¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Septiembre 19 2021 – Llamado de Jesús de la Misericordia a Su pueblo fiel. Mensaje a Enoch. Parroquia Corpus Christi, Cali – Colombia
Los días de purificación se irán intensificando y ningún mortal estará exento
“Mi Paz sea con vosotros, Hijos míos
Los días de purificación se irán intensificando y ningún mortal estará exento; la purificación será más fuerte para todos aquellos que no han liberado su árbol genealógico, porque todas las cargas de maldiciones y pecados ancestrales, van a hacer liberadas y purificadas en todo mortal. Vuestro árbol genealógico en la purificación será liberado para que todas las generaciones pasadas, presentes y futuras en vosotros, queden libres de las cargas intergenéricas; acordaos que en los Nuevos Cielos y en la Nueva Tierra, no entrará mancha alguna de pecado. Por eso, debéis de orar desde ahora por vuestros antepasados, ofreciendo por ellos oraciones, ayunos, penitencias y Santas Misas, para que cuando lleguen los días de la gran purificación estéis libres de las cargas ancestrales y no tengáis que sufrir este duro proceso de liberación.
Hay millones de almas de vuestros familiares difuntos y antepasados, que no han podido liberarse, y se hallan atadas espiritualmente por la falta de oración de sus familiares en este mundo. El Cielo Hijos míos, necesita liberar estas almas que andan errantes por este mundo o suspendidas en el espacio, y que esperan de vuestras oraciones, ayunos, penitencias, Santas Misas y demás sacrificios y ofrecimientos que hagáis por ellas, para liberarse y poder encontrar la Luz, que las guíe a la eternidad. Necesito pues que oréis por vuestro árbol genealógico paterno y materno, porque es urgente liberar estas almas para que vuestra purificación no sea muy dolorosa. Os recuerdo: Lleváis a Dios en vuestro corazón y a vuestros antepasados en los huesos: por eso, es urgente la liberación de vuestro árbol genealógico para que vuestros antepasados y vosotros quedéis libres y así, las generaciones futuras sean fruto agradable a los ojos de mi Padre. Las almas que no han podido encontrar la Luz de Dios, necesitan ser liberadas para ser juzgadas y llevadas al lugar que les corresponde en la eternidad.
Orad con mi Rosario de la Misericordia y entregadme vuestro árbol genealógico paterno y materno, para ir liberándolo de las maldiciones y ataduras ancestrales, que os tienen también atados a vosotros y a vuestras generaciones, material, social y espiritualmente. Hay generaciones enteras que nacen y mueren en la ruina por las maldiciones de ocultismo que llevan grabadas en su sangre; hay generaciones que les cuesta perdonar porque tienen maldiciones de resentimiento en su línea genética; otras, traen maldiciones en los matrimonios que terminan por separarse. Con esto quiero deciros, que todos los obstáculos y barreras que no dejan progresar material, social y espiritualmente a las generaciones, tienen como raíz el campo intergeneracional.
Acordaos que mi Padre, os creó sanos y os bendijo para que habitárais la tierra y fuérais prósperos; pero el pecado y el alejamiento de Dios son los culpables de todas vuestras desgracias e infortunios y esto ha pasado de generación en generación, sin que haya sido liberado; es por las maldiciones intergeneracionales que la bendición de Dios no os llega, porque está atada por los pecados de vuestros antepasados. Liberad pues mis pequeños vuestro árbol genealógico paterno y materno, para que seáis sanos y prósperos.
Os bendigo: En el Nombre de mi Padre. En mi Nombre y en el Nombre del Santo Espíritu. Quedad en mi Paz.
Vuestro Maestro, Jesús de la Infinita Misericordia.
Dad hijos míos a conocer los mensajes de salvación, a toda la humanidad.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."