Lee sin prisa si puedes...

Esfuérzate en leer todo sin prisa... la curiosidad no te salvará de los acontecimientos que devastarán a nuestro planeta... no habrá internet... prepàrate: oración y Santo Rosario cada día, Confesión, Comunión, obediencia a los 10 Mandamientos... ¡Fe, no miedo! ¡Salva tu alma!

Leed Mis palabras, escuchad algunas voces solitarias en la Iglesia que os advierten

Voces que os advierten de la pendiente resbaladiza en la que se precipita la humanidad; ¡son voces de autoridad, aunque tan poco numerosas! Escuchadlas, Yo las elevo para que sean una voz en el desierto, pero sois tan pocos los que las escucháis, ¡sed uno de esos pocos!

(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa...) - 18 de mayo de 2023

(Es importante ofrecer momentos del día a Dios...)

(DeepL Translator) “Sois Míos, es decir, os quiero para Mi Cielo y para estar con vosotros eternamente. Ustedes también lo desean, pero a menudo es un deseo piadoso: ¡se dejan absorber por tantas cosas inútiles!

A menudo os dejáis absorber por tal o cual actividad que ciertamente tiene su razón de ser, pero a menudo os absorbe tanto que os olvidáis de Mí. Podrías tan fácilmente levantar los ojos al cielo, aunque sólo fuera por un momento, igual que miras a un ser querido mientras trabajas. No te molesta mirarle un momento, le sonríes y vuelves a tu trabajo.

(Dios está siempre con nosotros...)

Haz lo mismo por Mí, levanta la cabeza un momento para contemplarme, ya sea en un relato del Evangelio, o en la Cruz, o en la Sagrada Eucaristía. Piensa en Mí todo el día, estás en Mi compañía porque Yo estoy contigo.

(Damos alegría a Dios...)

Que Dios te bendiga, porque Él se alegra de tus pequeñas interrupciones para ofrecerme tu trabajo, tus pensamientos, tus cálculos, tus dificultades. Sí, estoy a tu lado y soy tu Amado.

(Caridad, diligencia, agradecimiento...)

Cuando estaba en la tierra, también tenía Mi trabajo de carpintero con Mi padre José y después de él, solo, porque teníamos que mantener la vida cotidiana, la de Mi Madre, la Mía, y dar servicio a todos los que nos hacían conocer sus necesidades. A Mi Madre y a Mí nos gustaba servir, porque sabíamos que Dios amaba a todas sus criaturas; entonces, ¡cómo no dirigirnos a ellas y servirlas! Algunos daban las gracias, otros no, y todos sus pensamientos, no siempre positivos, no alteraban nuestra caridad.

(Caridad y prudencia...)

Mi Madre tenía siempre mucho interés en privarse, incluso de lo necesario, y a veces yo tenía que poner freno a su diligencia. Sí, hay que ser caritativo, pero en todo hay un límite hasta donde se debe llegar, y Mi Madre, sin pecado, se hubiera entregado totalmente, si Dios no le hubiera reservado algunas necesidades. La frenaba cuando Dios quería frenarla, y Ella comprendía la necesidad de preservar lo necesario, porque de ello dependía nuestra propia vida. Era generosa y generosa, pero nunca frívola.

(El trabajo del hombre y la Providencia divina...)

La vida en la tierra exige trabajo, y la penitencia del hombre desde el pecado original ha sido trabajar con inteligencia, conciencia, rectitud y voluntad. Los hombres a quienes les resulta fácil trabajar reciben esta facilidad de la Divina Providencia, y no deben enorgullecerse de ello. Otros no, pero ésa es su suerte.

La naturaleza, disminuida por la culpa original, se ha vuelto profundamente desigual, reacciona al sol, a la lluvia, al frío o al calor, y todo lo que produce es con la gracia de Dios.

Desde tiempos inmemoriales ha habido períodos desiguales, y la gente se ha contentado con ellos. Han vivido, bien o no tan bien, con dificultades debidas a muchos factores personales o ajenos a ellos mismos, y entonces algunos han parecido salir adelante más fácilmente que otros.

(Ofrecer a Dios alegrías, penas y fracasos...)

Dios sabe todo esto y Yo, como Hijo del Hombre, he experimentado estas exigencias materiales. Mi Madre también las experimentó y ambos, con José, ofrecimos a Dios nuestras dificultades, nuestro cansancio, y a menudo también la falta de resultados a pesar de los verdaderos esfuerzos.

Cuando dejé Mi vida de trabajo para comenzar Mi vida pública, encontré las mismas dificultades.

La naturaleza humana herida se entusiasma fácilmente, pero es cambiante, y a menudo los fieles decepcionados se retiraban cuando Mis Palabras les instaban a dejar sus hábitos. Yo les hablaba, pero pasar de las palabras a los hechos era a menudo difícil. Más tarde, la cólera de los dignatarios, sacerdotes, escribas, fariseos y levitas, hizo mella en ellos y muchos se retiraron del seguimiento de Mis fieles por miedo al qué dirán.

(Discernir y seguir a los verdaderos pastores...)

Lo mismo sucede hoy. La masa de los fieles sigue a sus sacerdotes, a sus obispos y a las autoridades de la Iglesia, pero si éstos yerran como lo hicieron en Mi tiempo, la masa continúa siguiéndolos y se extravía con ellos.

(Escuchar con atención...)

Hijos Míos, os he dicho tantas buenas palabras, os he explicado lo que sucede en vuestro tiempo, en vuestro tiempo presente, pero hay tantos que no comprenden o que Me leen superficialmente.

(Escuchar las voces en el desierto y prepararse: mantenerse en estado de gracia...)

Leed Mis palabras, escuchad algunas voces solitarias en la Iglesia que os advierten de la pendiente resbaladiza en la que se precipita la humanidad; ¡son voces de autoridad, aunque tan poco numerosas! Escuchadlas, Yo las elevo para que sean una voz en el desierto, pero sois tan pocos los que las escucháis, ¡sed uno de esos pocos!

Yo os bendigo, Yo os amo, Yo os guío, ¡y tomad el único camino en el que estoy!

Vuestro Señor y vuestro Dios.”

Fuente: srbeghe.blog