¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
(DeepL Translator) 5 de julio de 2023 – El mundo ha entrado en el tiempo del Aviso
“Hija Mía, vengo a ti ahora con gran urgencia porque el mundo ha entrado en el tiempo del Aviso. No hablo del tiempo de mi visitación, más bien este es un tiempo de advertencia que marcará el comienzo del tiempo en que toda la humanidad será puesta de rodillas para ver su alma como Yo la veo. Hija mía, aquellos que no reconozcan este tiempo -cuando el mal está tratando de elevarse y al mismo tiempo está siendo traspasado por la luz de la verdad- se encontrarán como las vírgenes necias. Digo a mis hijos con gran urgencia que es hora de arrepentirse. Es hora de reconocer la hora en que vivís. Soy un Dios de repetición.
La humanidad debe apartarse del mal y defender la verdad. Los que se aparten por ignorancia serán como los que no hicieron caso de las advertencias de Noé. Digo a mi pueblo: defiende y protege a mis pequeños. Como he advertido antes, la sangre de los inocentes está sobre el mundo porque demasiados han fallado en defenderlos y protegerlos.
- Ay de aquellos que buscan dañar a mis hijos en su lujuria pecaminosa.
- Ay de aquellos que buscan manipular mi creación, mi plan.
Es tiempo, hijos míos, de venir a la fuente de mi Misericordia. Aquellos que no vengan y busquen el océano de mi misericordia llegarán al puerto de mi justicia. Volveos, apartaos de las tinieblas y buscad la luz, porque yo soy Jesús y mi Misericordia y mi Justicia prevalecerán.”
20 de julio de 2023 – Ya no puedo contener la Justa Mano de mi Padre
“Hija mía, toda curación viene a través de la Eucaristía. Cuando mis hijos me reciben y se postran ante Mí en adoración, son envueltos en el Manto de mi Amor. Los que se entregan a la Divina Voluntad y confían en mi Misericordia, verán que ningún mal puede penetrar en ella.
Hija mía, en este mundo falta amor. Demasiados se niegan a amar a los demás por miedo al rechazo, sin embargo, te digo que yo soy el mayor receptor de rechazo, pues yo soy Jesús.
Este mundo se desmorona y muchos empiezan a reconocer el mal que tienen delante. Yo advierto a mis hijos, no caigan en las promesas de satanás, porque su trampa es una de oscuridad eterna con consecuencias eternas. Venid a vivir en mi luz y abrazad la única fuente de paz porque yo soy el Príncipe de la Paz. Dejad que los malvados tropiecen en su propia maldad, porque os digo que todas las mentiras conducen a la verdad. Es hora de que mis hijos vivan el Mensaje del Evangelio, porque vuestro tiempo en el Apocalipsis ha llegado. La línea divisoria ha sido trazada y los tibios no obtienen su recompensa eterna. Uno no puede avanzar verdaderamente si siempre está mirando hacia atrás por miedo. Aquellos que hablan de que están preparados para que esta tierra se sacuda y tiemble, carecen de la fe necesaria para entregarse por completo a la Divina Providencia.
La humanidad trata de apartarme de todo, pero yo os digo que el mundo no puede existir sin mi presencia. Cada fuente que permite vivir a mi pueblo contiene mi Imagen y Semejanza. Aquellos que me niegan y buscan alterar mi creación, mi plan, han sellado su juicio.
Hija mía, suplico a la humanidad que despierte a esta hora, pues ya no puedo contener la Justa Mano de mi Padre. Las ofensas contra mis pequeños han sumido al mundo en una gran oscuridad.
Digo a mis hijos que miren en el horizonte porque la hora del gran Aviso está a las puertas de todos. La hora en que toda la tierra se oscurecerá y la única luz será aquella con la que yo llego. Los sordos, los ciegos, los cojos, porque no habrá restricción de mi luz penetrando en las almas de mi pueblo. Todo en la tierra se detendrá porque incluso las criaturas más pequeñas reconocerán el momento de mi visita. El viento se calmará, el océano no tendrá olas y el silencio se apoderará de la humanidad. Estad en guardia, hijos míos, y no os distraigáis con los caminos del mundo, porque yo soy Jesús y mi Misericordia y mi Justicia prevalecerán.”
Fuente: Word from Jesus








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."