¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
M1625 – Extractos de los mensajes del Cielo dados a la Hermana Amapola de la Misión de la Divina Misericordia, E.E.U.U.

María Santísima: «Escribe, hija. Hijitos Míos, Vuestra Madre ve la angustia de vuestro corazón.
- ¿Qué significa la nueva elección? [1]
- ¿Es válida?
- ¿No acaso hay buenas señales?
- ¿Es una contestación a nuestras oraciones?
- ¿Qué de tantas profecías, fueron falsas?
Y cuántas más preguntas se ciernen en vuestros corazones.
Hijos, estaos en PAZ. Haced SILENCIO. Esperad la Acción de Nuestro Dios.
- Os Hemos dicho que tenemos un Plan.
- Os Hemos dicho que este Plan avanza sin parar.
- Os Hemos anunciado el inicio de la Reconquista – la apertura de esta fase de Nuestro Plan.
Esperad. Estad atentos. No os dejéis llevar por las apariencias ni por palabras falsas.

¿Pueden los lobos dar a luz a un cordero? NO.
Hijos, ante la confusión reinante, ante los sucesos que os parecen tan contradictorios, esperanzadores, aterradores, no perdáis la PAZ.
Venid y refugiaos en Mi Corazón. La Iglesia naciente se refugió en Mi Corazón después de la Muerte de Mi Jesús.

En Mi Corazón se conservó la Fe. En Mi Corazón traspasado por tantas lanzadas, se conservó la esperanza, y se conservó LA VERDAD que pocos en ese momento pudieron aceptar y recibir.

Que Jesús había de morir para resucitar al tercer día, abriendo con Su Sangre las puertas del Cielo a los hijos de Dios.
También hoy, hijos, os tenéis que refugiar en Mi Corazón a medida que todo se derrumba. A medida que la Iglesia “muere”, en espera de ser purificada y renovada.
En Mi Corazón está la Fe, Esperanza y la VERDAD.
- Aquí podéis respirar aire puro, tras el humo hediondo de Satanás.
- Aquí podéis ver con claridad, después de la oscuridad de la confusión que reina ahora en el mundo.
- Aquí podéis estar en silencio y escuchar a la Voz del Padre, tras el ruido ensordecedor de las mentiras del enemigo.
Venid una y otra vez a este Refugio que se os da. No temáis. Venid. En Mi Corazón podréis orar, adorar, y fortaleceros para la batalla. Sí, la batalla apenas inicia, hijos. Estad atentos. No os dejéis llevar por vuestros sentimientos ni por las falsas palabras de tantos. El que tenga oídos, que escuche lo que el Espíritu dice a la Iglesia. Lo que el Espíritu dice a Sus hijos:
ATENTOS. ¡EN GUARDIA!
Mis pequeñuelos, orad Conmigo por todos los hijos de Dios.
Orad en especial:
- Por Mis hijos Sacerdotes.
- Por Mis fieles, para que sigan en su fidelidad.
- Por Mis débiles, para que reciban fortaleza.
- Por Mis temerosos, para que reciban valentía.
- Por Mis razonadores, para que reciban la Luz Divina sin el filtro imperfecto de su razón.
Mis amados Sacerdotes, cuán necesarios sois en esta Hora.
OS NECESITO.
Os bendigo con todo Mi Amor Maternal. No os separéis de Mí.
Ayudad a Mis pequeñuelos, a los más atacados por Satanás. Si vosotros no los ayudáis, entonces ¿quién?
Llevad en vosotros Mi Amor, Mis Palabras, Mi Pureza y Mi Amor por Mi Jesús.
Andad SIN TEMOR. El tiempo del temor y de la timidez YA PASÓ.
- Es la hora de los valientes, hijos.
- Es la hora de quien ama a Jesús.
Pequeñuelos Míos, os amo. Vuestra Madre del Cielo os bendice. Estad en Paz. Estad atentos. En guardia, hijos.
María Santísima, Vuestra Madre y Reina de los Ángeles de Dios».
* * * *
- La elección del Papa León XIV
Fuente: Mission Divine Mercy








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."