
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 24 de junio de 2024
«Amados Míos, Queridísimos Míos,
Yo los amo tanto. Este Amor Me sostiene y siempre Me sostiene. Este Amor es el de Dios Espíritu Santo, Aquel que es Amor en un plano superior, el de Dios. El Amor es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es tan grande, tan fuerte, tan exclusivo y al mismo tiempo tan amplio que incluye en sí toda la creación.
Yo os amo con este Amor sobreabundante, no puedo expresar con palabras humanas este exceso de Amor que Me lleva, que Me ha llevado a lo largo de Mi vida terrena y que Me lleva eternamente. Os lo doy totalmente, es Él quien Me ha dado la Fuerza, la virtud de la Fuerza divina para soportar lo que he soportado por vosotros y ni por un momento ha flaqueado este Amor.
Los príncipes de los sacerdotes Me odiaron, Me detestaron, Me crucificaron y Yo nunca dejé de amarlos para convertirlos y querer hacerlos santos en Mi eterna compañía. Ellos no querían eso, mientras que Yo aspiraba plenamente a ello.
¿Qué era aquella sinagoga? Estaba llena de sí misma, se creía con jurisdicción eterna dentro de sí, era autocomplaciente hasta el punto de cometer lo irreparable: el asesinato cruel y vengativo de su Dios.
Así quería actuar Lucifer: quería ocupar el lugar del Creador, ser él mismo el Creador, pero aunque quisiera, no podía. Pero intervino San Miguel Arcángel y el Príncipe de los demonios se suicidó oponiéndose al Creador de toda vida. Lucifer se ha replegado sobre sí mismo, ha perdido la Vida divina, sólo puede verse a sí mismo y todo lo que está por debajo de él.
Así como el tirano cegado sólo ve a los que le rodean a través de su propio prisma, para sí mismo y sin más amor que su propia satisfacción nauseabunda, así es Lucifer, pero multiplicado por diez, pues fue creado como ángel, ésa es su naturaleza, y aunque haya perdido todos los beneficios de esa creación, sigue siendo un ángel.
Lo mismo ocurre con el hombre: creado para el Cielo, puede apartarse del camino que Dios ha planeado para él, por lo que sigue siendo un hombre y al mismo tiempo puede ser un lobo para sus semejantes.
Queridos Míos, no os dejéis llevar por este león rugiente que os odia mientras os atrae hacia sí, ofreciéndoos destellos de placer, autoridad, dominación, vanagloria y todas las atracciones materiales infructuosas para la Vida eterna.
- Por el contrario, dejaos atraer por el verdadero Bien, el del Amor Divino, que os espera en la Alegría, en la Embriaguez de la verdadera Gloria Divina, en la Devoción y en la Plenitud. No hay otro camino, y el Espíritu Santo, el Amor Divino, a través de Sus siete dones, os da las llaves: el temor [de desagradar a Dios], la piedad, el conocimiento, la fuerza, el consejo, la inteligencia y la sabiduría.
Mis muy queridos Hijos, habéis entrado en el tiempo de las turbulencias y los que conocen este peligroso fenómeno en vuelo, saben que la serenidad y la razón deben vencer toda ansiedad para atravesar esta zona que no es bueno cruzar.
- Yo os guiaré a puerto seguro, pero rezad con sinceridad, regularidad y confianza, porque Dios todo lo ve, todo lo sabe, todo lo prevé y tiene Su plan, Su proyecto, Su programa para vosotros.
- Poned toda vuestra confianza en Mí y, de rodillas, decidme que Me amáis, que Me sois totalmente devotos, que no tenéis miedo de seguirme, sea cual sea el camino por el que os conduzca. Yo voy delante de vosotros y no olvidéis nunca que el camino puede ser áspero, que podéis tropezar, pero que Yo lo he recorrido primero que vosotros y antes que vosotros.
Llevo Mi Cruz y la vuestra porque Mi Cruz tenía el peso de todas las vuestras y Yo las llevaba todas.
Simón el Cirineo vino a ayudarme: sed todos Simón de Cirene para Mí, ayudadme a llevarla y no olvidéis nunca que Yo llevo el mayor peso de ella. Necesito que estéis a Mi lado, con vuestra confianza, vuestra perseverancia, vuestra entrega, vuestro fervor, como Santa Verónica, que no tuvo miedo de desafiar a los soldados para traerme un poco de consuelo, de desafiar al espíritu humano, ¡de desafiar al qué dirán! Mirad el maravilloso recuerdo que dejó, mientras que otra, por falsa timidez, permaneció desconocida para Dios y para los hombres.
Que la paz esté con vosotros, que todo miedo y toda aprensión estén lejos de vosotros, Mi Amor os toma bajo Su ala, Mi Amor os guiará y os conducirá a puerto seguro, sea cual sea el camino. No tengáis miedo, no tengáis ansiedad, sed sabios en la Sabiduría divina y Yo os reconoceré como Mi hijo, Mi hijo adoptivo, porque ese es Mi deseo, ese es Mi plan para vosotros.
Los bendigo, Mis muy Queridos, Mis Amados, permanezcan Conmigo, no Me dejen.
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que así sea.
Vuestro Divino Redentor.»
Fuente: srbeghe.blog