¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Septiembre 01 2021 – Llamado de María Santificadora a Los Pastores del hogar. Mensaje a Enoch.
¡Pastores del hogar, vosotros sois responsables ante Dios, por la pérdida de vuestros hogares!
“Mis Amados Hijitos, la Paz de mi Señor esté con todos vosotros.
Pequeñitos, congregaos en torno a vuestra Madre y recemos juntos mi Santo Rosario, pidiendo al Padre Celestial por la salvación de los pecadores del mundo entero. Hijitos, los pecados y la maldad de esta humanidad de estos últimos tiempos, hace llorar al Cielo. Miles de almas se pierden diariamente por el alejamiento de Dios y por el modernismo de este mundo, que está acabando con la fe y temor de Dios.
Los afanes y preocupaciones mundanos y el deseo de tener y poseer, están absorbiendo a la humanidad; la falta de oración, el no cumplimiento de los Preceptos Divinos, la soberbia, el materialismo, la falta de caridad y la búsqueda desesperada del dios dinero, está llevando a los hombres de estos últimos tiempos a perder los valores morales, sociales y espirituales. El Espíritu de Dios está siendo desplazado por los dioses mundanos.
Muchos hogares y familias hoy van a la deriva por la falta de compromiso de muchos padres para con Dios y sus hijos. Mis niños se están perdiendo por el modernismo y por el dios de la tecnología, que se está robando los espacios de oración y diálogo en los hogares; la inmensa mayoría de los pastores del hogar, hoy andan más preocupados por satisfacer las necesidades materiales de sus hijos y de sus hogares, que de dar amor; están descuidando la orientación y educación moral y espiritual de sus familias, por ir en busca del dios dinero. Son contados los hogares y las familias, donde se ora y se dialoga, donde se saca tiempo para escuchar a los hijos y conocer sus necesidades y preocupaciones.
Los Mandamientos de la Ley de Dios, hoy son materia olvidada en el corazón de muchas familias, a diario son quebrantados porque en los hogares los padres de familia se olvidaron de evangelizar con ellos. No olvidéis que la decadencia de las sociedades, tiene como origen la familia, porque es la familia la primera sociedad creada por Dios, de donde nacen las demás sociedades. No sabéis cuánta tristeza siento mis pequeños, al ver la destrucción de muchas familias, por la falta de Dios en tantos hogares y por la falta de amor y compromiso de tantos padres de familia para con sus hijos.
Mi adversario con sus espíritus de división, desamor y rechazo, está destruyendo muchos hogares; hogares donde el Espíritu de Dios ha sido desplazado por los dioses de este mundo, es hogar que mi adversario destruirá. Os digo mis pequeños, hogar donde no se ore ni se consagre a Nuestros Dos Corazones, será hogar que se perderá cuando se desaten los días de la gran tribulación. ¡Pastores del hogar, vosotros sois responsables ante Dios, por la pérdida de vuestros hogares! ¿Qué estáis esperando para enderezar el rumbo de vuestras familias? ¡Retomad la enseñanza y cumplimiento de los Preceptos Divinos; destinad espacio para el diálogo y la oración en vuestros hogares; consagradlos a Nuestros Dos Corazones y no soltéis el rezo de mi Santo Rosario, para que el Espíritu de Dios vuelva a morar en ellos! Acordaos: Los días de Justicia Divina están comenzando y si en vuestros hogares no está Dios, será el espíritu del mal quien se apodere de vosotros y vuestras familias y ya no habrá marcha atrás.
Que la Paz de mi Señor, os acompañe siempre y mi Protección Maternal, os libre de todo mal.
Vuestra Madre, María Santificadora.
Dad hijitos a conocer los mensajes de salvación y mis siete Avemarías, al mundo entero.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."