ¡Manteneos firmes! Quis ut Deus?”
25 de junio de 2023 – El Rey de la Misericordia
Manuela: Veo una gran bola de luz dorada flotando en el cielo… de esta luz sale el misericordioso Niño Jesús en forma del Niño de Praga: El Rey de la Misericordia. Él dice:
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. El Hijo, ese soy Yo. Yo soy el Rey de la Misericordia. Hay una iglesia de los hombres y una Iglesia del Hijo del Hombre, Mi Iglesia, que Yo fundé, que es agradable a Dios. Esta Iglesia incluye los Mandamientos que Mi Padre dio a Moisés […].
La iglesia del hombre no tiene misericordia. No agrada a Mi Padre. No conoce el pecado y es portadora de una falsa misericordia. ¡Yo estoy en el Padre y soy el Misericordioso! Por eso celebré Mi Última Cena con el cáliz precioso, un cuenco de piedra preciosa. Yo soy el Misericordioso. En Mi Última Cena llené este cuenco con vino y se convirtió en Mi Preciosa Sangre. El pan se convirtió en Mi Cuerpo. Así lo di y así os lo entrego. Es importante que conozcáis las Sagradas Escrituras y las llevéis en vuestros corazónes. Yo soy el misericordioso porque derramé Mi Sangre por vosotros en la cruz. Tenía que hacerse el Sacrificio en el Cenáculo y el Sacrificio en la Cruz. Con Mi muerte os he redimido. Mi Santa Iglesia contiene la Verdadera Misericordia, la Divina Misericordia, que conoce el Mandamiento de Dios. Que conoce también el pecado, que puede perdonar si el hombre se arrepiente. El arrepentimiento es tan importante y esencial para vosotros. Miren a Juan el Bautista. Él murió por Mí. ¡Murió por el Mandamiento de Dios!
Miren al hijo pródigo. Tuvo que arrepentirse y convertirse, para poder volver al Padre, y el Padre lo recibió amorosamente. Esta es una misericordia que agrada al Padre y al Hijo, a Mí, el Hijo de Dios, el Rey de la Misericordia, y al Espíritu Santo. Esta es la Misericordia Divina. Sin embargo, quien haga del pecado un mandamiento irá al abismo. Esta es la falsa misericordia hecha por el hombre. Donde no hay pecado, no hay arrepentimiento. Incluso Dimas se convirtió en la cruz y mostró arrepentimiento. Este arrepentimiento agrada al Padre, a Mí y al Espíritu Santo. Somos uno y hablamos con una sola boca. Yo estoy en el Padre.
No tengáis miedo. ¡Rezad, rezad por la reparación! ¡Pedid reparación! ¡Guardad los sábados de expiación! De vosotros depende, queridos hijos, cuánto el Padre castigue al mundo. Si rezáis, os sacrificáis y os arrepentís, la Ira del Padre se mitigará.”
“Recordad las Sagradas Escrituras, la Tradición de los Apóstoles, y tenedlo todo en honor si queréis entrar en el Reino de Dios, si queréis venir a Mí. Entonces os recibiré, Mis sacerdotes, como a un hermano y a vosotros como a Mis amigos. Debéis saber que hay una Iglesia de Dios y una Iglesia de los hombres. Tenéis el libre albedrío para decidir. Pero si queréis vivir en la eternidad, aferraos a los Sacramentos que Mi Santa Iglesia da. No tengáis miedo. Lo que debéis temer es la muerte eterna. Eso es lo que debéis temer. Miren, la iglesia de los hombres también grita “¡Señor, Señor!”. Pero no hacen lo que Yo digo. El que me ama, cumple mi Mandamiento. Actúa conforme a él.
En el nombre del Padre y del Hijo -es decir, Yo- y del Espíritu Santo.
Os lo repito: ¡No tengáis miedo! ¡Permaneced fieles a Mí! Yo os seré fiel.”
Fuente: Maria Die Makellose








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."