¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Febrero 09 2020
Llamado al Pueblo de Dios de San Miguel Arcángel y Los Arcángeles y Ángeles de la Milicia Celestial.
Mensaje A Enoch.
Las batallas espirituales en vuestra mente, cada día serán más fuertes
“La Paz del Altísimo esté con todos vosotros, Pueblo de Dios.
¿Quién como Dios? ¡Nadie como Dios!
Simiente de mi Padre, no os apartéis ni un solo instante de Dios, porque el enemigo de vuestra alma anda como león rugiente, buscando a quien devorar. Las batallas espirituales en vuestra mente, cada día serán más fuertes; protegeros con vuestra Armadura Espiritual y a todo instante invocad el Poder de la Sangre del Divino Cordero de Dios; invocad también a Nuestra Señora y Reina, a nuestro Amado Príncipe Miguel, a las Almas Bienaventuradas y también a nosotros los Arcángeles y Ángeles de la Milicia Celestial; gustosos vendremos a defenderos de los ataques y dardos incendiarios del maligno que buscan robaros la paz y si os descuidáis vuestra alma.
Yo, Miguel, vuestro Príncipe, me encuentro ya en medio de vosotros; llamadme con mi grito de batalla: ¿Quién como Dios? ¡Nadie como Dios!, tres veces y vendré presto con mis Hermanos a socorreros. No tengáis miedo porque el temor no viene de Dios, rechazad inmediatamente todo dardo incendiario que el maligno os envíe a vuestra mente, no dejéis que os penetre para que no se fortalezca y os haga caer en la tentación.
Pueblo Amado de Dios, permaneced firmes en la fe, orantes y vigilantes, acordaos que mientras más os acerquéis al Altísimo, haciendo su voluntad, más ataques y tentaciones del maligno vais a tener; nuevamente os digo, si estáis aferrados a Dios a través de la oración, el ayuno y la penitencia, el enemigo de vuestra alma no podrá haceros caer en sus engaños y ataques espirituales. Ya estáis Pueblo de Dios en los días de batalla espiritual; velad y orad para que no caigáis en tentación; mortificad vuestros sentidos y vuestra carne, acordaos que sois frágiles y débiles y sin la ayuda del cielo os perderéis. Permaneced alertas y vigilantes, como soldados de la Milicia terrenal que sois; no bajéis la guardia con la oración, porque el enemigo de vuestra alma y sus espíritus del mal, os asechan a todo instante; leed la Santa Palabra de Dios y grabadla en vuestra mente y en vuestro corazón, porque ella, es Espada del Espíritu, que os defenderá de los ataques y dardos incendiarios del maligno. Os recuerdo Hermanos, que el enemigo de vuestra alma, os atacará por donde más débiles estéis; especialmente os atacará por la carne, los sentidos y la fe; busca engañaros y crearos la duda, para que perdáis la confianza en Dios y en sí mismos. Por eso Hermanos, debéis de cerrar toda puerta espiritual abierta con la oración, la confesión, el ayuno y la penitencia, fortaleciéndoos con la Comunión diaria y meditando la Santa Palabra de Dios.
Simiente de mi Padre, las buenas obras y la limosna, dada con amor a vuestro prójimo y ofrecida a Dios por vuestros pecados, también os sirven para fortaleceros en la lucha espiritual. Atended pues Pueblo de Dios, estas instrucciones que os damos, para que las pongáis en práctica y así salgáis victoriosos en la batalla espiritual de cada día.
Quedad en la Paz del Altísimo, Amado Pueblo de Dios.
Vuestros Hermanos y Servidores, Miguel Arcángel y los Arcángeles y Ángeles de la Milicia Celestial.
Dad Hermanos a conocer nuestros mensajes, a toda la humanidad.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."