¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa…) – 18 de mayo de 2023
(Es importante ofrecer momentos del día a Dios…)
(DeepL Translator) “Sois Míos, es decir, os quiero para Mi Cielo y para estar con vosotros eternamente. Ustedes también lo desean, pero a menudo es un deseo piadoso: ¡se dejan absorber por tantas cosas inútiles!
A menudo os dejáis absorber por tal o cual actividad que ciertamente tiene su razón de ser, pero a menudo os absorbe tanto que os olvidáis de Mí. Podrías tan fácilmente levantar los ojos al cielo, aunque sólo fuera por un momento, igual que miras a un ser querido mientras trabajas. No te molesta mirarle un momento, le sonríes y vuelves a tu trabajo.
(Dios está siempre con nosotros…)
Haz lo mismo por Mí, levanta la cabeza un momento para contemplarme, ya sea en un relato del Evangelio, o en la Cruz, o en la Sagrada Eucaristía. Piensa en Mí todo el día, estás en Mi compañía porque Yo estoy contigo.
(Damos alegría a Dios…)
Que Dios te bendiga, porque Él se alegra de tus pequeñas interrupciones para ofrecerme tu trabajo, tus pensamientos, tus cálculos, tus dificultades. Sí, estoy a tu lado y soy tu Amado.
(Caridad, diligencia, agradecimiento…)
Cuando estaba en la tierra, también tenía Mi trabajo de carpintero con Mi padre José y después de él, solo, porque teníamos que mantener la vida cotidiana, la de Mi Madre, la Mía, y dar servicio a todos los que nos hacían conocer sus necesidades. A Mi Madre y a Mí nos gustaba servir, porque sabíamos que Dios amaba a todas sus criaturas; entonces, ¡cómo no dirigirnos a ellas y servirlas! Algunos daban las gracias, otros no, y todos sus pensamientos, no siempre positivos, no alteraban nuestra caridad.
(Caridad y prudencia…)
Mi Madre tenía siempre mucho interés en privarse, incluso de lo necesario, y a veces yo tenía que poner freno a su diligencia. Sí, hay que ser caritativo, pero en todo hay un límite hasta donde se debe llegar, y Mi Madre, sin pecado, se hubiera entregado totalmente, si Dios no le hubiera reservado algunas necesidades. La frenaba cuando Dios quería frenarla, y Ella comprendía la necesidad de preservar lo necesario, porque de ello dependía nuestra propia vida. Era generosa y generosa, pero nunca frívola.
(El trabajo del hombre y la Providencia divina…)
La vida en la tierra exige trabajo, y la penitencia del hombre desde el pecado original ha sido trabajar con inteligencia, conciencia, rectitud y voluntad. Los hombres a quienes les resulta fácil trabajar reciben esta facilidad de la Divina Providencia, y no deben enorgullecerse de ello. Otros no, pero ésa es su suerte.
La naturaleza, disminuida por la culpa original, se ha vuelto profundamente desigual, reacciona al sol, a la lluvia, al frío o al calor, y todo lo que produce es con la gracia de Dios.
Desde tiempos inmemoriales ha habido períodos desiguales, y la gente se ha contentado con ellos. Han vivido, bien o no tan bien, con dificultades debidas a muchos factores personales o ajenos a ellos mismos, y entonces algunos han parecido salir adelante más fácilmente que otros.
(Ofrecer a Dios alegrías, penas y fracasos…)
Dios sabe todo esto y Yo, como Hijo del Hombre, he experimentado estas exigencias materiales. Mi Madre también las experimentó y ambos, con José, ofrecimos a Dios nuestras dificultades, nuestro cansancio, y a menudo también la falta de resultados a pesar de los verdaderos esfuerzos.
Cuando dejé Mi vida de trabajo para comenzar Mi vida pública, encontré las mismas dificultades.
La naturaleza humana herida se entusiasma fácilmente, pero es cambiante, y a menudo los fieles decepcionados se retiraban cuando Mis Palabras les instaban a dejar sus hábitos. Yo les hablaba, pero pasar de las palabras a los hechos era a menudo difícil. Más tarde, la cólera de los dignatarios, sacerdotes, escribas, fariseos y levitas, hizo mella en ellos y muchos se retiraron del seguimiento de Mis fieles por miedo al qué dirán.
(Discernir y seguir a los verdaderos pastores…)
Lo mismo sucede hoy. La masa de los fieles sigue a sus sacerdotes, a sus obispos y a las autoridades de la Iglesia, pero si éstos yerran como lo hicieron en Mi tiempo, la masa continúa siguiéndolos y se extravía con ellos.
(Escuchar con atención…)
Hijos Míos, os he dicho tantas buenas palabras, os he explicado lo que sucede en vuestro tiempo, en vuestro tiempo presente, pero hay tantos que no comprenden o que Me leen superficialmente.
(Escuchar las voces en el desierto y prepararse: mantenerse en estado de gracia…)
Leed Mis palabras, escuchad algunas voces solitarias en la Iglesia que os advierten de la pendiente resbaladiza en la que se precipita la humanidad; ¡son voces de autoridad, aunque tan poco numerosas! Escuchadlas, Yo las elevo para que sean una voz en el desierto, pero sois tan pocos los que las escucháis, ¡sed uno de esos pocos!
Yo os bendigo, Yo os amo, Yo os guío, ¡y tomad el único camino en el que estoy!
Vuestro Señor y vuestro Dios.”
Fuente: srbeghe.blog








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."