
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 22 de agosto de 2024
§1: Nos necesitamos mutuamente
§2: Estoy a vuestro lado y os escucho…
§3: La Tradición y la Sagrada Escritura
§4: ¿También ustedes quieren irse?
§5: Cuando llegue el tiempo de hambruna…
§1
«Mis amados, sois queridos de Mi Corazón y nos necesitamos mutuamente, vosotros Me necesitáis y Yo os necesito. Conocéis el verdadero nombre del Amor: es cercanía, es caridad, es disponibilidad.
¿Queréis contactar con un amigo de confianza?
Llamarás al que está más cerca de vosotros, al que está más disponible, al que siempre es más accesible para vosotros.
¿Yo soy uno de ellos? Sí, ciertamente.
No hay nadie más cercano que Yo, porque estoy con vosotros en todo momento.
¿Disponible? Por supuesto, lo sabéis, podéis llamarme en cualquier momento.
Y además, Yo soy la caridad ejemplar, la caridad perfecta, la caridad constante a través de los siglos y siempre presente. Tratad, hijitos, de imitarme, de no dejar nunca de lado a un amigo, de ser siempre accesibles como Yo lo soy para vosotros.
Cuando Me recéis, hacedlo sabiendo que estoy a vuestro lado, estoy cerca de vosotros y os escucho.
Sé cuáles son vuestras necesidades, lo que es necesario y de lo que podéis prescindir. Porque lo superfluo es demasiado y si lo tienes, que no sea para vosotros como lo necesario. Permito lo superfluo, pero llegará un momento en que será más raro y, en ese caso, no os alborotéis por ello, no es imperativo tenerlo.
§2
Cuando estaba en la tierra, sólo tenía lo necesario e incluso entonces, a veces faltaba. Los apóstoles no lo mencionan en los Evangelios, pero a menudo nos faltaba lo necesario.
El Evangelio de la multiplicación de los panes es una ilustración de ello. A menudo éramos acogidos en las casas de la gente del lugar, pero a menudo vivíamos bajo las estrellas. Entonces teníamos algunas frutas o algún otro alimento, pero en los caminos de Norte a Sur y de Este a Oeste, nuestras comidas eran frugales.
“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4) y yo tenía que llevar la Palabra de Dios a todos los rincones de la tierra de Israel.
Entonces llegó el momento en que anuncié que Me daría a Mí mismo como alimento de vida:
“Yo soy el pan vivo que ha bajado del Cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que Yo daré es Mi carne para la vida del mundo” (Jn 6, 51), “y muchos de sus discípulos se retiraron y dejaron de acompañarle” (Jn 6, 66).
§3
Sí, es difícil ser Mi discípulo cuando se está solo entre incrédulos, y ése es el caso de vuestro mundo de hoy. Los que quieren permanecer fieles a la Tradición bimilenaria de la Santa Iglesia Católica son ahora pocos, y muchos de Mis discípulos han dejado de acompañarme.
La Tradición y la Sagrada Escritura son las dos fuentes de la Revelación y esto es un dogma de fe definido por varios concilios (Constantinopla II, Nicea II, Trento, Vaticano I) pero ¿quién entre los cristianos de hoy sigue apegado a la Tradición?
§4
Os hago la misma pregunta que hice a Mis discípulos cuando les anuncié la transubstanciación, el Pan de Vida:
“¿También ustedes quieren irse?” (Jn 6,67)
Y Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68).
Y yo os digo a vosotros, cristianos de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI: ¿Por qué no os mantuvisteis firmes como Mis apóstoles, puesto que Yo tengo palabras de vida eterna?
Algunos raros obispos no quisieron abandonar la Tradición y, aún hoy, algunos obispos siguen sin querer abandonarla. Uníos a ellos, queridos hijos míos, no tengáis miedo, sólo Yo tengo palabras de vida, sólo Yo soy la Vida, el Pan de Vida, y sin Mí no podéis hacer nada.
§5
Cuando llegue el tiempo de hambruna, Me buscaréis y ya no Me encontraréis, aún Me buscaréis y Me encontraréis, aún estaré con los Míos: los que no querrán dejarme, los que desafiarán las prohibiciones, los que estarán decididos a no abandonarme.
A través de la oración Me tendréis siempre con vosotros, pero también es necesario el Pan de Vida para tener Vida en vosotros, porque Yo soy la Vida y Me doy a todos los que Me buscan y Me encuentran.
Que Dios esté con vosotros, Él que quiere estar con vosotros y que se dará a vosotros mientras le busquéis, mientras queráis aferraros a Él como vuestros antepasados y como todos los fieles, incluso en tiempos de persecución.
Que sea bendito y amado, Aquel que era y es, por los siglos de los siglos.
Te bendigo, Amado, en el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro Señor y vuestro Dios.»
Fuente: srbeghe.blog