¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Noviembre 08 2018
Llamado urgentísimo de Dios Padre a Colombia y México. Último llamado.
Mensaje a Enoch
Es mi último llamado, antes de enviaros el castigo
“Mis Amadas Naciones, mi Paz sea con vosotras.
Mis dos naciones pilares de mi plan de salvación de estos últimos tiempos, están a punto de entrar en purificación. Voy a pasarlas por el horno de la tribulación, porque no han querido acogerse a mi Misericordia y siguen aletargadas por el pecado y la maldad; necesito que estas dos naciones brillen como crisoles, para que puedan irradiar con su luz a las demás naciones.
Amadas Naciones de Colombia y México, si continuáis en vuestro letargo espiritual, haciendo caso omiso a mis llamados; si continuáis en vuestro desenfreno y pecado, dándome la espalda y no la cara, os aseguro qué os vais a lamentar. La furia de mi Naturaleza será la encargada de vuestro castigo; os he elegido para que salga de vosotras el grito de libertad; pero veo con tristeza que no queréis escucharme, y por el contrario habéis acrecentado vuestro pecado y maldad. Vuestros hijos no han querido acogerse a mis llamados a la conversión, vuestros gobernantes continúan dándome la espalda y promulgando leyes que van en contra de natura. La copa de mi Justa Ira se está rebosando, no queréis acogeros a mi Misericordia que os llama a la conversión; entonces, veo que lo que necesitáis para cambiar es mi Justicia y eso, es lo que estoy por enviaros.
Si continuáis mis Amadas Naciones en vuestra rebeldía, haré que la furia de mi naturaleza con todos sus elementos se descargue sobre vosotras. Mis Amadas Colombia y México, recapacitad, no me complazco con vuestro sufrimiento y dolor; vosotras no estáis preparadas y no vais a resistir la furia de mi naturaleza. No quiero destruiros ni quiero enlutar a vuestros hijos, porque bien sabéis que os Amo. Como Padre, os exhorto a que volváis a Mí, sin conocer mi Justicia.
Derogad gobernantes de mis Amadas Naciones, todas las leyes que vayan en contra de natura. Que cese el derramamiento de sangre de mis inocentes que clama justicia al cielo; que el sincretismo religioso desaparezca y sólo se me rinda adoración y culto a Mí, vuestro Padre del Cielo. Que sus gobernantes no sigan oprimiendo a mi Pueblo con pesadas cargas y sean castigados los corruptos, porque ellos desangran las naciones. ¡No quiero gobernantes más injusticias, porque el lamento de mi Pueblo ha llegado a mis oídos! Gobernad con justicia y equidad, para que podáis ser irreprochables ante Mí.
Nuevamente os digo, habitantes de mis Amadas Naciones, el tiempo de mi Misericordia está llegando a su fin. Estoy esperando vuestra conversión sincera, porque no quiero que la muerte ni el dolor o el llanto, os despierten; acogeos a los llamados que os estoy haciendo y cambiad de una vez. Necesito que vuestras Naciones estén listas y preparadas, para que puedan llevar a cabo mi Plan de Salvación para estos últimos tiempos. ¡Despertad habitantes de mi Amada Colombia y de mi Amado México, porque necesito con urgencia vuestra conversión; es mi último llamado, antes de enviaros el castigo! Os hablo como Padre y os ofrezco mi Misericordia, para que os acojáis a ella y cambiéis. De no atender a mi llamado, os enviaré mi Justicia con todo su peso y su rigor.
¿Qué escogéis, mi Misericordia o mi Justicia?, ¡decidíos de una vez! No quiero que me conozcáis como Justo Juez, Amadas Mías; porque vuestra tierra y vuestros hijos, no soportarían el paso de mi Justicia.
Escuchadme pues y poned en práctica mi llamado; volved a Mí, así como lo hicieron los habitantes de Nínive y me abstendré de enviaros mi castigo. Espero vuestra conversión sin que tengáis que conocer mi Justicia; os estoy esperando, no tardéis Amadas Mías. Quedad en mi Paz.
Vuestro Padre, Yahvé, Señor de las Naciones.
Dad a conocer mis mensajes en todos los confines de la tierra.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."