¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Noviembre 5 de 2015
Llamado de Dios Padre a la Humanidad
Los continentes van a fusionarse, quedará un solo
“Pueblo mío, heredad mía, paz a vosotros.
Mi creación está en los últimos dolores de parto, preparaos pueblo mío, porque vais a tener que acostumbraros a vivir con los movimientos telúricos; no busco con esto asustaros, sino más bien avisaros para que os preparéis y nada os coja por sorpresa.
En aquellos días en que la tierra esté temblando, os pido que conservéis la calma y no entréis en pánico. Orad, suplicad y haced penitencia y en la medida que hagáis esto, todo se irá aplacando.
Entended pueblo mío, que todo hace parte de vuestra purificación y purificación de mi creación; habrán días en que la tierra se tambaleará más fuerte, pero os lo repito: conservad la calma y no os apartéis de Dios y todo se irá dando conforme a mis designios.
Las naciones impías van a ser castigadas por la furia de la naturaleza; el pecado y la maldad de estas naciones será borrado para siempre.
Los continentes van a fusionarse, quedará un solo continente y toda la miseria y pecado será borrada de la faz de la tierra. Las naciones que me han dado la espalda y donde el pecado ha echado raíces van a desaparecer. En las ciudades de las naciones voy a limpiar todos aquellos lugares donde más intenso ha sido el pecado y la maldad. Voy a arrancar de raíz la mala hierba de las naciones para que sólo quede en ellas la buena cosecha.
Aún os queda un corto tiempo naciones impías, para que os arrepintáis y volváis a mi de corazón. Acordaos que soy lento a la ira y rico en misericordia y no me complazco con la muerte del pecador, ni con el dolor y miseria de mis criaturas. Deseo que viváis y tengáis vida eterna.
Entended hijos míos: no es vuestro Padre quien os castigará: sois vosotros que con vuestro pecado y maldad, haréis que se active mi justicia.
Yo soy Misericordia y Justicia, esa es mi esencia; si escucháis mi voz y ponéis en práctica mis preceptos, viviréis en mi Misericordia; más si os apartáis de Mí y quebrantáis mis preceptos, conoceréis mi Justicia; mi justicia es recta e inexorable y da a cada cual según sus obras. Sois vosotros los que elegís mi misericordia o mi justicia; de vosotros depende, porque bien sabéis que respeto vuestro libre albedrío.
Hijos míos, el pecado del hombre de hoy ha traspasado los límites del orden y el derecho; de todas las generaciones existentes, es esta generación de estos últimos tiempos la más pecadora y con la más compasión he tenido. Os digo, si descargara sobre vosotros mi brazo justiciero, serían muy pocos los que se salvarían.
El pecado y la maldad de esta generación es tan grande que hace estremecer los mismos infiernos. Por eso he sido tan paciente e indulgente, esperando a ver si recapacita y vuelve a Mí. Mi amor y mi misericordia es más grande para con el pecador que se arrepiente; esta generación de estos últimos tiempos ha sido la más enferma moral, social y espiritual de todas las generaciones que han existido.
Por eso como Padre de la humanidad he tenido mayor paciencia con esta generación, esperando que recapacite y vuelva lo más pronto posible al amor de Dios, a ver si así no tiene que conocer su justicia. Os amo tanto criaturas mías, que aun sabiendo que sois los más pecadores, os he elegido para que mañana un resto de vosotros, sea mi pueblo fiel y habite conmigo mis Nuevos Cielos y mi Nueva Tierra.
Preparaos pueblo mío, porque comenzaron los últimos dolores de parto de mi creación. La tierra se estremecerá de oriente a occidente, de norte a sur. Os aviso con anticipación para que cuando esto suceda ya estéis preparados y podáis sobrellevar con fe y confianza en Dios estos días de transformación de mi creación.
Paz a vosotros, Pueblo mío, heredad mía.
Vuestro Padre, Yahvé, Señor de las Naciones.”
Fuente: mensajesdelbuenpastorenoc.org








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."