¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haz la señal de la cruz antes de leer y lee hasta el final…) – 27 de mayo de 2021

(DeepL Translator) “Cuando creé la tierra, el cielo y el universo, lo hice con amor perfecto. Amé Mi obra, quise que fuera bella y semejante al Cielo, el Hogar divino. Esta obra temporal fue creada sobre el modelo de lo invisible, de forma más pequeña, sensible y visual.
Creé el tiempo porque era necesario como introducción a lo divino, a la eternidad. El tiempo es inamovible en la creación, condiciona y supera las posibilidades del ser humano que nace, vive y llega al momento de su partida del mundo visible a través de él.
(El Paraíso…)
En el Cielo no hay tiempo, y aunque el santo puede actuar, moverse y crecer en conocimiento y perfección, es eterno. Todo lo que dice, hace y produce tiene lugar en un tiempo llamado ‘eterno presente’, pero que, sin embargo, permite un antes y un después. Este antes y después en el eterno presente es necesario, de lo contrario la eternidad sería estática, inmóvil, y Dios es el eterno Viviente.
Por eso actúa, vigila, recompensa a los buenos y, como no hay maldad en el Cielo, siempre está contento con los Suyos, alentándolos, guiándolos y recompensándolos. También crea porque es Creador y sus creaciones son como Él, infinitas.
- En el Cielo no hay más que felicidad, creatividad, bondad y admiración entre los propios santos y entre los santos y Dios. Son activos, leales, piadosos, fervientes y siempre devotos.
- El Cielo es un lugar como un estado, luminoso, bello, alegre y divino.
(El Purgatorio…)
El Purgatorio es diferente. Está destinado a desaparecer cuando desaparezca también la tierra, y fue concebido después del pecado original. No debería haber existido porque el hombre, creado en estado permanente de gracia santificante, no debería haber tenido que someterse a la purificación o satisfacción de los pecados después de abandonar la tierra.
Dios permitió este estado intermedio entre la tierra y el Paraíso por bondad y en previsión de la Redención.
(El limbo de los Justos…)
Antes del sufrimiento y muerte del Señor Jesús en la Cruz, el purgatorio tenía un relevo para las almas purificadas: debían esperar en el limbo de los Justos el momento en que pudieran seguir a Jesucristo al Paraíso.
Este limbo ha desaparecido desde entonces, y el purgatorio desaparecerá al final del mundo porque ya no será necesario, al haber alcanzado Dios el fin que tenía en mente cuando creó la tierra y los cielos, el firmamento y el universo.
El limbo de los Justos era necesario, pero en cuanto pudieron abandonarlo para seguir al Señor al Cielo y al paraíso, su necesidad dejó de estar justificada y desapareció, existiendo sólo en el recuerdo de los Justos que allí descansaron.
(El limbo de los paganos…)
- ¿Qué será del otro limbo, el de los seres que no tienen ni pecado ni gracia santificante y que, por tanto, no pueden tener parte con el Señor Dios?
Estos seres entran en la misma categoría que los paganos de buena voluntad que, al no haber conocido a Dios, pueden haberse comportado con bondad y generosidad naturales.
Pero la palabra de Jesucristo es infalible:
‘Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día’ (Jn 6, 53-54);
y también:
‘El que no honra al Hijo no honra al Padre que le ha enviado’ (Jn 5, 23);
y más adelante:
‘Si me conocierais a Mí, también conoceríais a mi Padre’ (Jn 8, 19);
- Por tanto, es necesario conocer al Señor Jesús y, para ir al Cielo, es necesario recibir dignamente la Eucaristía.
- Los que son buenos, pero no están bautizados y no son creyentes en el Señor Jesucristo, no tienen Vida en ellos. Los que han recibido el bautismo (el sacramento, bautismo de deseo o bautismo de sangre) y que han mostrado su fe en Dios, Padre Hijo y Espíritu Santo, recibirán la gracia de la Vida eterna.
- Los demás, los que no han recibido esta gracia, recibirán ciertamente la Misericordia de Dios, porque Dios es Misericordioso y Sus planes para cada persona son infinitamente buenos, infinitamente amorosos e infinitamente justos.
No debemos dudar de la perfección del Amor divino, y si el Señor aún no nos ha revelado este misterio, Él sabe lo que hace y por qué lo hace. Su Caridad, Su Bondad, Su Amor, Su Misericordia y Su Justicia son perfectas y nunca están en conflicto entre sí.
Confiemos, pues, en Su Omnipotencia, que supera infinitamente los defectos, las imperfecciones y la ignorancia de los hombres.
Que los cristianos, aquellos que creen en Él, que confían en Él y que se alimentan de la Sagrada Eucaristía, recen por todos aquellos que no tienen esta gracia y que, por este mismo hecho, están espiritualmente impedidos.
(El Infierno…)
Y, por último, están las tinieblas del infierno, donde van e irán todos los que han rechazado a Dios, Padre Hijo y Espíritu Santo, y todos los demás que no son creyentes, pero cuyos corazones y almas Dios conoce y que no son Suyos. Que la Paz y el Amor de Dios estén con vosotros, hijos Míos.
- Sed devotos y fervorosos porque los tibios y los impíos no son Míos.
Yo os bendigo y os amo.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."