¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Septiembre 11, 2019.
Llamado de María Santificadora a la humanidad.
Mensaje a Enoch.
la Eutanasia es asesinato
“Hijitos de mi Corazón, la Paz de mi Señor esté con vosotros y mi Protección Maternal, os asista siempre.
Mis Amados Niños, el Cielo está muy triste por el mal comportamiento de la inmensa mayoría de la humanidad, el pecado y la maldad van en aumento, el castigo es inevitable para cortar de raíz la cizaña que está invadiendo la buena cosecha. Hijitos rebeldes, seguís haciendo caso omiso a nuestros llamados a la conversión, vuestra apatía va a ser vuestra perdición. Sino modificáis vuestra conducta y os arrepentís de vuestro pecado antes del Aviso, corréis el riesgo de que vuestra alma se pierda cuando pase por la eternidad.
No sigáis tapando vuestros oídos a la verdad de Dios, no sigáis en vuestra loca carrera de desenfreno y pecado para que mañana no tengáis de qué lamentaros. ¡Despertad, despertad, porque vuestra alma hijitos rebeldes está en peligro de perderse! ¡Apresuraos mis pequeños, porque el Aviso está llegando y si continuáis aletargados por el pecado, corréis el riesgo de que vuestra alma no regrese más a este mundo!
Hijitos, la Eutanasia es asesinato, vosotros no podéis quitarle la vida a otro ser humano, aduciendo que lo hacéis por intenso dolor o por darle una muerte digna. Ningún ser humano puede decidir quien vive o quien muere, eso sólo le corresponde a Dios que es el hacedor de la vida. Ni por muerte cerebral, ni enfermedad degenerativa, ni por enfermedad terminal, ni por ningún motivo, se puede suspender la vida. Ningún ser humano puede dar orden de que le quiten la vida si está sufriendo, ni ningún doliente puede autorizar la eutanasia, ni profesional de la medicina puede practicarla, porque de hacerlo se convierten en Reos de Culpa y por este pecado pueden perder el alma.
Cuando se lleva a cabo la eutanasia sobre una persona se está interrumpiendo el proceso de purificación que Dios tiene destinada para esa alma. Solamente el Creador en Divina Voluntad puede decidir quién vive o muere; las almas en agonía o estado vegetativo, necesitan de esa purificación para poder partir en paz a la eternidad, otras necesitan purificarse para no condenarse y otras tantas se purifican para volver a la vida. ¿Qué sabéis vosotros mortales de los designios de Dios? ¡No seáis insensatos y no juguéis a ser dioses! Sólo Dios puede dar o quitar la vida. La eutanasia es un delito contra la vida que procede del Creador. Tened pues muy presente todo esto mis pequeños para que no sigáis cometiendo este asesinato.
Hijitos, todo ser humano cuando muere se le debe de celebrar con cuerpo presente la última Eucaristía, esa alma necesita ser entregada a Dios en cuerpo, alma y espíritu. Ningún doliente puede interrumpir la Voluntad de Dios, ¡no seáis insensatos! ¿no sabéis qué muchas almas por esta última Eucaristía se han salvado de morir eternamente? No debéis de celebrar la última Eucaristía con las cenizas del difunto, porque éstas no tienen el mismo mérito y se pierden las gracias que Dios le concede al alma para su descanso eterno. No sigáis pues ofendiendo a Dios, haciendo vuestra voluntad por encima de su Santa y Divina Voluntad, para que no tengáis de qué lamentaros mañana.
Que la Paz de mi Señor, permanezca en vosotros.
Vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer mis mensajes y mi advocación a toda la humanidad, mis Amados Niños.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."