¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(D3024) Haz la Señal de la Cruz y lee todo…
§1: Os amo como sólo un Dios puede ama
§2: Toda la santificación tiene lugar en la Tierra
§3: Dios es generoso, y os pido que sigáis Su ejemplo
§4: Amar es olvidarse de sí mismo

§1
«Mis queridos hijos, sois Míos, ¿lo sabéis realmente?
Os amo como sólo un Dios puede amar, va mucho más allá de la locura de amar, pero no es locura, es una eternidad de Amor.
Os quiero a todos para Mí, dándome la máxima prioridad en todo, como lo hacéis con el ser más querido de vuestro corazón; eso significa darme todos vuestros momentos, todas vuestras acciones para que sean hechas para agradarme, incluso las más insignificantes.
Así os prepararéis para lo que está por venir.
Quiero que estéis estrechados a Mi Corazón en todo momento y Yo, Dios, os estrecho a cada uno de vosotros muy particularmente, muy individualmente junto a Mi Sacratísimo Corazón; El que os creó por Amor y para teneros siempre Conmigo.
Soy vuestro, sed Míos, tal es el Amor que tengo por vosotros.
§2
Y ahora, hablemos de vosotros. Yo os creé tal como sois, cada uno diferente de los demás, de todos los demás, cada uno con vuestras cualidades; y si desgraciadamente también tenéis defectos, fueron muy desgraciadamente causados por las consecuencias del pecado original.

Este pecado original, tan lamentado por vuestros primeros padres, quitó a la humanidad la gracia santificante permanente que le había dado, porque esta gracia santificante desaparece con el pecado. Habían recibido tan grandes dones porque la tierra debía ser el camino para llegar al día y entrar después en la bienaventurada Eternidad.
Toda la santificación tiene lugar en la Tierra, lugar privilegiado para crecer en santidad, conocer a Dios y luego gozarle perfectamente en la inmensidad de la Eternidad bienaventurada.

Dios quiere que seáis santos; no tenéis alternativa a la santidad. Sin santidad, no podrás entrar en el Cielo por vuestra propia deficiencia.
La Tierra es el lugar de la santificación; no hay otro lugar para llegar allí.
El purgatorio es un lugar de satisfacción, de reparación, pero es la tierra la que hace a los santos.
Sed, pues, santos, amadme como Yo os amo, hacedme feliz amándoos los unos a los otros como Yo os he amado en la tierra y os amaré por toda la eternidad.
§3
Yo pasé haciendo el bien en la tierra; como Yo, haced el bien a vuestro alrededor. No me escatimé en la tierra; a menudo sucedía que estaba cansado por Mi incansable devoción, Mis vigilias, Mis ayunos, pues a menudo, Mis discípulos y Yo no teníamos suficiente para comer. Aceptábamos las comidas que se nos ofrecían, pero a menudo estábamos en la miseria y continuábamos nuestra misión.
Así os quiero a vosotros, Mis queridos amigos, Mis hijos, Mis discípulos, siempre dispuestos a servir dentro de los límites de vuestras posibilidades, porque no podéis dar lo que no tenéis. Pero lo que tenéis, si se pide, si se desea, si es necesario, dadlo como Yo lo he dado siempre. Dios es generoso, y os pido que sigáis Su ejemplo, que seáis también generosos.
También quiero que seáis fervientes, rezando a Dios por cada una de vuestras acciones, como yo mismo he querido hacer siempre la Voluntad de Mi Padre Celestial.

A menudo rezaba por la noche para estar en perfecta armonía con Él durante el día, y todo lo que Él me presentaba, yo lo hacía. Que Mi Voluntad sea Tu Voluntad», me decía Él, y yo consentía en Mi humanidad sin guardarme nada para Mí.
Estaba totalmente entregado a Él y así es como Yo, Dios, había creado a Adán y Eva: su alma mandaba a su cuerpo sin ninguna obstrucción, y su cuerpo se doblegaba a las necesidades de su alma.
Así que no tenían ninguna oposición corporal, alababan a Dios que les era accesible y en todo habían recibido el conocimiento infuso, sabiendo qué hacer, cómo hacerlo y por qué. Estaban completamente sumisos a la Voluntad Divina, contentos en Él y felices con todo lo que Él había planeado para ellos.

La comida no era una preocupación para ellos; tenían lo que necesitaban y nada más les preocupaba.
Amaban a Dios, hablaban con Él y se sometían a Él en todo. Eso es santidad y quiero que vosotros seáis así.
§4
Permaneced en Mí y Yo estaré en vosotros. Amadme porque Yo os amo y el Amor es un Amor recíproco. Abridme vuestro corazón para que Yo ponga allí el Mío y podáis amarme con el Amor que Yo os doy para que Me améis. En el Cielo, es así, Mi Amor enciende a todos Mis santos y ellos Me aman con Mi Amor por ellos.
Quiero hacer arder la tierra en este nuevo año especial, quiero que sea santo no solamente en el nombre «Año Santo», sino en realidad, por vuestro amor hacia Mí y por Mi Amor hacia vosotros, indefectible.
Amar es servir, amar es obedecer, amar es darse, amar es olvidarse de sí mismo.
Os he dado el ejemplo del Amor perfecto, del Amor sublime que tengo por Mi Padre Celestial y por ustedes, Mis criaturas, pero ya no Mis criaturas sino Mis Hijos, Mis Amigos, Mis muy queridos.
Os he establecido en Mi Amor por Mi Cruz y por los Sacramentos que he dejado a Mi Iglesia después de Mí. Usadlos, abusad de ellos, pero siempre con dignidad, obediencia a Mis Leyes es un gran amor.
Este es Mi mensaje en vísperas de este Año Santo 2025, que sea verdaderamente santo en vuestras almas y corazones, que os haga santos como Yo quiero que seáis y como Yo os daré la gracia de llegar a ser.
¡Santo Año 2025!

Que Dios os ayude, que os dé todas Sus gracias como debéis aceptarlas todas: gracias de santidad, de devoción, de bondad, a Mi Imagen y a Mi Semejanza.
Os bendigo, hijos Míos, en el Nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuestro Salvador, vuestro Redentor, vuestro Dios».
Fuente srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."