¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Enero 04 2021 – Llamado de Dios Padre a Su Pueblo Fiel. Mensaje a Enoch.
Estáis entrando ya en los días de acrisolamiento
“Pueblo mío, Heredad mía, mi Paz sea con vosotros.
Pueblo mío, estáis entrando ya en los días de acrisolamiento, grandes pruebas están por llegaros; si permanecéis firmes en la fe y confiados en Dios, ni uno sólo de vuestros cabellos se os perderá. Se acerca la liberación de mi Pueblo; alegraos porque ninguna prueba por muy dura que sea, podrá compararse con el gozo, la felicidad y plenitud, que os espera en mi Nueva Creación.
Hijos míos, vuestra fe va a ser puesta a prueba, y sólo los que permanezcan firmes en ella, podrán alcanzar mañana la Corona de la Vida Eterna. Pruebas de fe, mortificación de los sentidos y purificación de la carne, son unas de las tantas pruebas por las que pasaréis. Cuando mi Hijo, sea expulsado de sus Casas por la Abominación de la Desolación, el Santo Espíritu de Dios por tres tiempos y medio se apartará de la inmensa mayoría de la humanidad, y ésta sabrá que es estar sin el Espíritu de Dios, que es el dador de vida. Sólo los que caminan con Dios y le son fieles, podrán superar esta durísima prueba. En esos días de desolación espiritual, el enemigo de vuestra alma os tentará, mortificará y se robará el alma de todos aquellos que permanecen en pecado o en tibieza espiritual. Ese será el tiempo de la siega donde será separada la cizaña del trigo; tres años y medio, tiempo del último reinado de mi adversario donde seréis totalmente acrisolados; sólo así, purificados, podéis ser mañana mi Pueblo elegido en el cual vuestro Padre se complacerá.
Pueblo mío, no perdáis más el tiempo en preocupaciones y vanidades mundanas, porque todas estas cosas con tan efímeras y hacen parte de este mundo que muy pronto pasará. Que la salvación de vuestra alma sea vuestra mayor prioridad y el tesoro que debéis buscar; porque lo demás, es vanidad de vanidades, que sólo sirve para satisfacer vuestro ego y crear apegos que atan vuestra alma, roban vuestra paz y gozo del Espíritu. Preparaos pues Pueblo mío, para las grandes pruebas que os acrisolarán el cuerpo, alma y espíritu, y os harán brillar como crisoles. Sólo así, purificados, podréis mañana ser llamados: Pueblo mío, Heredad mía
Hijos míos, no temáis, confiad en vuestro Padre Celestial y en las pruebas, alabad la Gloria de Dios y todo irá pasando como un sueño para vosotros. Llego el tiempo de abandonaros en la Voluntad de vuestro Padre; conservad la calma en las pruebas; orad, ayunad y haced penitencia, para que la purificación os sea más llevadera. No perdáis la cabeza ni os sintáis solos; acordaos que el Cielo no os abandonará; mi Hija María y Madre vuestra, estará con vosotros en compañía de mis Ángeles. Ella, os irá mostrando el camino y al final de la prueba, os mostrará a mi Hijo Jesús, el fruto Bendito de su Vientre, que os estará esperando para daros la bienvenida en la Nueva Creación
Alegraos, porque se acerca vuestra liberación, no temáis; acordaos que vuestro Padre sabe hasta dónde podéis soportar las pruebas; aceptad con amor y con confianza en Dios, los días de purificación que os están llegando, porque son necesarios para que mañana podáis gozar a plenitud en mi Jerusalén Celestial. ¡Ánimo ya falta poco, para que vuestros ojos vean la luz de un Nuevo Amanecer.
Permaneced en mi Paz, Pueblo mío, Heredad mía.
Vuestro Padre, Yahve, Señor de la Creación.
Dad hijos míos a conocer los mensajes de salvación a toda la humanidad.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."