
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 30 de mayo de 2024
«Mis muy queridos Hijos, sois Míos y os guardo contra Mi Corazón ardiente de amor. Hoy es la fiesta del Santísimo Sacramento, la fiesta que sigue a la de la Santísima Trinidad. Es la presencia de Dios en la tierra en Cuerpo, Alma y Verdad.
La tierra entera debe arrodillarse ante Mí, Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, que está con vosotros en la tierra en toda realidad. Prometí a Mis apóstoles y a Mis discípulos que permanecería con ellos y con vosotros hasta el fin del mundo y, en la Sagrada Eucaristía, estoy con ellos en Espíritu, pero también en realidad corporal, en sangre, en alma.
Cuando la tierra comience sus convulsiones en preparación del nuevo mundo, sus habitantes quedarán atónitos; la angustia y el miedo se apoderarán de ellos y los demonios serán entonces aparentes, pues creerán que la tierra ha llegado al fin de su existencia. Se regocijarán por haberla destruido, igual que se regocijaron blasfemando ante Cristo en la Cruz, creyendo que había llegado su victoria. Pero una vez más, Dios los derrotará.
En lugar de ser destruida, la tierra volverá a florecer por acción divina y los demonios serán encerrados en el abismo.
La tierra volverá a florecer, sí, volverá a ser fértil y exuberante porque sus sacudidas y zarandeos habrán renovado su superficie.
El terror de estos momentos incontrolados será la causa de la muerte de muchos humanos; será uno de los momentos más angustiosos que jamás se hayan vivido. Los vivos envidiarán a los muertos porque no tendrán adónde ir.
Este tiempo pondrá fin a los dos milenios de historia después de Jesucristo, y la era contemporánea, la última de la desafortunada serie que siguió a la Edad Media cristiana, terminará en este terremoto que destruirá muchas obras de arte, edificios y paisajes. La tierra tendrá otra forma y los supervivientes reconstruirán y volverán a trabajar la tierra como lo hacían antes de la mecanización, porque todo lo que antes era del mundo habrá sido barrido.
Este es el tiempo que os tengo reservado, Mis queridísimos hijos, será el tiempo de la renovación y los que entren en él serán valientes, piadosos, deferentes y sumisos a Dios como lo fueron Mis Apóstoles y Mis discípulos porque habían experimentado el poder divino.
Yo estaré entre vosotros a través de la Sagrada Eucaristía como nunca he dejado de estar desde la Última Cena, y vosotros seréis Mis hijos más queridos porque todos habréis comprendido cuánto os ha protegido Mi divina Providencia. Seréis Míos y todos los que hayan sobrevivido por Mi gracia y por su piedad a estos terribles trastornos, volverán al trabajo, respetando el día del Señor, el domingo, día consagrado a Mí.
Que Dios sea bendecido, honrado y respetado, no puede ni debe ser de otra manera.
Os bendigo, Mis queridísimos hijos, sed gentiles, sed caritativos, sed respetuosos con Dios y con vuestros seres queridos.
En el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
El Señor Todopoderoso Dueño del Cielo y de la Tierra.»
Fernand Crombette. Si el mundo supiera: La Tierra en el tiempo de Adán antes del Diluvio: Leer…
Fuente: srbeghe.blog