¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
17 de abril del 2025 – Visión dada por Nuestro Señor Jesucristo a Luz de María mientras le compartía Su Dolorosísima Pasión
Madrugada del Jueves Santo…

Luz de María:
“Señor, humildemente te pido que ilumines con Tu Santo Espíritu mi mente y mi corazón, para que pueda comprender Tu Sacrificio Redentor y el sufrimiento que hoy compartes a tus almas víctimas que junto a Ti como expiadores de tantos pecados que no se quieren reconocer…
He visto a mi Señor caminado solitario por las calles de una ciudad orando, mirando los vestigios de Sus hijos que han dejado caer al suelo.
He visto a mi Señor por las playas y centros de diversión, por los bares y restaurantes mirando a Sus hijos…
Así le he visto mirar a quiénes, sacando de un bote de basura, buscan algo con que saciar el hambre que llevan dentro.
He visto a mi Señor entrando a los templos y contemplar a quienes se encuentran allí orando o haciéndole compañía y Me dice mi Señor…”
Jesús: «Hija amada, hija Mía, mira cómo se preparan los Míos para hacerme compañía. Entre las olas del mar, entre bares y música, bailando y festejando…

¿Qué festejan?
Mira amada Mía, cuántos de Mis hijos no posen alimento y otros poseen lo que no aprecian ya que es parte de su mundo. No les culpo ni reprocho, pero un pedazo de pan para los necesitados, un pedazo de pan para que sacien el hambre…
¿Qué cuidan con tanto celo?
El dinero será papel y deberán verlo irse en la basura al ser este minimizado por las guerras comerciales, por las guerras entre países, por las guerras hasta espirituales en donde a los Míos les prohibirán amarme y deberán hacerlo en silencio y a escondidas.
Aquellos que se encuentran en los templos los miro y los acojo con gran amor, porque Me hacen compañía y son de gran valor. Los acojo en Mi Casa con amor y predilección siempre que Me amen, pero Me amen de verdad. No deseo en Mis Templos a más Judas, es mejor que se queden en su casa.
Miro a tantos en Mis Templos que se encuentran en proceso de conversión y esto alivia Mi Corazón sufriente y me dicen: “amado Señor” y para Mí es un gozo.

Sabes amada Mía, cómo hacen más valiosas estos hijos Míos sus oraciones: salgan de Mis Templos y compartan, que de hambrientos están saturadas las calles, compartan el alimento con los más necesitados y pídanles que vuelvan a Mí, denles un Rosario y les enséñenles a orarlo.
Miro amada Mía, a tantos indigentes que indefensos en las calles no saben qué sucede y son blanco de torturas…
Miro a los niños indefensos ser maltratados y abusados…
¡Qué gran tragedia humana, qué gran tragedia humana!»

Luz de María: “Me muestra Nuestro Señor la guerra entre varios países, pero son tantos países que participan que los aviones sobrevuelan grandes ciudades, dejando caer sobre ellas bombas y a su paso los cadáveres son una escena dantesca. He visto vida y en un momento todo desaparece; sin vida; todo perece; sin vida; es algo terrible mirar hacia la Tierra. Algunos gobernantes son apresados y otros los veo fallecer. La humanidad es una gran locura.”
Jesús: «Aquí estoy amada Mía (me dice Nuestro Señor). He sido despojado de Mis bienes, Soy un Rey sin Reino, es Mi Cruz a la que Me aferro porque contiene cuando te he permitido mirar. Cada momento es una oportunidad de salvación que Mis hijos no deben desperdiciar».

Luz de María: “Me explica Nuestro Señor que deben seguirle con la cruz personal, ya que esa cruz es expiación y a la vez purificación y al final Resurrección. Me dice Nuestro Señor…:
Jesús: «¡Vengan, acompáñenme! y reparen por Mi Iglesia, deseo que siga siendo Mía, deseo que continúe abierta para ustedes, hijos Míos, pero llegará el momento en que sus puertas serán cerradas y ustedes para seguirme deberán seguirme en silencio y a escondidos, pero ahí Yo les esperaré».

Ave María Purísima,
sin pecado concebida
Ave María Purísima,
sin pecado concebida
Ave María Purísima,
sin pecado concebida
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."