¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Nuestra Madre Santísima nos comparte a través de Luz de María una nueva revelación en la cual nos permite comprender el gran misterio de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo
24 DE DICIEMBRE DEL 2017
Recordar que sin amor nada somos
Amadísima hija Mía, el que Mi Hijo naciera en tan humildes condiciones no fue una casualidad, sino la disposición del Padre Eterno para que desde el primer instante la Humanidad comprendiera que para adentrarse en la vida espiritual y acoger las enseñanzas de Mi Hijo deben desatar todo aquello que les mantiene atados a las falsas creencias personales, al ego que permanece fuerte en el hombre, a la necedad humana y humildemente mirarse a sí mismo y reconocer lo que es y cómo es, lo que debe dejar y lo que debe tomar para unificarse a Mi Hijo.
Les solicito que cada día sea como este, en que el hombre de Dios reconoce que el Amor debe prevalecer en la vida y recordar que sin amor nada somos (Cfr. 1 Cor. 13).
Nosotros no viajábamos solos, sino en compañía de los protectores que Dios Padre envió para que nos acompañasen en el camino y antes de entrar en ese establo, los Ángeles ya se encontraban allí, alegres, esperaban nuestra entrada.
EL ESTABLO, ESE HUMILDE LUGAR, ERA EL GRAN PALACIO EN DONDE DEBÍA NACER EL HIJO DE DIOS.
Los Ángeles de Dios Padre se hicieron visibles a nuestras miradas y José, admirado ante tanta grandeza, comprendió que más que un palacio nos encontrábamos en el lugar más hermoso que podía existir en la Tierra. Nos apresuramos a limpiar el lugar y los Ángeles de Dios ayudaron a Mi esposo José, y el lugar, con impecable limpieza, fue dispuesto para el nacimiento de Mi Hijo, que previamente se Me había anunciado.
Los Ángeles perfumaron con aromas celestiales tan gran palacio. Yo había sido anunciada del nacimiento y absorta en Mi Vientre, en donde el Amor Divino llegaría a la Humanidad, penetraba en tan insondable Misterio.
El frío de la noche hizo que presuroso, Mi esposo José encendiera el fuego y Yo le pedí que descansara y José, entrando en sueño que fue un éxtasis, miró cuanto sucedía con el Divino nacimiento.
Yo fui llevada por sobre lo creado y fui llena de mayores portentos que llenaban Mi Corazón, Mi Mente, Mi Pensamiento, Mi Razón, Mi Alma y Mi Espíritu para acoger “Sagrados Misterios” que no se me habían revelado antes.
Fui llevada en profundo Éxtasis Divino hasta mirar el Rostro de Dios y fui colmada de Ciencia Divina, de Prudencia, de Esperanza Divina, de Amor y Comprensión Divina…
Postrada ante el Padre Eterno recibí Su gran bendición y tan Altísima Majestad Me tomó las Manos y recibí toda la instrucción para la crianza de Quien llegaría a ser el Salvador de la Humanidad.
Mi rostro irradiaba la Luz Divina que el Padre reflejaba en Mí, consciente de cuanto sucedía, en pleno uso de Mis Sentidos, Me miraba transformada ante tan Insondable Presencia.
En instantes sentí en Mi vientre a Mi Niño moviéndose con fuerza, ya preparado para nacer y arrobada por el Espíritu Divino, miré que fue liberando de ese claustro a Dios hecho Hombre, sin dolor alguno.
El Amor de Mis entrañas se unificó con el Espíritu Divino y en una total donación, no oponiendo resistencia alguna a la Voluntad Divina, con absoluta disposición y siendo como el cristal a la luz, nació el “Unigénito del Padre”, por Obra y Gracia del Espíritu Santo (Cfr. Mt. 1, 18c), conservando Mi Estado Virginal, todo fue un Milagro de Amor.
Miré a San Miguel y a San Rafael y ellos adoraban a Mi Niño, transfigurado, más hermoso y refulgente que el sol. Su Piel, limpia totalmente, irradiaba tal Pureza, que salía del lugar la Luz de Su Divino Cuerpo. Me fue entregado Mi Niño por Manos de San Miguel y San Gabriel, y en ese instante, un Coloquio Divino sucedió entre los dos: MI HIJO Y YO NOS FUSIONAMOS Y ÉL COMO AMOR VERDADERO Y YO COMO SU MADRE LE EXPRESÉ: MI AMADO PARA MÍ Y YO PARA MI AMADO… (Cfr. Cant. 2,16).
ENTRAMOS EN UN ÍNTIMO COLOQUIO, Y CON TODA MI TERNURA MATERNAL, MIRANDO ESOS OJOS BENDITOS, LE AME EN LA VOLUNTAD DIVINA DESDE EL PESEBRE HASTA LA CRUZ.
Saliendo de ese estado, llame a José y él mirando al Niño, derramaba lágrimas que corrían por sus mejillas, al que tanto esperaba estaba allí, lo entregué en sus brazos y en total reverencia lo amo con amor eterno.
LLEGARON LOS HUMILDES A ADORAR A MI HIJO PORQUE DE LOS HUMILDES ES EL REINO.
Mamá María.”
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."