¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(AG1521) Haz la Señal de la Cruz y lee todo sin prisa
§1: La guerra se acerca
§2: ¿Cómo podéis prepararos?
§3: No os abandonaré en este tumulto venidero

§1
La paz mundial está llegando a su fin, sí, la guerra se acerca. Primero vendrá del Este, luego se extenderá, encendiendo países que serán invadidos por inmigrantes y matones.
Estos países serán los que hayan abierto sus puertas de par en par a las multitudes de otros lugares, y lo que no deberían haber hecho, lo han hecho: aceptarlos, ayudarlos económicamente y darles lugares donde quedarse. Lo que han hecho, sin pedir nada a cambio, ha hecho creer a estos pobres incultos que todo estaba en juego y que tenían derecho a hacerlo de cualquier manera.
Estas bolsas de pobres esparcidas por todo el país se sublevarán fácilmente en tiempos de inseguridad nacional y, cuando llegue la guerra, sumarán su revuelta a la inestabilidad general. Esto sucederá pronto y vosotros, hijos Míos, haréis bien en prepararos para ello.

§2
¿Cómo podéis prepararos?
Con algunas provisiones, con agua bendita y agua milagrosa, con oración y confianza en Dios.
Sed caritativos con vuestros vecinos y, si es posible, procurad no dejar solos a los mayores de vuestras familias. Si podéis reuniros en familia, la solidaridad entre vosotros os ayudará y os animará.
Sed serenos y generosos, no os quejéis y manteneos unidos en torno al centro religioso de vuestra localidad. Tened en casa un lugar de oración donde toda la familia pueda reunirse todos los días; la fuerza de rezar juntos hará de vosotros lo que Dios quiere que seáis: generosos, caritativos, entregados y responsables. Os daré Mis gracias, no os abandonaré.
Yo soy vuestro Señor y sabéis que Dios cuidará de los suyos. Nadie será abandonado entre vosotros, y los que sean llamados a dejar la tierra, como sucede en tiempos de guerra, si son fieles a Su Maestro y Señor, Yo los acogeré en Mi Morada divina.
§3
No os angustiéis, el futuro es siempre desconocido para los hombres y si levanto ligeramente el velo, es para ayudaros como siempre os lo he prometido.
He predicho la enfermedad, la guerra, el hambre y la hambruna, y luego la gran prueba de la fe; esta prueba será el preludio del Aviso y el Gran Milagro vendrá algún tiempo después.

Luego vendrá un tiempo de gran agitación, porque la tierra misma se pondrá patas arriba, y será escenario de terremotos, volcanes y maremotos.


Seguirá un gran número de muertes, pero la Providencia divina gobernará este estado de cosas y el despertar de la naturaleza será el primer fruto de la renovación de la tierra y de la restauración querida y deseada por Dios desde la caída del primer hombre y de la primera mujer.
No os abandonaré, Mis queridos hijos, en este tumulto venidero.
Habrá luto, martirio y víctimas, pero siempre estará la Divina Providencia para todos y cada uno de vosotros. Mantened, pues, la paz en vuestras almas y en vuestros corazones, porque Yo os amo, os protejo y os guío.
Que la Paz Divina esté en vuestros corazones y en vuestras almas y no os dejéis sorprender por nada. Todo está bajo Mi gobierno aunque os lo imaginéis de otra manera.
Os amo absolutamente, os quiero en Mi Morada divina al final de vuestros días terrenales y esa es vuestra meta, vuestro propósito.
Amadme a cambio y en cuanto a Mis apóstoles y discípulos que no dudaron en entregarse en cuerpo y alma a su misión, os espero y os amo.
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."