¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Febrero 21 de 2016
Llamado urgente de Jesús Sacramentado a la humanidad
Los días de misericordia están llegando a su fin
“Hijos míos, paz a vosotros.
Los días de misericordia están llegando a su fin. La humanidad muy pronto estará en los días de justicia divina, donde muchos por falta de conocimiento, tibieza espiritual o pecado, van a sucumbir.
Los días del último reinado del príncipe de este mundo, están por comenzar. Serán 1.290 días, donde el pueblo de Dios, será puesto a prueba y pasado por el horno de la tribulación. Esos días están llegando; sólo falta que mi Padre os envíe el Aviso, para que se terminen los días de misericordia y todo cuanto está escrito se cumpla a cabalidad.
Esta humanidad conocerá la justicia divina y la inmensa mayoría se lamentará, por no haber querido escucharme. Serán días de ayes por doquier; serán días de angustia, caos, desolación y purificación; días que si no estáis preparados espiritualmente, correréis el riesgo de perderos. La fe de mi Pueblo, será puesta a prueba; seréis probados como se prueba el oro en el fuego; muchos últimos serán primeros y muchos primeros, serán últimos.
Este mundo hijos míos, muy pronto pasará y con él, toda la maldad y todo el pecado; nada impuro y pecaminoso podrá entrar en la Nueva Creación. Orad, ayunad, haced penitencia y una buena confesión de vida, para que vuestro paso por la eternidad os sea llevadero y podáis al regresar a este mundo, ser portadores de la verdad; verdad que será vuestra fortaleza y os mantendrá firmes en la fe, para que podáis sobrellevar la etapa final de la purificación.
Hijos míos, se está acercando el día en que el reloj del tiempo se parará y todo en este mundo dejará de funcionar. Entonces, vuestro espíritu será tomado y por espacio de entre quince y veinte minutos de vuestro tiempo, seréis llevados a la eternidad y allí seréis juzgados en el amor, como si hubiera llegado vuestra hora. Conoceréis la existencia del Único y Verdadero Dios, Uno y Trino. Señor de la Vida. El Gran Yo Soy. Mis Ángeles, después de mi pequeño juicio, os llevarán al lugar en la eternidad que os corresponde según vuestras faltas.
¡Ay de los tibios de corazón y de los que estén en pecado mortal, porque si no se definen de una vez y se arrepienten cuando lleguen a la eternidad, van a conocer muchos, la oscuridad y el fuego purificador del tercer purgatorio; otros, junto con la inmensa mayoría de esta humanidad ingrata y pecadora, sino se arrepienten, van a conocer el infierno y allí, sentirán el fuego que quema y no se extingue con el cual son atormentadas las almas condenadas!. Todo esto en el tiempo señalado; muchos por su maldad y pecado, no lo resistirán y morirán eternamente.
La inmensa mayoría de esta humanidad ingrata y pecadora, conocerá las diferentes moradas del infierno, para que los que regresen por la misericordia de mi Padre, tomen conciencia de una vez de que el pecado solo conduce a la muerte eterna; se arrepientan, conviertan y caminen de nuevo por la senda que conduce a la salvación.
Estad pues preparados hijos míos, porque ya viene en camino vuestro Amo. Tened preparada la mesa y vuestras lámparas encendidas. Permaneced en vela, para que cuando el Amo toque a vuestra puerta, podáis abrirle, recibirle y cenar con El. Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro Amo y Señor, Jesús Sacramentado.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.”
Fuente: mensajesdelbuenpastorenoc.org








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."