¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Abril 19 2016
Sagrario Parroquia La Transfiguración Del Señor Cali- Colombia
Llamado de San Miguel al Pueblo de Dios
Muchas ciudades y poblaciones costeras quedaran cubiertas por la furia del mar
“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Alabad hermanos la Gloria y Misericordia de mi Padre, porque grande es su amor y su bondad.
Hermanos, no os alarméis por las pruebas que se os avecinan, si vosotros permanecéis firmes en la fe, nada os pasará. Ya la creación de mi Padre ha comenzado a consternarse; id acostumbrándoos a convivir con los movimientos telúricos, porque todo hace parte de la transformación que dará luz a una nueva creación.
En muchos lugares va a ver llanto y dolor, el agua de los mares se alzará y muchas ciudades y poblaciones costeras, quedaran cubiertas por la furia del mar. Preparaos, porque el sonido de las trompetas nuevamente se escuchará; esta vez os anunciaran la proximidad del aviso y el inicio de los días de la gran purificación.
¡Simiente de mi Padre, despertad, porque la justicia de Dios está tocando a vuestra puerta!
Están cerca los días de purificación y la inmensa mayoría de esta humanidad, continúa aletargada sin querer escuchar la voz de mi Padre.
El pecado del aborto, la sodomía, los matrimonios entre parejas del mismo sexo, las injusticias sociales y la sangre derramada por los cristianos mártires, han acelerado la llegada de la justicia divina antes del tiempo señalado por la voluntad de Dios.
Se está agotando hermanos el tiempo de la misericordia, ¿qué estáis esperando insensatos para volver a Dios? Os digo, cuándo menos lo penséis, os llegarán los días de justicia y no vais a tener tiempo de poner vuestras cuentas en orden.
Se están acercando los días del calvario de la Iglesia de Cristo aquí en la tierra; muy pronto la abominación de la desolación se tomará las Casas de mi Padre y no sé qué va a ser de vosotros los que todavía no os habéis definido.
El caos, la desolación y la muerte se aproximan y muchos de vosotros seguís en vuestra cotidianidad, sin prestarle atención a las señales que el cielo os está dando.
¿Cuántos planes muchos están haciendo, sin contar con la voluntad de Dios?
¿No sabéis insensatos qué nada en esta vida es seguro?
¡Despertad, mirad qué vuestra vida está en juego y vosotros de seguir como vais, lo que hallareis será la muerte eterna!
No planifiquéis más vuestro futuro; preocupaos más bien por salvar vuestras almas y volver a Dios, porque lo demás es vanidad de vanidades.
Heredad de mi Padre, permaneced firmes en la fe, porque se acercan los días en que seréis puestos a prueba y pasados por el horno de la tribulación.
En aquellos días, parecerá que mi Padre os ha abandonado, por eso debéis de permanecer firmes en la fe, leyendo la Santa Palabra de Dios para que nada ni nadie os aparte de Él. Por muy dura que sea la prueba, nunca perdáis la fe, la esperanza y la confianza en Dios.
Nuestra Señora y Reina y nosotros los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre, estaremos con vosotros y os ayudaremos, si clamáis y pedís nuestra protección. Acordaos que respetamos vuestro libre albedrío y sólo vendremos a vosotros, si nos llamáis y pedís nuestro auxilio.
Estad pues preparados hermanos, porque los días de la gran tribulación están por comenzar. Conservad la calma y no entréis en pánico cuando la creación de mi Padre, comience a moverse y a gemir con sus últimos dolores de parto.
Acordaos que todo pasará como un sueño, si permanecéis unidos en la oración, la fe y confianza en nuestro Padre.
Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria a Dios.
Aleluya, Aleluya, Aleluya Vuestro Hermano y Servidor, Miguel Arcángel.
Dad a conocer nuestros mensajes a toda la humanidad.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."