¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(CEV) “Los Quadernos 1943”, p. 178
Jesus dice: “Cuando llegue la hora, muchas estrellas serán arrolladas por las espirales de Satanás, que para vencer necesita disminuir las luces de las almas.
Esto podrá suceder porque, no sólo los laicos sino también los eclesiásticos, han perdido y pierden cada vez más la firmeza de fe, de caridad, de fuerza, de pureza, de desapego de las seducciones del mundo necesarias para permanecer en la órbita de la luz de Dios.
¿Comprendes quienes son las estrellas de las que hablo?
Son aquellos que he definido como sal de la tierra y luz del mundo: mis ministros.
El esmero de la aguda malicia de Satanás es apagar, arrollándolas, estas lumbreras que son luces que reflejan mi Luz para las muchedumbres.
Si a pesar de tanta luz como todavía emana la Iglesia sacerdotal, las almas se están hundiendo en las tinieblas cada vez más, se puede intuir cómo será la tiniebla que aplastará a las muchedumbres cuando muchas estrellas se apaguen en mi cielo.
Satanás lo sabe y siembra sus semillas para preparar la debilidad del sacerdocio, a fin de poderlo enredar fácilmente en pecados, no tanto de sentido cuanto de pensamiento.
En el caos mental para él será fácil provocar el caos espiritual. En el caos espiritual los débiles, ante el aluvión de las persecuciones, cometerán pecado de vileza, renegando de la fe.
La Iglesia no morirá porque Yo estaré con ella.
Pero conocerá horas de tinieblas y horror semejantes a las de mi Pasión, multiplicados en el tiempo porque así debe de ser.
Debe de ser que la Iglesia sufra cuanto sufrió su Creador, antes de morir para resucitar en forma eterna.
Debe de ser que la Iglesia sufra durante mucho más tiempo porque la Iglesia no es, en sus miembros, perfecta como su Creador, y si Yo sufrí horas ella debe sufrir semanas y semanas de horas.
Como surgió perseguida y alimentada por poder sobrenatural en los primeros tiempos y en sus mejores hijos, lo mismo ocurrirá con ella cuando vengan los últimos tiempos en los que existirá, subsistirá, resistirá a la marea satánica y a las batallas del Anticristo con su mejores hijos.
Selección dolorosa, pero justa. Es lógico que en un mundo en el que tantas luces espirituales se habrán muerto se instaure, abiertamente, el reino breve pero tremendo del Anticristo, generado por Satanás, así como Cristo fue generado por el Padre.
Cristo hijo del Padre, generado por el Amor con la Pureza. Anticristo hijo de Satanás, generado por el Odio con la triple Impureza.
Como aceitunas entre las ruedas del molino, los hijos de Cristo serán perseguidos, exprimidos, triturados por la Bestia voraz.
Pero no engullidos, porque la Sangre no permitirá que sean corrompidos en el espíritu.
Como los primeros, los últimos serán segados como puñados de espigas en la persecución extrema y la tierra beberá su sangre. Pero bienaventurados para siempre por su perseverancia quienes mueren fieles al Señor».
Maria Valtorta: Los cuadernos. 1943; 1944; 1945



Los Cuadernos recogen escritos sobre temas ascéticos, bíblicos, doctrinales, de crónica autobiográfica, además de descripciones de escenas evangélicas y de martirios de primeros cristianos. Contenido tomado de la obra de María Valtorta con el permiso del “Centro Editoriale Valtortiano Srl”. – Viale Piscicelli, 89/91 – 03036 Isola del Liri, (FR – Italia), que tiene todos los derechos sobre las obras de Maria Valtorta









“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."