¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
28 de marzo del 2021 – Mensaje de la Santísima Virgen María a Su amada hija Luz de María
Inicio De La Semana Mayor
No teman ante lo venidero, no teman, el temor paraliza
Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:
INICIANDO LA SEMANA MAYOR, MI CORAZÓN MATERNO DESEA PERMANECER ACTIVO EN CADA UNO DE USTEDES, HIJOS MÍOS.
Iniciemos la Conmemoración de esta Entrega de Mi Divino Hijo con el conocimiento que la Trinidad Sacrosanta les ha permitido en estos Llamados.
LA PASIÓN DE MI HIJO JESUCRISTO NO PERMANECE ÚNICAMENTE LATENTE DURANTE ESTA SEMANA MAYOR, SINO CADA DÍA, CADA SEMANA, CADA MES, CADA AÑO…
ESTÁ IMPREGNADA EN LA VIDA DE LA CRIATURA HUMANA, EN TODOS SUS ACTOS Y OBRAS, EN EL PADECER Y EN LAS ALEGRÍAS DE TODOS SUS HERMANOS.
Mi Hijo pasa delante de ustedes y no le reconocen, como los Discípulos camino a Emaús, les falta centrarse en el conocimiento de Mi Hijo, les falta quietud en cuanto obran y actúan para que el Santo Espíritu Divino les ilumine e inspire y así, no se precipiten en sus actos y estos no sean los que les alejen de Mi Hijo.
LAS TENTACIONES SON MAS FUERTES QUE EN OTRO MOMENTO DE LA HUMANIDAD, EN QUE LA BATALLA CONTRA EL MAL ESPIRITUAL Y EN ALGUNOS CASOS FÍSICO, ES PALPABLE, NO LA PUEDEN NEGAR.
La criatura humana es lenta en reconocer a Mi Hijo debido a que no razona, sino actúa por inercia, por imitación, por cumplir. Así no alcanzarán la Vida Eterna, deben centrarse en la vida espiritual y no centrarse en lo externo que es pasajero. (Lc. 24,25)
¡BASTA! DE ENTREGAS A MEDIAS, DE PROMESAS QUE NO CUMPLEN, DE VIVIR COMO RÍOS DESPUÉS DE UNA TORMENTA ARRASTRANDO EL LODO Y LLEVANDO LA FETIDEZ CONSIGO SIN LOGRAR LIMPIAR EL ALMA.
ES URGENTE LA PUREZA DE CORAZÓN, ESTE MOMENTO ES PARA ARREPENTIRSE CONSCIENTEMENTE, EN VERDAD, PEDIR PERDÓN, REPARAR Y CONTINUAR DE LA MANO DE MI HIJO.
Es muy necesaria la intención en ustedes, la intención en el desarrollo de los actos u obras es decisiva en el camino de la Salvación, la recta y sana intención es provechosa y logra que aflore en cada uno de ustedes, lo que estaba escondido y los lleva al bien.
LA IGLESIA DE MI HIJO ESTÁ CAMBIANDO… ¿SERÁ QUE LLEGARÁ A SER UNA IGLESIA SIN MADRE?
Hijos, vivan dentro del Verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Hijo. No sucumban ante reglas ligeras que no necesitan sacrificio, conversión, entrega, plegaría, unidad, testimonio, ayuno, amor hacia el prójimo, y sobre todo adoración a la Trinidad Sacrosanta.
El participar de las novedades los lleva a la perdición, a la ignorancia y a la dependencia para obrar y actuar. Los lleva a sucumbir en los valores y buenas costumbres, los lleva a consentir normas que no son Voluntad Divina.
Como Madre les invito a vivir cada día para mejorar, para ordenar la vida espiritual, para encontrar en la Cruz de Mi Hijo, la paz verdadera, el amor verdadero, la abundancia del bien, el antídoto contra la impaciencia, la intolerancia, el carácter agresivo, la imposición, la incomprensión, el autoritarismo. Estos y otros defectos en la criatura humana se arraigan hasta llegar a no ser distinguidos por el hombre.
ES EL MOMENTO DE LA LIBERACIÓN DE LOS DETENTES HUMANOS Y DE ENTREGARSE A MI HIJO.
¡Qué poco entienden ustedes, y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los Profetas!
Oren hijos Míos, oren por la paz del mundo.
Oren hijos Míos, oren, reciban a Mi Hijo en la Eucaristía.
Oren hijos Míos, oren, miren la Cruz, mediten y fusiónense en Ella.
Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:
No teman ante lo venidero, no teman, el temor paraliza.
Les bendigo.
Mamá María.”
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."