¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Agosto 13 2020
Llamado de Jesús Sacramentado a Su Pueblo Fiel. Mensaje a Enoch.
Grandes acontecimientos que cambiarán el destino de la humanidad están por comenzar
“Mi Paz sea con vosotros, Pueblo mío.
Hijos míos, grandes acontecimientos que cambiarán el destino de la humanidad están por comenzar. La conmoción del Universo será uno de ellos y hará que muchas bolas de fuego entren a vuestro mundo, causando grandes tragedias y castigando por voluntad de mi Padre a las naciones impías. Los virus y pandemias seguirán azotando la humanidad y ésta, seguirá confinada por cuarentenas más prolongadas; la Apostasía aumentará y con ella el culto a dioses extraños; la práctica del ocultismo e idolatría, despertarán la Justa Ira de Dios, que desaparecerá de un soplo a todos los obradores del mal.
Rebaño mío, se están acercando los días de la gran purificación, permaneced orantes y vigilantes, porque el mundo está en poder de las tinieblas. Reprended sin temor y con el Poder de mi Sangre, a todo espíritu mental para que no caigáis en el engaño de los demonios, que buscan robaros la paz y si os descuidáis el alma. Que vuestra Armadura Espiritual, esté bien aceitada con la oración para que ninguna fuerza del mal pueda tocaros; ya estáis hijos míos en días de combate espiritual. No podéis relajaros con la oración porque las fuerzas del mal están al acecho y los espíritus malignos, os están atacando espiritual, mental y físicamente.
Hay millones de seres humanos poseídos ya por demonios y estos saben quién es de Dios, por eso, debéis de estar bien protegidos espiritualmente para que podáis combatirlos en mi Nombre, y con el Poder de mi Gloriosa Sangre los enviéis a los pies de mi Cruz. Atad y encadenad con mi Sangre y Llagas, toda fuerza del mal que quiera robaros la paz. Mi Sangre es terror para los demonios que huyen en desbandada cuando con fe, la invocáis; no tengáis miedo, vosotros sois Hijos de la Luz, que disipa las tinieblas; y la luz que habita en vosotros es mi Santo Espíritu, que es Camino , Verdad y Vida, el cual os dará la libertad.
Orad con intensidad rebaño mío, para que mis Casas nuevamente sean abiertas, porque hay toda conspiración y engaño de parte de los emisarios del mal, para mantener cerrados mis Templos. Mi adversario sabe que el poder de la oración hecha por mis fieles congregados en mis Templos, destruye todos sus planes y maquinaciones; es por eso, que está utilizando a sus emisarios que dirigen en secreto el destino de la humanidad, para poner toda clase de trabas y condiciones, con el fin de mantener mis templos cerrados. Quiere destruir mi Iglesia pero eso le será imposible, porque mi Iglesia soy Yo, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. El ataque no es contra otra religión o creencia religiosa, el ataque es contra mi Iglesia, porque es la única Santa, Católica, Apostólica y Romana, donde instituí mis Sacramentos.
Hijos míos, orad con el Rosario de mi Sangre y Llagas, con el Rosario de mi Madre y con el exorcismo de mi amado Miguel para que mis Casas sean reabiertas y mi Santo Sacrificio se reanude en presencia de mi Pueblo; orad también para que sea abolida para siempre la práctica sacrílega de la comunión en la mano, que tanto daño le hace a mi Divinidad Eucarística. Acordaos: todas las batallas las ganaréis, sólo si oráis en comunidad; el Poder de mi Rosario y Llagas, unido al Poder del Santo Rosario de mi Madre, y Exorcismo de mi Amado Miguel, son más poderosos que cualquier bomba atómica. Las batallas son vuestras, pero la victoria es de vuestro Dios, si ponéis vuestra fe y confianza en El.
Mi Paz os dejo, mi Paz os doy.
Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado.
Dad a conocer mis mensajes de salvación a toda la humanidad, Rebaño mío.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."