¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
18 DE NOVIEMBRE DEL 2022 – MENSAJE DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL A LUZ DE MARÍA
Oren por Francia, Rusia, Alemania, Irak, Ucrania y Libia, el espectro de la guerra es más visto
“Amado Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo:
SOY ENVIADO DE LA TRINIDAD SACROSANTA EN ESTE MOMENTO DE CONFUSIÓN.
Pueblo peregrino, el Amor Divino con el que Nuestro Rey y Señor Jesucristo y Nuestra Reina y Madre se han dirigido a cada uno de ustedes, los animan para que no caigan en la confusión; en esa tentación en la que se encuentran hermanos de ustedes, sin la sensatez de mirar cuanto sucede en la Tierra, niegan todo con gran ignorancia.
LA CRIATURA HUMANA DEBE VIVIR CON LA CONSTANTE NECESIDAD DE ASPIRAR A MANTENERSE AL LADO DE NUESTRO REY Y SEÑOR JESUCRISTO Y DE NUESTRA REINA Y MADRE.
La criatura vivirá en paz únicamente si en su vida siente necesidad de Nuestro Rey y Señor Jesucristo y de Nuestra Reina y Madre. Entonces será cuando el pensamiento se mantendrá en Nuestro Rey y Señor Jesucristo y en Nuestra Reina y Madre. Así la criatura humana sabrá que va por buen camino, de lo contrario, solo vivirá de aspiraciones pasajeras y de falsas ilusiones, las que el maligno opresor de las almas puede llevar a sucumbir en un instante.
Amados de Nuestro Rey y Señor Jesucristo, sin lograr amar la vida, continúan despreciándola y continúan sin valorarla.
Es necesario que cada uno tenga la certeza de que posee atributos con los que Dios Padre le dotó para amar a Dios y amar al prójimo y para ser amor santo y puro, que recibe al prójimo reconociendo que Dios es todo en su vida.
El creer que Dios existe, el “amar a Dios por sobre todas las cosas” (Mt 22, 37-40), no les lleva a ser menos hombres, sino más libres. Por ende, quien ama a su hermano es verdaderamente una criatura humana, un testigo del Amor Trinitario.
La humanidad tendrá la certeza de que sin Dios no es nada. Vivirá con un vacío interior al despreciar al que tiene que amar: a Nuestro Rey y Señor Jesucristo que murió en la Cruz y resucitó para entregarle al género humano la Redención.
Por tanto, sin olvidar que el Cielo les alerta por amor, ustedes viven con una obligación:
ADORAR A LA TRINIDAD SACROSANTA SIENDO CONSCIENTES DE LA GRANDEZA QUE EL AMOR TRINITARIO IMPRIME EN USTEDES.
Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo:
ESTE PUEBLO ES COMO LAS OLAS DEL MAR, VAN Y VIENEN SIN LOGRAR LA ESTABILIDAD ESPIRITUAL, BUSCAN EL SENSACIONALISMO Y NO LA VERDAD.
La guerra continúa en uno y otro lugar, el invierno llega con el ardiente fuego de las armas. La inconformidad de los pueblos los lleva a la sublevación.
Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo, la tierra en su interior se encuentra abriéndose, se intensifican los sismos y la fuerza de los mismos es mayor.
Oren Pueblo de la Trinidad Sacrosanta, oren por Centroamérica, por México y por Estados Unidos, la tierra se estremece.
Oren Pueblo de la Trinidad Sacrosanta, oren por Panamá, Chile, Ecuador, Colombia y Brasil son estremecidos en su tierra.
Oren Pueblo de la Trinidad Sacrosanta, oren, la incertidumbre llega donde los ojos de las criaturas humanas se vuelven en este momento.
Oren Pueblo de la Trinidad Sacrosanta, oren por Francia, Rusia, Alemania, Irak, Ucrania y Libia, el espectro de la guerra es más visto.
Oren Pueblo de la Trinidad Sacrosanta, oren por Japón, se estremece y es perseguido.
Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo, mantengan la paz interior para que no arda el fuego del mal en ustedes.
Oren, lleven a la práctica la oración, sean perseverantes, confiesen sus pecados y reciban el Cuerpo y Sangre de Nuestro Rey y Señor Jesucristo.
LES DEFIENDO, LLÁMENME.
En la unidad del Pueblo fiel, les bendigo.
San Miguel Arcángel.”
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."