¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Enero 7 de 2014 – Llamado de María Rosa Mística a los hijos de Dios.
El flagelo de la guerra muy pronto azotará la humanidad
“Hijitos de Mi Corazón, que la paz de Dios esté con vosotros.
El flagelo de la guerra muy pronto azotará la humanidad, se acercan los días de purificación; qué tristeza siente Mi Corazón de Madre, al ver la ingratitud de tantos.
La inmensa mayoría de la humanidad está aletargada espiritualmente, van a llegar los días de tribulación y serán muchos los que se van a perder. Hago un llamado urgente a todo el pueblo de Dios, para que se prepare espiritualmente, porque cuando menos lo penséis todo se desatará.
Consagraos, consagraos, a Mi Corazón Inmaculado os lo pido, hacedlo lo más pronto posible; los que ya habéis hecho Mi consagración, volvedla a hacer. La consagración a Mi corazón Inmaculado es fortaleza espiritual para los hijos de Dios. Yo, vuestra Madre, necesito que hagáis la Consagración a Mi Corazón Inmaculado, antes de que todo se desate para que podáis estar inscritos en Mi Corazón y Mi protección Maternal os cobije.
Bien sabéis que cuidaré de todo el pueblo de Dios, pero aquellos que estén consagrados a Mi Corazón Inmaculado, estarán doblemente protegidos y Mi adversario y sus huestes del mal no podrán hacerles ningún daño. Sin la Consagración a Mi corazón inmaculado, seréis muy vulnerables a los ataques de Mi adversario. Es por eso hijitos míos, que os estoy haciendo este llamado, para que La hagáis o La renovéis.
La Consagración a Mi Corazón Inmaculado, debéis de hacerla hijos de Dios, para que estéis fortalecidos espiritualmente y podáis repeler los ataques de Mi adversario.
Hijitos, hay muchos emisarios del mal camuflados, prestad mucha atención y pedid mucho discernimiento al Santo Espíritu de Dios; sed muy cautelosos con aquellas personas que se os acerquen y brinden amistad, porque muchas están al servicio de Mi adversario y lo que buscan es ganarse vuestra confianza para luego haceros perder. Tened muy presente lo que os digo y no descubráis vuestro corazón a cualquiera, para que no os vais a llevar sorpresas desagradables.
Mi adversario a través de sus instrumentos está buscando por todos los medios hacer perder el mayor número de almas. Conoced y analizad muy bien a las personas que se os acercan para entablar amistad; no prestéis atención a los que dicen: El señor está aquí o allá, venid a verlo y comprobad sus milagros. Cuidado hijitos Míos, porque bien sabéis que Mi Hijo ya no vendrá a este mundo físicamente.
Mi Hijo viene espiritualmente como el Rey de reyes con toda su gloria y esplendor a reinar en los Nuevos Cielos y en la Nueva Tierra a su pueblo fiel. Os advierto de esto, para que no os dejéis engañar, porque cuando haga su aparición Mi adversario van a ser muchos los que se van a perder por seguir al falso mesías.
Estad preparados porque está por anunciar su aparición; ya sabéis que no lo podéis ver, ni escuchar, porque es el ser de iniquidad que viene a seducir a la humanidad con sus engaños y a robarse el alma de aquellos que andan en tibieza espiritual o alejados de Dios.
Tened pues listas las armas espirituales, izad Mi estandarte mariano en vuestros hogares; rezad Mi Santo Rosario y refugiaos en nuestros dos corazones y no temáis; yo vuestra Madre, cuidaré del rebaño de Mi Hijo, porque soy la Eterna Pastora; lo apacentaré y guiaré a las puertas de la Jerusalén Celestial, donde estará el Eterno Pastor esperándoos. Que el amor de Dios y Mi protección Maternal, permanezca en vosotros.
Vuestra Reina y Señora, María Rosa Mística.
Dad a conocer Mis mensajes, hijitos de Mi corazón.”
Fuente: mensajesdelbuenpastorenoc.org








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."