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Gotas de luz (1): Detalles sobre el estado de la Iglesia, el plan masónico, el anticristo, la purificación del mundo

Sin Mi presencia no tendréis protección, ni armas para defenderos. El mal tendrá la puerta abierta de par en par para destrozar y desfigurar las conciencias y la humanidad. ¿Con quién ennobleceréis vuestras vidas, de quién recibiréis la fuerza y la dulzura para superar las dificultades?

¡¡¡Oportunidad de Salvación!!!

(Primer) Viernes 3 / (Primer) Sábado 4 de mayo del 2024
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Los 9 Primeros Viernes de mes al Sagrado Corazón de Jesús (leer las 12 Promesas). Los 5 Primeros Sábados del mes al Corazón Inmaculado de María (leer las Promesas). (Double) Novena a Los Sagrados Corazones de Jesús y de María, de sor Natalia Magdolna (leer las 33 Promesas, descargar y difundir…)

(DeepL Translator) Extractos de mensajes de Jesús a un alma (1996 -2024)

  1. Prólogo
  2. Intentan crear una Iglesia masónica
  3. De noche vienen a robarme
  4. Mi Iglesia se va a la ruina
  5. Qué es el Anticristo
    El Anticristo como organización
    El Anticristo como persona
  6. Ya no Me reconozco en esta Iglesia
  7. El plan de la Iglesia masónica
  8. La purificación de la Iglesia
  9. Volveré para construir Mi Iglesia
  10. La Iglesia necesita sacerdotes santos
  11. El inicuo perecerá en la cátedra de Pedro

Santo Rostro de Nuestro Señor Jesucristo

Prólogo:

¿Qué son las gotas de luz?

El Señor responde: «Son gotas de sabiduría, de luz, gemas preciosas [...] gotas de sabiduría, riquezas de formación y también de salud. [...] Y sin embargo os grito: “Venid a Mí, dejad a los que no pueden curaros. Venid a Mí que soy el verdadero médico”.»

2. Intentan crear una Iglesia masónica

Jesús: «Mirad, en esta Iglesia soy tan poco amado y no se vive Mi Espíritu. La forma en que se practica en ella Me hiere. No hay amor a Mi Santa Humanidad, no hay veneración a Mi Madre. La Eucaristía es vista sí como un alimento que sustenta y da fuerza, pero no creen en Mi Presencia, no Me aman, no comparten Conmigo. Mi Cruz es sí una Cruz Gloriosa, pero una Cruz empobrecida de los méritos del dolor, de las lágrimas humanas, una cruz en la que se intenta excluir el sacrificio del hombre que unido a Mí, a Mi Santa Humanidad, es salvífico.

Se intenta alejar lo que puede ser humilde, pequeño, devocional. Mi Palabra no Me pertenece. Se transforma, Mi Verdad, Mi Espíritu ya no se encuentra en ella.

Se intenta crear una Iglesia dentro de la Iglesia. No una Iglesia pequeña, pobre, humilde, sino una Iglesia rica y ambiciosa, cuyas riendas pertenecen al maligno.

Qué responsables son los sacerdotes. Muchos de ellos no comprenden la verdad porque rezan poco, pero muchos más, en la cima, cuando llegan a comprender, ya no tienen la fuerza, la capacidad, el valor de dar marcha atrás en el error que han cometido. Cuánto deben sufrir estos sacerdotes, más aún en los lugares más altos, más altos de ella, donde se manipula con maldad y se intenta formar esta nueva iglesia, una iglesia masónica que no me pertenece.

Mi Madre habló de esto en Fátima cuando dijo que satanás estaba penetrando en las filas del Vaticano, que se colaría y dirigiría. Pretenden crear masas de hombres para formar un nuevo poder, del que yo sólo soy el emblema, pero no la sustancia. En los nuevos tiempos ya no existirá, pero cuántos errores han creado, cuánto mal habrá hecho.

Pongo ante la Iglesia masónica los movimientos marianos, que llevan impresos Mi Corazón, Mi Rostro, Mi modo de ser y Mi Verdad. Pequeños permaneced humildes, ocultos y amorosos. Con estos pequeños se retirará, o si Mi Iglesia se retirará, es como la levadura que se pone a fermentar. Mi Madre la amasa con Mis ingredientes para que sepa a Mí.»

3. De noche vienen a robarme

Jesús: «Hoy Me celebran en varias partes del mundo (Fiesta del Corpus Christi), con ceremonias, procesiones y adoración. Yo bebo de estos cultos. Pocos Me aman de verdad, pero Yo Me lleno de esta devoción porque sé que cuando termine, ¿quién se acordará de Mí?

Los hombres no comprenden este Sacramento que cura, cura el espíritu, pero también el cuerpo. Cuántas enfermedades, cuántas guerras, cuánto dolor no existiría si no fuera ultrajado. Los médicos tendrían poco trabajo, las enfermedades de los niños desaparecerían, las familias se curarían.

Vienen, vienen a robarme no sólo durante la comunión llevándome, sino por la noche en los sagrarios. Vienen como ladrones a venderme y son los que habitan en Mi Iglesia. Cometen conmigo iniquidades que ni siquiera se pueden decir. Este ultraje a Dios recae, por desgracia, sobre los que son inocentes. ¿Cómo puedo reparar esto? Adorándome en Mi Sacramento, rezándome y recibiéndome, amándome. Esta es la reparación que sana las heridas y cura los males.»

4. Mi Iglesia se va a la ruina

Mi Iglesia se va a la ruina

Jesús: «Deseo el silencio, la contemplación y la adoración en las almas y en la Iglesia, pero Mi Iglesia va a la ruina porque los muros se derrumban. El mundo ha caído tan bajo porque Mi Iglesia ya no es la dispensadora de la verdad, ya no es el faro que ilumina las mentes, la levadura que fermenta las masas y da a sus hijos pan podrido.

Mi Esposa, la Santa Iglesia que tanto amo, se ha prostituido. En Ella se arrastra la serpiente del ocultismo y causa los mayores daños. Hay conferencias, debates, todas tonterías que no sirven para nada porque en ellas sólo se revela el pensamiento humano, que no es ni Mi Pensamiento ni Mi Enseñanza.

Los hijos de Mi Iglesia deben ponerse de rodillas para orar con gran humildad, para ser iluminados por el Padre sobre cómo enseñar a ser portadores de Mi Verdad.

Deben volver a los orígenes, aceptando el Evangelio en su integridad y originalidad como en los días de San Francisco, cuando Mi Iglesia ya entonces sus muros se derrumbaban. Francisco comprendió y volvió a servirme en la pobreza, a la integridad de los orígenes. Aún más hoy necesita este retorno, pues ya no quiere apoyarse en la piedra angular, sino en otros soportes que Yo no apoyo.

Esta Iglesia ha olvidado que es fruto y está construida sobre la sangre de los mártires y los sufrimientos de las criaturas que dieron su vida por ella. Ahora dejan que todo se arruine.»

5. Qué es el Anticristo

Jesús: «Mi Regreso Glorioso no será un regreso físico. Sólo en los últimos tiempos regresaré en una sola vez en Mi Persona Completa antes del gran juicio (Tercera Vez como Juez - Juicio Final).
Mi Regreso ahora en este tiempo intermedio (Segunda vez como Rey, Nueva Era, Reino de 1000 Años Felices) tendrá lugar en el Espíritu. El Espíritu Me atestiguará. Vengo a contemplar un mundo que no Me pertenece, un mundo malvado, y habrá señales. El signo de la Cruz visible para todos (el Milagro después del Aviso), pero será demasiado tarde para los que no se conviertan.

El Espíritu Santo vendrá a purificar y gran parte de la tierra será diezmada. Pero aún entonces Mi Misericordia salvará.

Después de los terribles y espantosos momentos de purificación (la Gran Tribulación), he aquí Mi Glorioso Retorno en los hombres que volverán a amarme en la Eucaristía y Yo volveré Rey de sus corazones. Volveré Glorioso en Mi Iglesia unida, indivisible e indisoluble, descansando al fin sobre la piedra angular portadora de Mi Verdad. Volveré Glorioso en Mis sacerdotes, hijos que Me amarán y Me servirán. Volveré Glorioso en Mis hijos más queridos que Me adorarán, volveré Glorioso en la paz, en una era de paz que durará mucho tiempo (Reino de 1000 años).

Asimismo, la Santísima Virgen ya está preparando a Sus pequeños para este tiempo de batalla.»

El Anticristo como organización

Anticristo come organizzazione

«Así mismo el Anticristo forma su ejército del mal. El Anticristo es precisamente un cuartel general en el mundo, una red maniobrada por Satanás donde forma a sus elegidos. Idean maneras de crear el mal, de fomentar las guerras y llevar a los hombres a la desesperación, de provocar su muerte en tiempos en los que, tan lejos de Dios, pueden ser conducidos a los abismos de perdición del infierno. Esta sede es un lugar de liderazgo donde el maligno maniobra las riendas colocando a sus líderes al mando, a los que ha entrenado con hombres elegidos de posiciones de prestigio y poder, desde líderes políticos hasta grandes de la Iglesia.

Existe también una Iglesia opuesta a la Mía, a Mi verdadero Espíritu, que se crea en la propia Iglesia y está formada directamente por el maligno, con su jerarquía y sus sacerdotes que le rinden culto y se oponen a Mí. Incluso el pueblo puede formar parte de ella, y los hay que forman parte de ella, para obtener favores difundiendo el mal. Son personas aparentemente normales que hacen cosas dignas de estima ante el mundo, pero tienen corazones monstruosos y Dios, que ve en secreto, sabe de sus vidas malvadas.

Es una batalla entre las fuerzas del mal y las fuerzas de la luz. Pretenden cubrir la luz con tinieblas y parece que lo consiguen, pero no saben que con Mi Regreso volveré a deslumbrar y ellos, avergonzados, se precipitarán al abismo al que pertenecen.

La inocencia de la infancia pone freno a la expansión de su poder. Por eso hacen la guerra y buscan matar a los niños y violarlos.

Este es el Anticristo, toda esta cooperación en el mal, esta red maligna.»

El Anticristo como persona

El Anticristo como persona

Pero también vendrá uno que es el Anticristo en persona, un hombre importante en la Iglesia[1], un antipapa que odiará a Mi Papa. En él se encarnará el demonio e intentará en los tiempos de purificación ocupar su lugar para formar su propia Iglesia. Pero a causa de la santidad de las oraciones de Mis santos, a causa de su sangre derramada por ella, que representa siempre a Mi Santa Esposa, no podrá sostener su paso y su poder, de modo que le dará náuseas este amor que se levanta y será abatido. Yo, Dios de los ejércitos, para quien nada es imposible, le exterminaré.»

[1] Jesús en los escritos de María Valtorta sobre el Anticristo: “Será persona que estará muy en alto, en lo alto como un astro. No un astro humano que brille en un cielo humano. Sino un astro de una esfera sobrenatural, el cual, cediendo al halago del Enemigo, conocerá la soberbia después de la humildad, el ateísmo después de la fe, la lujuria después de la castidad, el hambre de oro después de la evangélica pobreza, la sed de honores después de la ocultación.”

6. Ya no Me reconozco en esta Iglesia

Jesús: «Mira, el ocultismo, cómo va. Acuden a magos para hacer cartas, a astrólogos. Es como una ola malsana que se propaga, funciona en los medios de comunicación, con lo cual se puede difundir más para que se haga habitual en la mentalidad común hacer uso de ello. Basta un poco y acuden a ella por pura curiosidad, porque ya no se adhieren a Mi voluntad a la vida que les preparo y basta un sacrificio, una contrariedad y buscan inmediatamente su refugio y sus soluciones.

De Mí no vienen y prefieren al lobo que se cubre de falsa luz que puede satisfacerlos inmediatamente, pero los ata con cadenas de las que ya no pueden escapar. Cada vez recurren más a él, hasta el punto de consagrarse al mal mismo. Recurren a ella las personas del espectáculo que desean el éxito y la belleza, los políticos, los cultos, los que se creen inteligentes y doctos, para tener poder. Parte de mi Iglesia y de mi pueblo recurren a ella.

¿Qué es lo que quieren? ¿Crear un paraíso en la tierra hecho sólo de placeres humanos? La tierra ha sido dada para la santificación. En ella hay ciertamente alegrías, pero deben ser vividas Conmigo. Mi Iglesia es responsable. ¿Por qué no condena esta difusión del mal oculto?

En Mis hijos la fe se ha convertido en prácticas racionales. ¿No saben que hay un combate entre las fuerzas del bien y del mal, entre las tinieblas y la luz?

Ya no Me reconozco en esta Iglesia y en este mundo que amo. Hace falta la comunión, tantas comuniones, mi adoración, el ardor de la oración, el martirio de los santos, la oración a los ángeles, la oración y veneración en la Iglesia a San Miguel Arcángel, los exorcismos. Son siempre las mismas armas, pero qué eficaces son.

En Mi Iglesia pocos sacerdotes se encargan de los exorcismos. Les hacen poco caso, o no les apetece luchar contra el enemigo. Así es también el Anticristo, esa secta que se extiende y causa males por todas partes. Y no sabéis cuanta expiación es necesaria por este pecado.

Para los obreros del ocultismo se abrirán incluso los hornos de fuego. Este mal me desgarra tanto que apenas puedo hablaros y ser escuchado. Incluso el aire que respiráis es malsano. Cada día sale el sol y los días parecen ser iguales uno tras otro, pero el día radiante (la Nueva Era) vendrá después de Mi purificación (la Gran Tribulación) que incluso el oxígeno será purificado, se volverá puro. Las miradas, los rostros serán radiantes. También la obra del hombre.

No os dais cuenta del grave periodo que estáis viviendo. El mundo está cayendo y rodando cada vez más hacia el precipicio del pecado. Dicen que Dios no sufre. Pero, ¿cómo puede un padre abstenerse de sufrir por sus hijos que van a la perdición?»

7. El plan de la Iglesia masónica

El plan de la Iglesia masónica

Jesús: «Cómo sufre la Iglesia, cómo Me indigno en ella. [...] La Iglesia masónica busca subvertir y obstaculizar los planes del Santo Padre. Los que se oponen a él son los altos prelados, cardenales, que forman con sus filas la obra del anticristo. Le odian y pretenden formar una poderosa institución que gobierne sobre el pueblo con diversas leyes que no me pertenecen, que de ser aceptadas dejarían de ser mi Iglesia.

Un gran cardenal en Roma aumenta los ritos satánicos con la ayuda de sacerdotes y los hace realizar en las mismas basílicas. Su objetivo es ganar más poder y ocupar el lugar del Santo Padre. Si hasta ahora subsiste Mi Institución, es por los méritos de un Papa que conoce todas estas maniobras y por los méritos de vuestra Madre Celestial, con Su obra, Sus movimientos, almas fieles y almas sufrientes.

Llegará un momento, sin embargo, en que el Anticristo conseguirá matar al santo Padre. Este será el sacrificio, la abominación, el comienzo de muchos dolores, para colocarse en su sede y crear una nueva Iglesia. Aquellos que no quieran adherirse serán asesinados. Muchos sacerdotes y otros que deseen permanecer fieles a la integridad de Mi Espíritu serán martirizados.

Estos hombres, que ocupan puestos de prestigio en Mi Iglesia, son aparentemente serios, correctos, tranquilos, pero todo es una fachada. Dentro de sus corazones hay maldad, oscuridad, la ambición los corroe. Los llamé con amor, vinieron con fervor, aunque de buenas familias, pero el deseo de poder les ha corroído el alma.

No saben que el martirio del santo Padre, el martirio de los santos sacerdotes, de los fieles, de las oraciones que se eleven, de la ofrenda de los pequeños, hará brotar flores. Esta sangre derramada será el incienso que purificará la tierra y ascenderá al Cielo. Ante tanta luz y calor de santidad no podrán resistir y el fuego del Espíritu Santo los aniquilará.

Como en Mis tiempos, la traición, el sacrificio no vendrá de los lejanos sino de los que viven en Mi Casa, que comen Mi pan y deben vivir agradecidos de Mi amor. Igual que entonces Me ultrajan.

Qué dolor, hija Mía. Todo podría detenerse todavía. Si la gente de hoy rezara, si Mis fieles fueran más fervorosos, pero alrededor hay tanta indiferencia. Reza por Mi Iglesia, por los tiempos difíciles que tendrá que pasar, para que vuelva a ser luminosa y santa."

8. La purificación de la Iglesia

La purificación de la Iglesia

Jesús: «Mira esta Iglesia, tus conclusiones son correctas. Me reciben en la mano. Cómo Me duele ser recibido así. Toda esta ropa descubierta. La persona al lado del sacerdote Me da sin llevar una vestidura de celebración. Ni siquiera se hace acción de gracias, ni siquiera se da tiempo.

¿Qué queda de Mí? Soy como comida dada a los perros. Se pierde así el sentido de lo sagrado, el profundo respeto y adoración debidos a Dios. Los signos exteriores son importantes para que las almas puedan sentirme y contemplarme encarnado. En cambio, Yo Me convierto en algo trivial, aumentando una hermandad, sí, pero una hermandad humana que tiene el tiempo que puede tener. Ante un problema se derrumba. Oh, qué responsable es Mi Iglesia y estos sacerdotes modernos. La amistad con Dios se crea con una relación basada en la sacralidad de un amor profundo que venera lo que es grande y merece reverencia.

Llegará un día para Mi pueblo cuya Eucaristía, el sol, será el sol para todos (la Nueva Era). No pasará un día sin que vengan a Mí para recibir la luz, el calor, el amor. Yo seré el centro de toda su existencia.

Esta Iglesia es un dolor que Me desgarra. Es tan bella y llena de monumentos, tan corrupta por dentro. Intentan matarme, intentan matarme apartándome de la vida de los corazones y de las almas y, si no hay conversión, aún intentarán matarme apartando todo de Mi Iglesia, porque intentarán eliminar la fe en Mi Cruz, en la veneración de Mi Madre, en la Presencia Real de la Santísima Trinidad. ¿Qué quedará?

Sin Mi presencia no tendréis protección, ni armas para defenderos. El mal tendrá la puerta abierta de par en par para destrozar y desfigurar las conciencias y la humanidad. ¿Con quién ennobleceréis vuestras vidas, de quién recibiréis la fuerza y la dulzura para superar las dificultades?

Ah, Iglesia Mía. Llegará el tiempo de su purificación. Sólo a través de ella podrá volver.

La penitencia, hija Mía, forma parte de la vida y hoy la Iglesia ya no la predica como un tabú escandaloso. Hace todo lo posible para no hablar de ella, pero la vida se injerta en el sufrimiento. Sin él, ni siquiera saborearías las alegrías. Es el medio de tu camino para alcanzar la verdadera meta que está en el cielo. Sin penitencia no hay arrepentimiento, el hombre no se convierte. A través de ella, como en un espejo, vuelve a ver sus pecados. Es una luz que lo atraviesa para darle arrepentimiento y redención. Del mismo modo, Mi Iglesia debe encontrar la purificación y puede encontrarla en el dolor para que comprenda sus males y regrese.»

9. Volveré para construir Mi Iglesia

Jesús: «Cuántos vienen a la Iglesia y comulgan llenos de fango y de pecados considerados inútiles de confesar, de oraciones dichas con altanería porque exigen ciertos favores y si no se les conceden aún más por lo que se indignan.

¿De qué sirve venir a la Iglesia? Se hace un sacrilegio, un pecado sobre otros pecados. Mejor son los que Me dan dolor, pero se alejan y no Me hacen más daño.
Mi Iglesia no anuncia el valor salvífico de Mis Tesoros. Todo lo hace en voz baja, a menudo distorsionando y cambiando Mi verdad. Hay que promulgarla, enseñarla con humildad, pero con vigor y claridad, con fortaleza, porque esto es lo que necesitan las almas: certeza y seguridad a las que aferrarse y vivir.

Hija Mía, en estos últimos tiempos dolorosos todo está contaminado, reza, invoca. Espera los nuevos tiempos, aguarda con alegría la resurrección de Mi Iglesia, que viene a ser más bella y pura que antes. He aquí que es semejante al nacimiento de un hijo. Para que esta nueva criatura sea viable deben producirse los trabajos y dolores del parto. A través de ellos se purifica y finalmente nace y vuelve una nueva Iglesia.

Es como en Mis tiempos mortales. Yo molestaba con Mi santidad, Mi obra, Mi Palabra, y por esto Me mataron. Mataron Mi Cuerpo para no dar a luz a Mi Iglesia. Ahora buscan destruirme. Me destruyen en la Iglesia misma distorsionándome en la verdad, contaminándola para hacerse dueños de Dios, ¿y no saben que Dios es el autor de la vida y que no puede ser destruido? Él resucita eternamente.

Como en los albores de la creación el pecado del hombre fue la soberbia, todavía hoy es el mismo pecado: querer ser semejantes o superiores a Dios, y pretenden aniquilarme, usurpando y pisoteando Mi Eucaristía. Dicen: "Dios no hace nada", y no saben que les deja actuar para esperar su conversión. Los tengo cerca, los llamo con Mi Palabra, los alimento en Mi Casa, pero no Me quieren. Están plenamente dispuestos a perseguirme y a entregarse al mal.

Dejo que el campo de trigo sea invadido por la cizaña, casi lo ahoga, pero vengo con Mi soplo divino y quemaré, quemaré toda la cizaña y el campo volverá a estar lleno de trigo dorado.

¿Quién es como Dios? ¿Cómo pueden oponerse a Mí? ¿No saben que como entonces, en Mi vida terrena, parecían vencer? Casi todo morirá con su obra inicua, pero Yo volveré, volveré glorioso y recuperaré Mi Iglesia.»

10. La Iglesia necesita sacerdotes santos

San Giovanni Vianney
San Juan Vianney ruega por nosotros y por la Iglesia

Jesús: «Rezad por los sacerdotes. Si supierais lo importante que es la santidad del sacerdocio. Me son muy queridos. Los amo, los aprecio, vigilo sus pasos, sus gestos, sus pensamientos, tan querida es para Mí su santidad. El sacerdote es sagrado, está llamado a representarme, a ser Cristo, a consagrar Mi pan que es Mi Persona. Su vida debe ser una ofrenda de pureza, de amor, de luz.

La Iglesia subsiste y vive porque Yo estoy y la santifico, pero la Iglesia necesita sacerdotes santos. Sin ellos se derrumba, no se sostiene, y Yo los busco, los busco con la linterna. Oh cómo anhelo los nuevos tiempos (la Nueva Era), cuando Mi Iglesia tenga nuevos hijos, hijos que Me amen y sirvan con corazón de niño.

Cómo la santidad del sacerdote está ligada a la santidad del pueblo. Si un sacerdote ama, reza, adora a Dios, cuántos de Mis hijos volverán a adorarme. Si un sacerdote es templado en la alimentación, cuántos hijos no caerán más en los pecados de la gula. Si un sacerdote no defrauda ni roba en la iglesia, cuántos dejarán de robar. Si un sacerdote ya no es avaricioso, orgulloso ni busca el poder, cuántas personas se vuelven sencillas y se contentan con lo que el Padre les da. Si mis ministros ya no caen en la lujuria, en los pecados de la carne, sino que se revisten de pureza, [cuántos] vuelven a la castidad.»

11. El inicuo perecerá en la cátedra de Pedro

Jesús: «A la Iglesia a la que rezáis os digo: el mal que vive es como un agonizante que se aparta para morir, pero la oración sincera de sus hijos son el marcapasos que permite que su corazón lata sin cesar, son un soplo de oxígeno.

Los tiempos predichos por la Virgen se acercan. El hombre inicuo se hará más presente y poderoso en la Iglesia. Conseguirá subir al trono de Pedro y gobernarla según sus mandatos, arrebatándole lo que es fundamental para ella, es decir, la palabra de Dios y la Eucaristía, para ser él mismo adorado como Dios. El tiempo de su gloria no será largo. Cuando se crea más victorioso, será el momento de su caída.

El Espíritu Santo que cubre el trono de Pedro, que es fuego y verdad, el mismo fuego lo abatirá, lo quemará y lo conducirá al infierno al que ha consagrado su alma. En el tiempo oscuro habrá tinieblas en la Iglesia y los fieles vivirán su fe como en las catacumbas y en la clandestinidad. Muchos mártires derramarán su sangre, y será esta sangre justa la que se derramará como fruto de expiación por la Iglesia, sangre que caerá en reparación sobre la sede de Pedro ultrajada, sangre que clamará desde la tierra hacia Mí como en los días de Abel. Dios pidió cuentas a Caín, que tuvo que huir, perseguido. El inicuos, que no se convertirá, sólo podrá huir al infierno.

Este tiempo de tinieblas será de expiación para Mi Iglesia y, habiendo perecido los inicuos, un nuevo Santo Padre se sentará en la Cátedra de Pedro para fortalecer sus cimientos, la Palabra de Dios y la Eucaristía. Será el día del triunfo y de Mi resurrección. Volverá a Mí con amor renovado. También el pueblo que ha permanecido fiel, que ha sufrido y expiado, volverá a llenar Mis templos, a adorar a Cristo Eucaristía día y noche, a poner la Eucaristía en el centro de su vida para que Yo pueda decir: "Este es Mi pueblo, ya no soy un Dios dividido, sino que soy Dios con vosotros y en medio de vosotros. Viviréis todo Conmigo, estaré en el centro de vuestra existencia, de vuestro trabajo, de vuestra familia y de vuestros amores para que el camino y el sendero de la vida se vuelvan dulces para conduciros suavemente hacia Mi Reino.»

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