¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
13 de marzo de 1998 – Mensaje de la Santísima Virgen María
En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo + Amén.

(DeepL Translator) “Hijo Mío de Predilección (al vidente Henri – Francia) en los últimos días surgirá la gran apostasía que aniquilará a un gran número de Mis Hijos.
Las calles se convertirán en un inmenso río de sangre. Los cuerpos de las víctimas inocentes serán privados de sepultura. Amontonados, serán quemados o incluso dados de comer a los animales. La Autoridad Eclesiástica se opone a Mi Mensaje.
He venido a advertirles del peligro inminente. Las señales de advertencia dadas por Mis muchas Profecías no son suficientes para abrir los ojos del clero. Las Lágrimas de Sangre y Aceite que he derramado no han iluminado las conciencias.
Una vez eliminada la Presencia Real, tabernáculos, crucifijos y estatuas serán colocados a los pies de las Iglesias. Desnudos, se pudrirán bajo el polvo, olvidados e indiferentes. Mi Hijo Jesús será arrancado de los corazones, de las iglesias, de las escuelas, de los hogares y de los lugares públicos. Mis Hijos sufrirán un martirio cruel, forzados por la fuerza, el tormento y la intimidación a negar a Mi Hijo Jesús.
Habiendo descartado todo el espíritu denominacional del cristianismo en el mundo, los gobiernos fomentarán este tiempo de disensión. Sólo reinará la tiranía. Francia se ha vuelto incrédula e irreligiosa. Al entregarse a la bestia, ha paganizado todas sus instituciones y debilitado sus fundamentos.
Mi Pequeño Remanente, advertido de antemano, se esconderá entonces en las catacumbas para rezar, practicar la piedad y recibir los Sacramentos.
Los sacerdotes más devotos de Mi Inmaculado Corazón serán arrestados y asesinados. Algunos de ellos serán quemados en la hoguera como ejemplo, ante los ojos asustados de los encadenados.
Las puertas de los conventos serán forzadas a abrirse. La integridad de las monjas será mancillada y algunas serán ahorcadas; incluso las mujeres en el hogar sufrirán atrocidades. Milicias armadas entrarán en las casas y buscarán objetos devocionales y sacramentales.
Las familias serán molestadas, separadas y clasificadas según su culto, esperando el final que les estará reservado. Muchos de Mis Hijos serán denunciados y entregados, y tras terribles maltratos conocerán el famélico castigo de la muerte por haberse negado a retractarse de la fe cristiana. Muchas iglesias serán destruidas.
El Santo Nombre de Mi Divino Hijo será despreciado y blasfemado. Crucifijos, ornamentos litúrgicos, Misales y Sagradas Escrituras arderán en un gran fuego alrededor del cual bailarán los profanadores.
Los Vasos Sagrados serán arrojados a los ríos o utilizados como simples vasos para beber. Las Sagradas Hostias que aún permanezcan en los Copones y Custodias de Mis Santos Sacerdotes serán profanadas, clavadas en la pared o incluso pisoteadas. El Santísimo Sacramento del Altar será presa del furor y del desafecto.
Los Sagrados Altares y Reliquias vilipendiados e indignos de respeto desaparecerán en el frenesí.
El Culto Mariano será desollado. Los más fervorosos serán adoctrinados por tumultuosas herejías.
Los dogmas serán presentados como falsos y el rezo del Santísimo Rosario será prohibido. Mis Santas Apariciones serán escarnecidas; muchos de Mis Hijos caerán por el desaliento y los golpes violentos.
El islamismo político y religioso alcanzará su apogeo en todo el mundo, pero también en Francia. Maltratados y torturados, muchos cristianos tendrán que abandonar su Fe para seguir con vida.
El islamismo opresor se impondrá como una religión absoluta e imperiosa de la que nadie podrá escapar. Los reclutas más jóvenes que hayan cedido a la presión tomarán las armas y ejecutarán a sus seres queridos.
Hijos Míos, os pido que tengáis cuidado, que seáis prudentes, pero sobre todo que estéis preparados. Preservad vuestra fe garantizándoos un refugio seguro donde podáis retiraros discretamente, reunid los preparativos necesarios y pedid a un sacerdote que los bendiga.
Con este Mensaje, deseo protegeros de un gran peligro que asolará a la humanidad durante el siglo XXI.
Será la persecución más dura que haya tenido que soportar la Iglesia desde los emperadores Diocleciano y Nerón. […]”

En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo + Amén.








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."