¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
17 de Marzo 2021 – Llamado de María Santificadora a sus Hijos Predilectos (los Sacerdotes). Mensaje a Enoch.
¡No más Templos cerrados ni más comuniones en la mano!
“Mis Amados Hijitos, la Paz de mi Señor esté con todos vosotros y mi Protección Maternal, os acompañe siempre.
Mis Predilectos, siento gran tristeza al ver como muchos de vosotros le estáis siguiendo el juego a los emisarios del mal. Me duele y entristece ver como las Casas de mi Padre en muchos lugares están siendo cerradas, destruidas o convertidas en museos, el rebaño de mi Hijo anda confuso y desorientado, vaga como ovejas sin pastor, porque muchos de sus pastores están más preocupados no por pastorear el rebaño, sino, por seguir los protocolos de una pandemia que más parece una conspiración contra la Iglesia de mi Hijo. Según los enemigos de Dios, sólo en los templos y lugares santos hay peligro de contaminarse.
¡Oh, qué gran engaño le han inculcado a mis predilectos y al rebaño de mi Hijo! ¿Cómo podéis pensar que sólo en la Casa de Dios, corréis el riesgo de contaminaros? El Espíritu de Dios habita en ella y Dios no contamina. La Santa Misa es sanación y liberación para el rebaño de mi Hijo, no creáis en los engaños y conspiraciones de los enemigos de la Iglesia. ¡Abrid las puertas de las Casas de Dios, hijos predilectos!, no os hagáis cómplices de este gran engaño; porque lo que están buscando los emisarios del mal es acabar con la fe del Pueblo de Dios; ayudados por muchos de vosotros que os habéis olvidado que debéis de obedecer a Dios antes que a los hombres. (Hechos 5, 29) Hijos predilectos, no os hagáis reos de culpa para que mañana no tengáis de que lamentaros cuando lleguéis a la eternidad.
En Averno hijitos, yacen muchas almas consagradas que fueron un día revestidas con el Ministerio Sacerdotal pero que se olvidaron de servirle a Dios en este mundo por pastorearse a sí mismas, descuidando el rebaño que les fue encomendado. ¡Despertad Hijos Predilectos y quitaos la venda de engaño de vuestros ojos, porque el rebaño de mi Hijo anda disperso y en muchos lugares se está perdiendo por la falta de pastoreo! ¡Fuisteis llamados a servirle a Dios para guiar y pastorear su rebaño, el cual muchos de vosotros habéis descuidado por hacer la voluntad no de Dios, sino de los hombres! Os pregunto pastores infieles, ¿qué le responderéis mañana a mi Hijo cuando lleguéis a la eternidad? Cuándo seáis juzgados y la Voz de Dios os diga, ¿qué habéis hecho con el rebaño que he puesto a vuestro cuidado? Acordaos: al que mucho se le da, mucho se le exigirá. No seáis como el siervo inútil que por negligencia y temor, guardó los talentos y no le dio utilidad alguna a su amo. (Mateo 25. 14, 30)
Nuevamente os digo hijos predilectos: el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo, debéis de darlo en la boca y preferiblemente de rodillas, guardando el debido respeto a su Divinidad. Dar la comunión en la mano a su rebaño es una afrenta para mi Hijo; muchas Hostias Consagradas por esta detestable práctica están siendo utilizadas por los hijos de la oscuridad para realizar con ellas, ritos y cultos satánicos; millones de partículas diariamente caen al suelo y son pisoteadas, por culpa de muchos de vosotros mis predilectos cuando repartís la comunión en la mano. Recapacitad Hijos predilectos y no sigáis repartiendo la comunión en la mano; preocupaos por guiar y pastorear el rebaño de mi Hijo, que se está perdiendo y dispersando por culpa de muchos de vosotros que andáis obedeciendo a los hombres antes que a Dios. ¡No más Templos cerrados ni más comuniones en la mano, os lo pido de todo corazón hijos predilectos!
Quedad en la Paz de mi Señor, mis Amados Hijos Predilectos.
Vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer hijitos los mensajes de salvación a toda la humanidad y en especial este a mis predilectos.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."