¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Marzo 28 2019
Llamado urgente de Dios Padre a la humanidad.
Mensaje a Enoch.
Permaneced alerta y vigilantes con vuestras lámparas encendidas con la oración
“Pueblo mío, Heredad mía, mi Paz sea con vosotros.
Permaneced alerta y vigilantes con vuestras lámparas encendidas con la oración, porque mi creación ya está en los últimos dolores de parto. Conservad la calma ante los acontecimientos que ya están comenzando a desatarse. No entréis en pánico cuando la tierra comience con fuerza a tambalearse, sabed que todo hace parte de su transformación. Los movimientos telúricos cada vez van a ser con mayor intensidad; cuando todo comience a moverse lo que debéis de hacer es orar y alabar la Gloria de Dios.
Se están acercando los días en que la tierra no parará de tambalearse, acostumbraos a convivir con esto, porque por un tiempo mientras dura su transformación, mi tierra no dejará de moverse. Estad pues preparados habitantes de la tierra, material y espiritualmente, para que podáis afrontar los días de purificación de mi Creación.
Almacenad víveres, agua y productos no perecederos, porque por la transformación de mi Creación, vienen días de escasez y de hambruna en toda la tierra. Durante el tiempo de purificación la tierra sólo dará malos frutos y el agua por la conmoción del universo en muchos lugares va a escasear y en otros estará contaminada. Hacedme pues caso habitantes de la tierra y poned en práctica todo cuanto os estoy diciendo, para que nada os coja por sorpresa.
¡Ay de las Naciones Impías, porque se está acercando el tiempo de mi Justicia y muchas voy a borrar de la faz de la tierra, por toda su maldad y pecado! No va a quedar recuerdo alguno de aquellas naciones pecadoras. Os digo, que en los días de mi Justicia, el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre; entonces, sabréis habitantes de la tierra, que ha llegado mi día grande y terrible. Rugiré desde Sión y haré oír mi Voz desde Jerusalén; sabréis que soy Yahvé, vuestro Dios.
¡Ay de vosotros tibios y pecadores, que aún continuáis en vuestra tibieza y pecado; si no despertáis antes de que lleguen mis días de Justicia y retomáis la senda de la salvación; os aseguro que la paga que recibiréis, será la muerte eterna! No queréis escuchar a mis Profetas de estos últimos tiempos, os burláis de mis llamados y hacéis caso omiso de ellos. Os digo insensatos, que todo cuanto os he anunciado a través de mis mensajeros, está por cumplirse. Os recuerdo que no sale una Palabra de mi Boca, sin volver a Mí, dando el fruto que yo espero. Cielo y Tierra pasarán, más mis Palabras no pasarán. Mi Misericordia está por dar paso a mi Justicia y !Ay de vosotros obradores del mal, porque si no os arrepentís, os voy a borrar de la faz de la tierra! Todo está por cumplirse como está escrito.
Pueblo mío, escuchad a mis Profetas y no endurezcáis vuestro corazón; acatad las instrucciones que os estoy enviando a través de ellos, para que mañana podáis vivir. No pongáis en duda mis Palabras, porque ellas son Palabras de Vida Eterna. Acordaos que no me complazco con la muerte del pecador ni con el sufrimiento y dolor de mis criaturas; mi deseo es que el pecador se convierta para que alcance el gozo de la salvación. Estáis avisados habitantes de la tierra, estad preparados como las doncellas sensatas, porque llegaré con mi Justicia como ladrón en la noche.
Vuestro Padre, Yahvé, Señor de la Creación.
Dad a conocer Pueblo mío, mis mensajes en todos los confines de la tierra.”
Source: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."