
(M18M30-25) – Extractos de Mensajes del Cielo a Valentina, Australia
1. Ven a Mi Cenáculo
2. Frutos podridos en la Iglesia
3. No estoy en el Cenáculo durante la Misa corta
§1
1. Ven a Mi Cenáculo
Valentina: “Hoy, durante la Santa Misa, nuestro Señor Jesús dijo:
«Ven a Mi Cenáculo y mira cómo sufro. Ven a consolarme y mira cómo sufro por esta humanidad. Muchos sacerdotes no son fieles a Mí. Ni siquiera piensan en Mí manifestándome durante la Santa Misa.
Qué triste Soy, que irrumpo en la nada para salvar a la humanidad, y sin embargo no se dan por enterados. Los sacerdotes guardan silencio, no piden a la gente que se arrepienta, que se confiese. La gente sigue viviendo sus vidas pecaminosamente, y eso Me ofende tanto».
Arrodillada ante nuestro Señor Jesús, veo cómo se entrega por completo: todo el poder, toda la energía sale de nuestro Señor para redimirnos. Realmente se entrega totalmente por nosotros, por nuestra salvación.
Mientras veía sufrir a nuestro Señor, dije:
«Señor, ver cómo sufres me perturba mucho. (Pregunté) Señor, ¿haces eso en todas las Iglesias, en todas las Misas?»
Jesús: «Sí, en todas las Iglesias».
Aunque Nuestro Señor Jesús esté glorioso en el Cielo, su Crucifixión sigue eternamente presente en los Altares cada vez que se celebra la Santa Misa – para la expiación y el perdón de nuestros pecados, y para nuestra redención. De lo contrario, si nuestro Señor no hiciera eso, no seríamos perdonados. Después de que Nuestro Señor se agota por completo, lenta, lentamente, vuelve su energía. Así fue en el Sepulcro. Recuperó Su energía y volvió vivo, nuestro Dios Verdadero, nuestro Dios Vivo.”
§2
2. Frutos podridos en la Iglesia
Valentina: “Hoy, durante la Santa Misa, antes de la distribución de la Sagrada Comunión, Nuestro Señor dijo:
«Permanece de rodillas todo el tiempo que puedes».
De repente, el Señor dijo:
«Valentina, hija Mía, mira a tu alrededor».
Hice lo que me dijo el Señor y miré a la gente que estaba en la Iglesia.
Jesús: «¿Qué ves?»
Valentina: «Gente».
Jesús: «Frutos podridos»
Valentina: «A mí me parecen que están bien».
Dije (eso) pensando que todos son humildes y todos aman a Dios – por eso vienen a la Iglesia.
Jesús: «¡Yo los llamo uvas podridas! No son dignos de venir a Mi Santa Mesa y recibirme sin arrepentirse.
Sabe cuánto sufro cada vez que vienen y se acercan a Mí en Mi Santa Mesa y Yo Me hago pequeño – Mi Cuerpo se encoge en la nada para venir a alimentarlos y darles vida, ¡pero Me reciben impenitentes e indignos! Eso les afecta, no durante su vida, sino después cuando mueran, tendrán muchas consecuencias porque Me recibieron indignamente.
Y no hay nadie que se lo diga. Siguen haciéndolo. Tienes que hablar, Valentina. ¡Habla! ¡No te quedes callada! Ellos deben saber. La gente debe arrepentirse de sus pecados. PECADO es la palabra clave de todo».
Después de la Santa Misa, me acerqué al sacerdote y le conté lo que Nuestro Señor acababa de decirme sobre la necesidad del arrepentimiento. Le sugerí amablemente que dijera algo durante sus homilías: que hablara despacio del arrepentimiento y de cómo nuestro Señor está profundamente ofendido.”
§3
3. No estoy en el Cenáculo durante la Misa corta
Valentina: “Hoy, durante la Santa Misa, Nuestro Señor Jesús me habló de la Santa Misa que se celebra diariamente de lunes a viernes en mi Iglesia. Esta Misa suele tener una duración mucho más corta que las Misas de fin de semana.
Jesús: «Yo no estoy en el Cenáculo durante la Misa corta, pero estoy presente en el Altar. Cuando el Sacerdote Me eleva, quisiera que Me sostuviera más tiempo para darme la oportunidad de bajar del Cielo».
Fuente: Valentina Sydney seer