
(G2325) Haz la Señal de la Cruz y lee todo sin prisa
§1: Seréis como Yo, vivos para siempre
§2: No tengáis miedo de las dificultades de la vida terrena
§3: También vosotros pasaréis por momentos difíciles
§4: Preparaos con la oración ferviente
“Mis queridos hijos,
Cuando leáis esta carta, hijitos, arrodillaos y poneos en presencia de vuestro Dios. Si no podéis arrodillaros, recogeos como en oración y leed estas palabras con fe, con atención, con reverencia.
§1
Sí, soy Yo, el Señor Jesucristo, quien os habla, soy el Verbo, la Palabra Divina y no ceso de hablar al mundo en todos los sentidos porque soy infinito y Todopoderoso.
Soy infinito en todas Mis cualidades como en todas Mis virtudes soy Dios, tan Alto, tan lejos de vosotros y sin embargo tan cerca.
Tomé de vosotros Mi Humanidad, como vosotros en la tierra, y sin embargo soy así desde la aurora de los tiempos, en la Infinitud de Mi Existencia Divina. Yo no cambio, Yo soy Dios y cuando, a vuestra vez, estéis en la Bendita Eternidad, participaréis de esta Eternidad Divina, seréis como Yo, vivos para siempre.
§2
Preparaos, Mis queridísimos hijos, para vuestra muerte corporal, que no es más que una etapa, porque después de ella seréis llamados a una dicha extraordinaria.

México: Persecución de los Cristeros (1926-1929), con la política anticatólica y anticlerical del gobierno mexicano presidido entonces por el presidente Plutarco Elías Calles, que había impuesto una ley muy restrictiva de la libertad religiosa, llamada Ley Calles. Había intentado eliminar la influencia de la Iglesia católica, fuertemente arraigada en el país, suprimiendo incluso las celebraciones religiosas en las comunidades locales.
No tengáis miedo de la muerte corporal, es el resultado del pecado original, pero habéis sido purificados de él por el Bautismo y por todos los Sacramentos de la Santa Iglesia Católica.
No tengáis miedo de las dificultades de la vida terrena, son permitidas por Dios para endureceros, para santificaros, son duras a veces, pero si oráis seriamente y os unís a Mi Pasión y a Mi Muerte en la Cruz, salvaréis muchas almas y vuestra recompensa será grande en el Cielo.
Yo he compartido vuestra vida terrena y también he tropezado con muchas incomprensiones, muchos reproches, muchas injusticias, pero he conservado Mi temperamento ecuánime, Mi paciencia, Mi serenidad, Mi Bondad y Dios estaba Conmigo.
§3
También vosotros pasaréis por momentos difíciles, pero Yo estaré a vuestro lado, no os abandonaré.

El obispo Rolando Álvarez de Matagalpa, Nicaragua, es vigilado por la policía (agosto 2022).
Como Yo, os enfrentaréis a injusticias, desprecios y acusaciones infundadas, simplemente porque Me sois fieles, porque sois Mis discípulos.
- Seréis acusados falsamente, como ya lo sois, y los malvados se confiarán cada vez más.
- Seréis señalados y juzgados según criterios de injusticia e ideología. No podréis replicar porque todo lo que digáis se volverá contra vosotros.
Recordad Mi comparecencia ante los sumos sacerdotes Anás y Caifás. ¡Mi destino ya estaba sellado!
Nunca dejé de rezar a Mi Padre para que Me diera Su fuerza, Su voluntad, Su presencia, y nunca estuve solo. El Espíritu Santo Me comunicó todo lo que necesitaba para ser como Dios quería que fuera y Mi Persona humana no se inmutó. Me mantuve bueno, manso, humilde pero firme e irreprochable.
Sabía cuál debía ser Mi destino para llevaros, hermanos Míos, a la Vida eterna, y como un padre, como una madre, dispuestos a todo para salvar a su hijo, a sus hijos, de las garras del enemigo, no escatimé, Me ofrecí por entero a la justicia de los hombres para satisfacer a la Justicia Divina.
Mis mártires de los primeros siglos estaban revestidos de la virtud de la Fortaleza y fueron al suplicio revestidos de esta virtud.
Ahora están Conmigo, su fidelidad es su gloria y nuestro mutuo amor es su eterno Bien.
§4
Preparaos con la oración ferviente para estas próximas horas de gloria, haced penitencia para acercaros a Dios con un corazón puro, y yo os acogeré triunfalmente en el Cielo cuando haya llegado vuestra hora
Que Dios os bendiga, hijos Míos, os amo tanto, ¡no lo dudéis nunca!
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro Señor y vuestro Dios.”
Fuente srbeghe.blog