
(A925) Extractos de Mensajes del Cielo a Christine, Francia
§1. ¡Lloro por este futuro de la humanidad!
§2. Hijos, volved a la razón, volved al amor
§3. ¿Hasta cuándo pondréis a prueba a vuestro Salvador y a vuestro Dios?
§4. Pero sabed que siempre habrá lucha. Pregate senza sosta. Orad sin cesar
§1
El Señor: “Yo soy el que habla en el desierto que son los corazones de los hombres, pues tan pocos escuchan Mis palabras y atienden Mis advertencias. ¡Estoy hablando en un desierto y se acercan los tiempos de la gran Tribulación! Tan pocos, tan pocos escuchan Mis palabras, tan pocos vienen a Mi Presencia. ¡Lloro por este futuro de la humanidad!
Hijos Míos, os imploro que despertéis vuestros corazones. La gran Tribulación se acerca, está ahí, a vuestras puertas, y vuestros corazones permanecen sordos y cerrados. Continuáis con vuestras fiestas, continuáis con vuestras locuras asesinas, siempre acusáis a los demás y no miráis la viga en vuestro propio ojo. Vivís en el reino de la mentira, y la mentira ha invadido vuestros hogares.
¿Habrá un día después para vosotros?
Mis ojos se secan ante vuestros corazones cerrados. Seguís por caminos erróneos y siempre estáis acusando a vuestro prójimo, pero os negáis a mirar la viga en vuestro propio ojo y a hacer penitencia.
Así que la penitencia os llegará en un mundo de caos, y tendrá lugar la gran deriva. La noche que ha invadido vuestras tierras invadirá también vuestros hogares y todos navegaréis en la oscuridad, las tinieblas tomarán posesión de vuestros hogares.
¡Cuántas lágrimas he derramado ya, cuántas súplicas os he hecho!
Os he advertido, pero tan pocos, demasiado pocos, han venido a Mi lado para leer y escuchar Mi Palabra. Os he enseñado, ¡pero habéis dado la espalda a Mi Palabra de Verdad y habéis preferido el brío del Diablo que os arrastra a las Tinieblas!
¿Despertará alguno de vosotros?
¡Estáis atrapados en los pasos de Satanás! Incluso a aquellos a quienes guío, ¡debo llamarlos al orden! Oración y penitencia, penitencia, hijos Míos.
§2
El sufrimiento no faltará de enseñar y vosotros vais a sufrir por todas vuestras negaciones que os están trayendo la guerra. Debido a vuestra falta de fe, los corazones están en guerra unos con otros. No habéis escuchado Mi Palabra de Verdad y os habéis dejado llevar por el camino de la soberbia que os está llevando a la catástrofe.
Hijos, ¡la guerra llama a la guerra y el amor llama al amor! Pero el hombre de estos tiempos que no mira más que a sí mismo, está sumido en su propio orgullo y sigue las huellas del Adversario. Satanás lo engaña y el hombre se deja engañar porque el orgullo le miente.
Hijos, volved a la razón, volved al amor, y el amor dará fruto. El amor siempre da fruto, pero el orgullo en el hombre lo aleja.
¿Y quién es el orgullo sino Satanás?
Hombres, ¡bastaos de sacrilegios! ¡Despertad de la sordera de vuestro orgullo desmedido!
Si no enmendáis vuestros caminos, haré descender sobre vosotros el gran Juicio y habrá llanto y crujir de dientes.
¿Permitiré que os destruyáis a vosotros mismos?
Estáis en vísperas, en vísperas mismas de grandes tribulaciones cuyas consecuencias no podéis medir, y no medís. La destrucción es inminente, ¡pero estáis jugando con fuego y Satanás está avivando la llama! Enmendaros, rezad, entrad en razón o la destrucción se apoderará de vosotros y ¿qué quedará de vosotros?
§3
Os he traído Mi Corazón, os he traído Mi Vida, la Vida de Dios, y todavía os creéis por encima de Mí, vuestro Creador. ¡Oh soberbia desmesurada del Adversario que humea vuestros corazones y vuestras conciencias, soberbia que sólo goza de la destrucción!
¿Hasta cuándo pondréis a prueba a vuestro Salvador y a vuestro Dios?
¡Volved a la razón! El amor y la razón son una misma cosa, el amor y la razón se combinan para devolver la paz a nuestros corazones. No llevéis en alto la antorcha de la rebelión, sino abrid de par en par vuestros corazones a la Vida que Yo soy, y el poder del orgullo no podrá penetrar en vuestros hogares para traer la contienda y la guerra. ¡Abrid vuestros corazones, hijos! ¡El corazón tiene mil razones para amar! La guerra engendra guerra y el amor engendra amor.
¿Qué poseéis, hombres, que ni siquiera conocéis el fin de vuestros días?
Pero estáis llenos de vosotros mismos y el orgullo engendra orgullo, la batalla engendra batalla, la guerra entra en vuestros corazones para hacer estragos.
Detened la carnicería antes de que ponga fin a vuestros días y entrad en razón, en la razón del amor que da frutos de paz centuplicados. Espero de vosotros, de cada uno de vosotros, que deis la vuelta a vuestros corazones. Os llamo al amor, Yo que soy el Amor.
Detened vuestras guerras, detened vuestras divisiones o pondré fin a esta humanidad vacilante y perversa que ha perdido el sentido de la razón, la razón del amor que es la única que da vida y hace florecer los corazones.
§4
[…] Hijos, junto a vosotros estoy, en vosotros estoy. Yo soy quien seguirá Mis pasos, si estáis dispuestos a seguirme y a escuchar Mis mandamientos, que son sólo amor y verdad. Entrad en Mis atrios, hijos, y viviréis. Entrad en Mis atrios y haré de vosotros la sal de la Tierra, y la Tierra volverá a encontrar fervor y alegría, y el mal no podrá vencer.
Pero sabed que siempre habrá lucha. Sin embargo, Yo soy el Bien Supremo y Yo soy la Victoria del Amor sobre el mal. Tened confianza, traedme vuestras vidas, orad y orad sin cesar. Orar sin cesar es estar siempre a Mi lado, caminar constantemente tras Mis huellas, conversar constantemente Conmigo -el diálogo interior, hijos- ¡Yo que estoy con vosotros siempre e incesantemente y que os acompaño! Yo estoy en todos, Yo soy la Morada eterna, la Morada del Amor que en vuestros corazones vibra con Mi Palabra de Vida y Verdad.
[…] Id en paz, hijos Míos, y orad, orad sin cesar. Orar sin cesar es habitar en Mí, en diálogo Conmigo sin cesar, como Yo habito en vosotros continuamente.
Velad, orad, amad, el amor trae la paz. La discordia, la guerra entra en un corazón que no lleva la paz en su interior, sino que lleva la voz del mundo, la del orgullo, la discordia, ¡la conquista del poder! ¿Pero qué poder, hijos míos, sino el del Divisor?
Yo Soy. Conmigo, venid y todos daréis el fruto de la Vida que es paz, amor, abnegación y donación. ¡Que Mi Paz sea vuestra paz!
Entrad en Mis atrios (iglesias), hijos, y viviréis.”
Fuente: Messages du Ciel à Christine